Opinión

El año de Trump

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5 de febrero de 2018, 6:20 AM
5 de febrero de 2018, 6:20 AM
El papel secundario de América Latina en las prioridades de la Casa Blanca en tiempos de Donald Trump quedó de nuevo expuesto en el mensaje anual del mandatario estadounidense sobre el estado de la nación. La única alusión específica a la región en su mensaje del martes pasado ocurrió cuando habló sobre los inmigrantes y el muro fronterizo que propone levantar contra la inmigración ilegal desde México, y cuando dijo que Cuba y Venezuela tenían regímenes comunistas adversarios de Estados Unidos, pero sin ofrecer indicios de cómo actuaría, más allá de las presiones que sobre esos regímenes ya ejercita. Las dos horas del mensaje fueron de una retórica exitista, buena parte de consistencia dudosa. Para América Latina, ese par de horas puede haber sido una nueva comprobación de que poco o nada puede esperar de su vecino del norte bajo la conducción de Trump.


La decepción puede haber sido mayor en Puerto Rico. La alcaldesa de San Juan, Carmen Yulin Cruz, crítica de Trump, asistió a la ceremonia. Las penurias de la isla fueron apenas mencionadas por el presidente con una frase genérica en la que aseguró que amaba a los habitantes de áreas azotadas por los huracanes y citó a los de Texas, Florida, Louisiana, Puerto Rico, Islas Vírgenes, California y “en otros lados”. Mientras Trump hablaba, el 35% de la población de la isla aún carecía de electricidad, cuatro meses después del paso del huracán María, probablemente el más devastador registrado en la isla. 


Un año atrás, en su posesión, Trump presentaba una visión casi apocalíptica de su país. Ahora exhibía una promesa camino al paraíso. Muchos vieron estatura presidencial en el discurso. Otros discordaron.  Richard Wolffe, del inglés The Guardian, escribió que aquella noche Donald Trump “pretendió ser el presidente que nunca ha sido”. De hecho, el mandatario continúa en los niveles históricos de aceptación más bajos de la historia presidencial estadounidense. Lo aprueba solo el 37% de la ciudadanía.


Muchos de los logros que atribuyó a su primer año de gobierno resultan de tendencias que Trump heredó, o que comenzaron bajo su antecesor, Barack Obama, a quien aún detesta mencionar. Dijo que en un año, su país había pasado a ser exportador de energía. The New York Times lo corrigió: USA es aún importador de petróleo, si bien ha pasado a ser un formidable exportador de gas y se ha convertido en gran rector de los precios internacionales.
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