Opinión

Insostenible situación en Nicaragua

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26 de junio de 2018, 4:00 AM
26 de junio de 2018, 4:00 AM

El conflicto nicaragüense prosigue su escalada. En el momento de escribir este editorial se suman 278 muertes desde abril, cuando una normativa sobre pensiones generó protestas encabezadas por universitarios, a quienes acompañó gran parte de la sociedad civil. La situación derivó en el cuestionamiento de la permanencia en el poder de Daniel Ortega y de su esposa, Rosario Murillo. Ahora se exige su renuncia y elecciones anticipadas. Pese a las ‘mesas de diálogo’ –de las que el propio Ortega participó–, la tensión siguió creciendo y las víctimas, también. El Ejército optó por la neutralidad, pero la Policía sigue apoyando al jaqueado mandatario. Se han sumado a las filas represivas misteriosos grupos paramilitares que actúan con alevosía. Este fin de semana, los encontronazos se cobraron nuevas vidas, entre ellas la de un niño y la de un bebé de pocos meses de edad.

A todo esto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) presentó el viernes 22 un informe ante la Organización de Estados Americanos (OEA) acerca de  su visita a Managua. La CIDH confirmó que la cifra de fatalidades durante dos meses de disturbios aumentó a más de 200, con más de 1.300 heridos, y que el Gobierno de Daniel Ortega ha sido el responsable de la violencia. "Nicaragua no ha cumplido con sus obligaciones internacionales de respetar, proteger y garantizar los derechos humanos”, expresó el documento de la comisión. Canadá manifestó unilateralmente otra protesta formal. Luego de ser presentado el informe de la CIDH ante el plenario de la OEA, Nicaragua lo rechazó por considerarlo “incompleto, sesgado y subjetivo”. Su posición contó con el  apoyo de las delegaciones venezolana y boliviana. Si más de 200 muertes son ‘subjetividad’, entonces está visto que Ortega y sus acólitos viven en otro mundo… Lo más lamentable ha sido el rechazo boliviano en la OEA, implicando con  ello un claro apoyo al déspota Ortega. El hecho muestra que entre populistas prima el compadrerío  ideológico por encima de principios universales. La posición de la administración masista en este caso ha sido muy desafortunada. 

La Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) convocó a reanudar desde el lunes 25 el diálogo para discutir la propuesta de adelanto de las elecciones de 2021 a marzo de 2019. Ortega, que gobierna por tercer periodo consecutivo desde 2007, no respondió aún a la propuesta, pero ha manifestado su disposición de “trabajar por la democratización” del país. Los próximos días serán cruciales. Si el Gobierno de Managua no permite adelantar las elecciones y obstaculiza el logro de entendimientos constructivos, la posibilidad de mayor violencia está casi cantada. Ojalá impere la racionalidad.

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