14 de marzo de 2024, 4:00 AM
14 de marzo de 2024, 4:00 AM

Bolivia es el tercer productor mundial de cocaína. La elaboración local tiene como fuente las plantaciones de coca principalmente del Chapare pero también de los Yungas paceños. Lo del Chapare es un caso de Ripley porque se legalizó un área geográfica donde se planta coca que tiene un destino ilegal según la UNODC; y lo de los Yungas se da por deducción puesto que los estudios de cuantificación del mal llamado consumo “tradicional”, dan como resultado solo 6.000 hectáreas (sembradas en los Yungas) como por demás suficientes para satisfacer ese consumo, así que que solo el “excedente legal” de producción de coca llegaría a las 16.000 hectáreas.

Por otra parte, convengamos, por un momento, en que el gobierno realiza esfuerzos visibles en la lucha contra el narcotráfico. ¿Improductivamente? por lo menos parece. Es que se programan, cada año, por ejemplo, alrededor de 10.000 hectáreas de la planta de coca a ser “erradicadas” que luego se transforman en solo 2.000 o 3.000 que aparecen en los informes también anuales de la UNODC, ¿el sistema de “erradicación concertada” no funciona? Los malpensados suelen decir que se “concertó” erradicar allí donde no se afecte la producción “rentable”. Como sea, los hechos contradicen los “esfuerzos” de “erradicación”.

Otro: ¿por qué se expulsó a USAID Bolivia? Prestaba valioso apoyo económico a los planes de sustitución de cultivos precisamente en el Chapare y apoyo económico a los organismos encargados de la lucha con tra las drogas. ¿Y la DEA? ¿Acaso no era invalorable su apoyo en tareas de inteligencia y logística?¿No son áreas donde la FELCN tiene actualmente serias deficiencias? ¿Por qué se expulsó a la Embajada americana? Su apoyo en tareas económicas y logística a los “Diablos Rojos” y “Diablos azules” de la FELCN a través de la NAS (sigla en inglés de su Sección de Asuntos Antinarcóticos), fue importantísimo. Y otra vez, los malpensados de siempre dicen que estos organismos de lucha contra el narcotráfico, “perjudicaban” las labores de los sufridos cocaleros especialmente del Chapare cochabambino.

¿Creció el narcotráfico en Bolivia? Es que, hasta antes del 2010, no se escuchaba de droga boliviana en Europa, ahora si, y es peor, en los países vecinos, sus organismos policiales encargados de la lucha contra el narcotráfico encuentran cotidianamente miles de kilos de cocaína provenientes de nuestro país y claro, también se confiscan narcoavionetas, narcocisternas, narcocamiones, narcomulas, narcocholitas…(¿habrán narcodrones?) ¿Qué será de los 13 radares franceses que nadie sabe si funcionan?.. ¿o no?

…Y narcopolicías, pero ese ya es otro cantar que tiene que ver con la corrupción que provoca el narcotráfico. Por este hecho, según la prensa, el diputado Erwin Bazán presento y entregó a la Fiscalía General del Estado, al Ministerio de Justicia, a embajadas y organismos internacionales, una lista de 135 efectivos policiales (activos y pasivos) que estarían vinculados a actividades del narcotráfico. La nómina habría sido remitida por policías autodenominados “patriotas” y que habrían expresado su preocupación porque la FELCN estaría siendo utilizada para “proteger a los narcotraficantes” (sic). Falta, sin embargo, quien se atreva a mostrar, con pruebas, hasta dónde llega la corrupción del narcotráfico en los organismos oficiales del Estado.

A este ya aterrador panorama, se suma una especie de “narcocorredor” advertido no hace mucho, que se extiende entre Perú, Bolivia y Paraguay, una línea diagonal que cobró relevancia gracias a la intensidad del tráfico ilícito que nos ocupa. El amo y señor de esta vertiente sur-oriental de Bolivia parecía ser (o parece todavía) el ya famoso Sebastián Marcet. No hay que olvidar, sin embargo, en la parte geográfica, la enorme distancia no vigilada, de los 6.834 Km de fronteras sumamente permeables de Bolivia con los países que nos rodean, donde las poblaciones fronterizas, en oriente y occidente, sin excepción, se transformaron aparentemente en colaboradores del contrabando y el narcotráfico.

Un punto a tener en cuenta es que el incremento (legal e ilegal) de los cultivos de hoja de coca, la expulsión de los organismos más arriba mencionados, la legalización de cultivos de coca cuyo destino no es el tradicional, la corrupción policial y probablemente de otros organismos, han configurado un nuevo panorama donde ya se hizo notoria la presencia de cárteles internacionales de tráfico de drogas y armas, como el Primer comando de la Capital del Brasil, según la prensa, amo y señor de la “ruta Caipira” que va de Perú pasando por Bolivia, a Paraguay, para terminar en Brasil y el otro cártel brasileño no menos peligroso: “el Comando Vermelho”. O los cárteles mexicanos de “Sinaloa”, “Jalisco Nueva Generación” y el cártel de “Tijuana”. Un notorio y tenebroso cártel que aparece con lo que ya se llama la diáspora venezolana es el “Tren de Aragua” que opera con tráfico de drogas, pero también con trata de personas y armas. Todos estos cárteles operan, según la prensa, a través de clanes y emisarios en Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia, Paraguay y Brasil; y algunos de ellos tendrían nexos con mafias albanesas e italianas (n´drageta y camorra de ese país) como contactos para la introducción de drogas en Europa.

No es bonito lo que ocurre, ojalá no sea trágico en el futuro de nuestro país, que ya lo vive, por ejemplo, Ecuador.

 



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