Opinión

Herida de muerte

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3 de diciembre de 2017, 6:15 AM
3 de diciembre de 2017, 6:15 AM

La democracia está herida de muerte y, tal vez, ya en agonía, porque, como dice Alejandro Almaraz: “Si hay que recuperar la democracia es porque no hay democracia”. 

La Sentencia del TCP, dictada para satisfacer los deseos del totalitario Morales ha asumido per se, carácter derogatorio del art. 156, 168, 285.II y 288 de la CPE (JLSantistevan) y esto nos pone frente al hecho de lo que alguna vez me atrevía a llamar: ‘la Constitución abierta’, que no es otra cosa que estar frente a la puesta en marcha de una etapa más del ‘cambio no democrático’ que se ejerce desde hace rato, en la que se va a abrir la Constitución para el uso indiscriminado de parte del poder, para dejar sin efecto aquello que no le guste, le sea inconveniente, le estorbe o ¿por qué no? para anular la participación de la oposición en la fiscalización.
Actuando como actuó, el TCP abrió la posibilidad de que el poder cambie las reglas del juego que le permitan encarar una preelección con ventajas cualitativas, para el caso de que sí haya elección.

Morales y su pandilla saben que las condiciones no son ni siquiera parecidas a lo anterior y ahora las cosas parecen equilibrarse. El poder está perdiendo legitimidad y, fundamentalmente, credibilidad; las manifestaciones y protestas callejeras del 29 de noviembre, autoconvocadas con menos de 24 horas, llenaron plazas y calles de una gran parte del país. Dicen que afuera hay otro poder sin rostro que se está comenzando a levantar, un poder cerril, indomable, ese poder que se organiza para pedir democracia y respeto a la ley, es un poder que reclama que se cumpla lo votado el 21-F. Por eso pongo en condicional aquello de si hay elección y hago hincapié en ‘las nuevas reglas’. 

¿Morales va a ir a elección? Sí, pero puede postergarlas, puede violentarlas, sacar los militares a la calle (A. Almaraz) y puede -TCP mediante- cambiar, por ejemplo, los valores porcentuales para ser presidente directo, puede decir que el 40% es suficiente para ganar y que no es necesario tener una diferencia de 10% con el segundo, de ahí la recurrente idea de la democracia comunitaria y la posibilidad de un ‘sesgo’ en la misma, bajo el concepto del sindicato marxista de que “la mayoría manda”. Para eso necesita simplemente que la ley se redacte en el Parlamento, donde tiene mayoría, y que obtenga el visto bueno del TCP. Puede parecer alocado, pero no es estúpido plantearlo.

Con los poderes tomados y las ‘instituciones armadas’ a su servicio, Morales va camino a convertirse en un autócrata, lo que no le sería dificil, si consideramos que tiene una tentación totalitaria y cree que el poder es para usarlo y para hacer lo que él quiere hacer.

De la gente que quiere democracia, que busca recuperarla, porque cada vez hay menos o, en algunos casos no hay, depende que la idea del poder no se consume. Morales logró convertir al Órgano garante del cumplimiento de la Constitución en ‘revisor’, ‘adaptador’ u ‘operador’ de la mayoría circunstancial; eso es, que le pueda garantizar lo que buscan… y hablo del Órgano en abstracto porque no creo que el que viene vaya a ser mejor que el que hay (por la veda política, no me referiré a él). El poder ya tiene los órganos del Estado a su servicio, ya abrieron la CPE; de aquí en más, ellos determinarán en cuánto tiempo abren el mecanismo operativo para el logro de sus objetivos para inaugurar ‘la otra democracia’.

La ventaja es que nos quedan los medios libres, las redes sociales (no para memes ni cacerolazos virtuales, sino para convocar), los micrófonos y las pantallas libres y virtuales, para defender la democracia, evitando por todos los medios la violencia (sin que signifique una convocatoria a ser manso y poner la espalda), pero se tiene la obligación de ser más inteligentes que ellos y no convertirse en parte del mal que se intenta desterrar. La violencia corre por cuenta de ellos, reaccionar, defenderse, es un instinto y un derecho; eso ha sido así, siempre.

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