Opinión

Los agroquímicos

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10 de noviembre de 2017, 4:00 AM
10 de noviembre de 2017, 4:00 AM

Los agroquímicos son sustancias que tienen como objetivo controlar, prevenir o destruir cualquier plaga, incluyendo aquellos transmisores de enfermedades humanas. Una de las clasificaciones es de acuerdo a la plaga: si son insectos, insecticidas; si son hongos, funguicidas; ácaros, acaricidas; nematodos, nematicidas y plantas (malezas), herbicidas.

Hay distintos tipos de plaguicidas que se comercializan en el mercado, muchos de los cuales son “extremadamente peligrosos”, tal la caracterización de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Actualmente se cultivan alrededor de 1.600 millones de hectáreas en el mundo de las cuales solo 43 millones son cultivadas “orgánica o biológicamente”, aparentemente sin el uso de plaguicidas de síntesis; sin embargo, la tendencia es creciente y está dirigida a la población más pudiente.

La utilización abusiva e inadecuada de los plaguicidas provoca la muerte por intoxicación a unas 200.000 personas al año, el 99% en países en desarrollo. 

En consecuencia, es necesario poner en marcha un proceso para la transición hacia una producción agrícola y alimentaria más segura, saludable y amigable con la naturaleza. 

La precariedad en la manipulación de los plaguicidas, especialmente en los valles cruceños, Cochabamba y Tarija, es dramática. La desinformación en el uso de estos plaguicidas hace que la mayoría de los agricultores pequeños, por ejemplo, guarden estos productos bajo la cama o en la misma habitación donde duermen. 

Es frecuente ‘probar’ la calidad de un insecticida catándolo. Todos los productos para la protección vegetal son más o menos tóxicos como también son los medicamentos; por ejemplo, la aspirina tiene importantes funciones terapéuticas, analgésicas, antipiréticas y antitrombóticas; en dosis altas la aspirina se comporta como un veneno mitocondrial ocasionando múltiples perturbaciones a nivel sistémico. Paracelso (1493-1541) sostenía que nada es veneno y que todo es veneno, según él todas las sustancias son tóxicas en dosis altas, como el agua, el oxígeno y las vitaminas. 

Básicamente, el problema estriba en la pésima asistencia técnica a los agricultores que deriva en malas prácticas agrícolas, la no rotación de cultivos y agroquímicos, la no diversificación de cultivos; la falta de estadísticas serias y la manipulación de las mismas por gente autodenominada ambientalista que el único color verde que le encanta es el verde del dólar complicando el panorama. 

Sabemos que productos como el sésamo y la chía, por citar algunos, han sido rechazados por compradores externos por los residuos de agroquímicos que se encontraron en ellos. La potencialidad agroindustrial de Santa Cruz es enorme y todos debemos participar en hacer que nuestra principal actividad sea sostenible, produciendo alimentos limpios, sanos, de buena calidad y asequibles. 

Con sentido común y ética debemos emplear todas las estrategias legales, naturales, tradicionales, tecnológicas, científicas y académicas en la producción agrícola, recordando que en la estrategia química los agroquímicos deben ser usados como un bisturí y no como un machete.

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