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24 de marzo de 2024, 4:00 AM
24 de marzo de 2024, 4:00 AM

Ricardo Román


En Noviembre de 2022 apareció ChatGPT de la empresa OpenAI, la Inteligencia Artificial (I.A.) Generativa que permite crear textos de nivel experto en temas tan diversos como literatura, historia, derecho o economía, sorprendiendo a todo el mundo y escalando en semanas hasta mil millones de usuarios, desatando una vertiginosa competencia con los gigantes de la industria Google, Amazon y Meta, y con mejoras en capacidad y velocidad casi cada mes. Hace una semana, OpenAI volvió a sorprender con SORA, la herramienta para crear videos hiperrealistas, a partir también de peticiones escritas del usuario, los llamados prompts. En paralelo, participan en la carrera una infinidad startup de IA con aplicaciones específicas, que permiten diagnósticos médicos y desgraciadamente múltiples usos militares.

Este fenómeno tiene en vilo empleos y profesiones como los guionistas de Hollywood, traductores, diseñadores de software, abogados, contadores y periodistas. Con la I.A, como en todo cambio tecnológico, aparecen sectores llenos de optimismo en abrazar las nuevas posibilidades y otros escépticos que anticipan grandes catástrofes. Con la I.A. algunos predicen el peligro para la humanidad de perder el control de la IA y otros anuncian la destrucción masiva de empleos.

El temor al cambio tecnológico viene de antiguo, por ejemplo, hace 2.500 años Sócrates se quejaba de la escritura como un peligro para la memoria en el relato El Fedro de Platón. El trabajador Ted Ludd en la Inglaterra de inicios del siglo XIX llamando a destruir las máquinas de la primera revolución industrial (lo que se conoce como luddismo), y la sucesiva oposición al teléfono, la radio y la televisión, como amenazas para la humanidad.

En el pasado, junto a una pérdida relativa de empleos siempre apareció una nueva generación de trabajos con mejores condiciones de vida y de salarios, lo nuevo en esta época es que están ocurriendo varias transformaciones en una misma generación y no hay tiempo para una transición que permita pasar de una profesión u oficio a otro. Ya no basta con capacitaciones continuas, sino que se necesita la habilidad de estar aprendiendo y adaptándose a los cambios continuados. No basta con aprender algo, sino que se necesita aprender a aprender

La escuela, por la masividad y el largo tiempo que implica, es el lugar privilegiado para educar a las nuevas generaciones para vivir en la adaptación permanente, centrados en aprender a aprender. La escuela debería ser un principal laboratorio para aprender a vivir el futuro basado en la adaptación permanente, usando entre otras cosas ofimática, multimedia, búsquedas y ahora IA, (casi todas de fácil uso y bajo o gratuito costo).

La IA bien usada, está sirviendo para el aprendizaje personalizado de los estudiantes, que pueden preguntar en profundidad a la máquina para comprender las matemáticas y las ciencias, escribir un texto a base de múltiples correcciones, articular trabajos de investigación y el despliegue de toda la creatividad en las artes y la música. Buenos ejemplos son: Lab4U en ciencias, SIMA Robots en idiomas, pero también hay disponibles muchas herramientas que facilitan el trabajo de los profesores, como magicschool.ai para planificación, evaluación y análisis del proceso pedagógico, edtk.co/rubrik diseñar evaluaciones, tutorai.me para crear rutas de aprendizaje y tome.app para crear presentaciones multimedia.

Incorporar la IA en la escuela (antes que prohibirla) puede ser un poderoso instrumento para profundizar aprendizajes y desplegar la creatividad, para aprender a vivir en el mundo tecnológico, para apoyar el trabajo de los profesores y para conocer una tecnología que necesitará mucho control y regulaciones de parte de la sociedad.



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