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16 de marzo de 2018, 4:00 AM
16 de marzo de 2018, 4:00 AM

Desde hace unos meses el mundo contempla el surgimiento de peligrosos puritanismos envueltos con papel celofán, aparentemente correctos, desde campañas del neofeminismo, las sectas disputando el poder político en Latinoamérica, la era Trump y el fortalecimiento de los sectores derechistas europeos.

Contemplamos resultados perversos, quizá porque las luchas por los derechos de las mujeres y por los derechos de las minorías llevaron el péndulo a extremos o porque no consideraron otras sensibilidades o porque se asumió que los derechos de un grupo podían o debían estar por encima de los demás. Hay datos duros y dolorosos como el creciente número de feminicidios e infanticidios –en una disputa por ser cada vez más sádicos y salvajes–, pero no hay respuestas convincentes para explicar esa espiral. 

Las últimas campañas feministas para denunciar el acoso sexual y laboral están acompañadas por discursos alarmantes que hacen pensar en el fin del amor atávico heterosexual, los espacios para la seducción y el coqueteo, el romanticismo. No solo hay preocupación entre las filósofas francesas o mujeres fantásticas como Catherine Deneuve, sino entre hombres que a lo largo de su vida mostraron su defensa de los derechos humanos.

¿Cómo podrán iniciar una relación amorosa los jóvenes del futuro? Carlos Decker llama la atención en su último artículo, como ya lo hizo William Ospina desde Colombia.

La campaña contra el piropo, por ejemplo, es obviamente un asunto contra una forma latina, poco usual en Alaska o Escandinavia, pero ahora prohibido hasta por ley. ¿Cuántos cumplidos son realmente ofensivos?

Hace poco, una presentación en París cambió letras de la ópera Carmen por ser ‘machista’ y hay quienes quieren enterrar el tango, los pícaros vallenatos, las baladas latinas, borrar la Maja desnuda y ocultar cuadros que detallan el vello del Monte de Venus como homenaje a la creación.

En Centroamérica, que no acaba de salir de las cicatrices de las guerras, surgen con demasiada fuerza sectas pentecostales con sus estandartes de combate contra las expresiones del homosexualismo como primer punto en sus programas de Gobierno. ¡Y están ganando elecciones! Ataques al amor libre como pecado horrible.

Los avances derechistas en la liberal Europa, también en Rusia y en otros continentes, no solo son por un renovado sentido de esa ‘patria’ invadida por forasteros, sino contra la muerte de Dios, de los dioses, de las creencias en lo trascendental.

Extremos producen extremos, como enseñan desde hace tres mil años los físicos. Algo de los discursos que perseguían igualdades liberadoras ha fallado y ha provocado esta avalancha totalitaria. Es increíble que, en el nuevo siglo, escenas en películas, diálogos, prácticas que en los años 70 eran compartidas sin estridencias y escándalos, hoy son mal vistas. El lector puede comprobar esto en las películas de aquella época y las actuales.

Un nuevo miedo se apodera de la humanidad. El miedo a lo sencillo, el miedo al otro, el miedo al amor y el miedo a ser feliz.

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