Opinión

La bipolaridad, en el ojo de la tormenta

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14 de abril de 2018, 4:00 AM
14 de abril de 2018, 4:00 AM

Está muy de moda en nuestra sociedad el término de ‘bipolar’. Este cliché es usado generalmente para definir a personas que constantemente son indecisas, complicadas o de opinión cambiante; esto, obviamente, sin tener una relación real y científica con lo que es realmente el trastorno bipolar. 

Asimismo, es una pena muy grande que últimamente en nuestra sociedad, dado el desconocimiento de la bipolaridad, se presume que todos los que tienen esta condición son ‘locos’, y debido a ello son más propensos a cometer delitos, ser violentos, discriminadores y criminales; sin embargo, no hay una estadística relevante que demuestre científicamente que haya una relación innata entre ser criminal y tener el trastorno bipolar o algún trastorno de personalidad. 

Por ello estoy cansada del manoseo por parte de abogados, jueces, autoridades políticas, docentes, compañeros de estudios y amigos, que, en vez de ponerse a investigar concienzudamente sobre el trastorno bipolar, den juicios de valor erróneos y discriminadores, de forma alegre y sin medir las consecuencias, solo porque el término bipolar “está de moda”. 

Aclaro que la bipolaridad no discrimina condición socioeconómica ni de raza, es decir, los bipolares pueden ser cambas, collas, chapacos, afrobolivianos, etc.

También en Bolivia faltan centros públicos especializados en trastornos de la personalidad, considerando que el tratamiento médico es de por vida, y que el costo de medicamentos y de especialistas le significa al paciente o a sus familiares, generalmente, un sueldo mínimo nacional. 
No digo en todos los casos, pero muchas veces he sido testigo de que personas con trastorno bipolar son vistas como cargas o estorbos para la pareja, amigos, familia y la sociedad. Si bien está la ley 223, Ley General de las Personas con Discapacidad, que protege sus derechos, la realidad es otra. Los derechos humanos de las personas que sufren ese trastorno no son respetados del todo por la sociedad, y no tienen el acceso a la salud de calidad, a la nivelación de las diferencias, a las oportunidades laborales o al derecho de constituir una familia libremente.
Una persona con trastorno bipolar necesita un ambiente propicio, que le ayude en su recuperación, que conlleve un contexto de respeto y cordialidad para tener una vida normal (en el sentido primordial de cumplir las normas). 

Conjuntamente, quiero expresar que las personas con bipolaridad también tienen que cumplir deberes, responsabilidades, leyes y normas. Por supuesto que también hay criminales que padecen de trastorno bipolar. Para ellos el Estado debe acondicionar un centro siquiátrico donde los pacientes con trastornos de personalidad o mentales puedan cumplir sentencia. Es ir en contra de sus derechos humanos de acceso a la salud ponerlos en cárceles comunes, sin observación siquiátrica y sin medicinas. Por ello, aclaro, que todos los que tienen el trastorno bipolar o algún trastorno de la personalidad, y tienen un tratamiento continuo, no son locos o criminales. * 
* Convivir con el trastorno bipolar (Vieta-Colom)

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