Opinión

Voto en el exterior, ese mito

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8 de abril de 2019, 3:53 AM
8 de abril de 2019, 3:53 AM

Todo se jugará en la primera vuelta electoral, el 20 de octubre próximo. Si en ella no gana Evo Morales, es muy posible que pierda en la segunda ronda, en la que Carlos Mesa, dicen las encuestas, ganaría con holgura.

Pero para eso Mesa debe primero pasar el escollo de la primera ronda. El MAS espera lograr un 40% de los votos y tener 10 puntos de diferencia sobre el segundo, presumiblemente Mesa. Ese escenario, aunque posible, parece improbable, ya que para que ello suceda, la mayoría de los indecisos debería apoyar a Morales, pero las encuestas establecen que la mayor parte de ellos, en realidad, se inclina por algún candidato opositor.

Por eso se han empezado a escuchar voces referidas a que el voto en el exterior sería el que ayude al presidente a aumentar un 1% o un 2% y logre vencer así, por más de 10 puntos, en la primera ronda. Ello es erróneo.

El voto en el exterior no es significativo para el eventual triunfo de ningún candidato. Veamos la historia en este asunto: en 2014, el MAS obtuvo en Bolivia el 63,91% de los sufragios y, sumados los votos del exterior, logró un 64,22% (0,31% de incremento). En 2014, Morales logró a nivel nacional el 61,01% de los votos, mientras que el resultado general, incluido el voto en el exterior, fue de 61,36% (0,35% de aumento). En 2016, debido a que el voto en el exterior se dividió casi en un 50-50, no influyó.

Como se ve, cuando más fue favorecido fue en un 2014, con el 0,35% del voto consolidado nacional-exterior. Para aumentar un punto en la votación total Morales necesita 130.000 votos en el extranjero, 15.000 más que en 2014 y que representan el 74,4% de la votación en el exterior. En 2016, la más reciente justa electoral, Morales solo obtuvo el 51% de los votos en el exterior.

Para que Morales aumente su respaldo en dos puntos en el exterior tendría que votar por su candidatura el 84% de los inscritos para lograr unos 240.000 sufragios, es decir más del doble que en 2014 (en esa ocasión obtuvo 115.000 votos fuera de Bolivia), y cinco veces más que en 2016 (cuando obtuvo 39.000 votos).

El sufragio en el extranjero implica otro problema para el MAS: la abstención es mucho mayor que en el país, debido a que el voto no es obligatorio. En 2016, la abstención fue del 69%, mientras en 2009 y 2014 fue superior al 40%.

Por otro lado, todo indica que el área rural votará mayoritariamente por Morales, por lo menos en el occidente del país, y que allí existen pocos indecisos. Si el voto en el exterior es un mito, que le añade a Morales únicamente el 0,35% del total, entonces la batalla política se basará en convencer a los indecisos de las ciudades. Y éstos, como se ha visto, en general rechazan un cuarto mandato para Morales.

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