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23 de mayo de 2018, 4:00 AM
23 de mayo de 2018, 4:00 AM

El 1 de mayo se conmemora el Día Internacional del Trabajador en homenaje a los Mártires de Chicago, grupo de sindicalistas anarquistas que fueron ejecutados en 1886. El reclamo de los trabajadores era claro: un pedido de reducción de la jornada laboral a ocho horas. 
La huelga del 1 de mayo de 1886 fue masiva en EEUU. Algunos sectores industriales aceptaron la jornada de ocho horas, pero la mayoría fue intransigente. El conflicto se extendió. Su magnitud causó preocupación al Gobierno y al sector empresarial, que creyeron ver en las manifestaciones y huelgas el inicio de una revolución. 

Los anarquistas llamaron, para el 4 de mayo, a una concentración y cuando se desconcentraban los trabajadores el capitán Ward avanzó sobre los grupos obreros en actitud amenazante, alguien lanzó entonces una bomba contra efectivos policiales y abatió a uno de los policías, hiriendo a varios. Entonces, las fuerzas policiales abrieron nutrido fuego contra los trabajadores matando a varios y causando 200 heridos.

Las autoridades judiciales procesaron a la plana mayor del movimiento sindical anarquista. Fueron condenados a duras penas. La culpabilidad no fue probada. Una sentencia donde primó el llamado principio de la ‘razón de Estado’, en que no se buscó pruebas legales ni se tuvo en cuenta la normativa jurídica de la época. Se quiso juzgar las ideas anarquistas. Pero ¿qué es el anarquismo o la anarquía?, ¿es sinónimo de caos y desorden?  

El concepto de anarquía hace mención a la ausencia de poder público, a la ausencia de la fuerza como modo de control y naturalmente si se cree que el gobierno, el control y la fuerza son necesarios y que sin ellos tiene que haber desorden y confusión, es natural asociar anarquía con la ausencia del orden y de manera peyorativa con el caos y la destrucción. 

Para mí, ser anarquista es una sensibilidad, una forma de entender la vida y las relaciones sociales, que conlleva una práctica real y una propuesta de vida alternativa a la existente. Se asume el nombre de anarquista porque recoge todo lo que conlleva esa sensibilidad, pero ¿debe esta sensibilidad seguir recibiendo el nombre de “anarquista”?, quizá habría que responder con la propuesta que hace más de un siglo hacia Ricardo Flores Magón: “Solamente los anarquistas sabrán que somos anarquistas y les aconsejaremos que no se llamen así para no asustar a los imbéciles”.

Por definición, un anarquista es aquel que no quiere estar oprimido, pero que tampoco quiere ser opresor y que busca el máximo bienestar, libertad y desarrollo posibles de todos los seres humanos, por lo que sus ideas tienen origen en el amor, el respeto y la simpatía. En pocas palabras, un anarquista busca el bien común por encima del suyo propio, una vida sin jerarquías y donde la supervivencia se vea garantizada por relaciones de ayuda mutua, la que es hoy más necesaria que nunca.

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