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30 de agosto de 2018, 4:00 AM
30 de agosto de 2018, 4:00 AM

Anticipar la propuesta de primarias obligatorias y vinculantes para elegir a los binomios presidenciales para 2019 ha sido el tiro de gracia para liquidar el esfuerzo institucional del Tribunal Supremo Electoral (TSE) de concertar la Ley de Organizaciones Políticas (LOP), trabajada hace más de un año. El Órgano Legislativo le ha faltado el respeto al TSE al no invitarlo para acompañar la apresurada discusión del proyecto de ley. El debate debiera volver a foja cero con la participación del TSE, instancia consagrada como el cuarto órgano del Estado, de similar jerarquía, y cuyas competencias superan la simple administración de procesos electorales y consultivos.

La propuesta tiene una falla de origen. Hacer las primarias cerradas a la militancia registrada, con carácter vinculante, obligatorio, simultáneo y apresuradas plantea riesgos. Al encapsularse a la militancia activa (menos del 20% del padrón) se cierra el paso a considerar la preferencia de los ciudadanos no militantes pero políticamente activos en plataformas ciudadanas que robustecen el compromiso democrático, cuyo criterio debiera tomarse en cuenta.

Riesgos multiplicados en el marco de un sistema de partidos predominante, de base corporativa y pulsiones hegemónicas frente a un bloque de organizaciones políticas partidarias que sobreviven en condiciones precarias y adversas, por la polarización y el sentimiento antipartidista, atizado desde el poder político. Prescindir de los ciudadanos profundiza el aislamiento y narcisismo de liderazgos electorales inviables. ¿Le parece justo que Conalcam, comandado por las seis federaciones de cocaleros, imponga al binomio imposible y se ponga encima de la Constitución y de la voluntad popular?

La propuesta acelera los tiempos de unas primarias a la medida del MAS. En el fondo, es un ardid para arrinconar a las oposiciones dispersas imponiendo ritmos que coagulen el grito de Bolivia dice No. Aterroriza que una ley tan importante para el sinceramiento e institucionalización de las organizaciones políticas, responsables de canalizar la titularidad del poder y la representación de miles de bolivianos en democracia, se embarre por la tramposa maniobra de una mayoría aritmética en el legislativo. Como dirían en jerga paceña, la LOP se ha “estido”. Quisiera equivocarme.

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