Dinamitando la salud pública

Con el afán de una tercera reelección, el Gobierno del Movimiento Al Socialismo le está entregando nuevas cuotas clientelares a la Central Obrera Boliviana, que había amenazado con alejarse del esquema oficialista, presumiblemente para forzar este tipo de concesiones.

En ese contexto es que se han dado recientes medidas, como la promulgación de la peligrosa Ley de Empresas Sociales y el anuncio de que este año se implementará el segundo aguinaldo.

Todo, con tal de contar con las milicias sindicales, que no solo representan un nicho electoral, sino una fuerza de choque a utilizar en eventuales contramanifestaciones.

También en ese marco es que se da la designación de un dirigente de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia como presidente de la Caja Nacional de Salud, disparate que solo puede responder a la mencionada lógica del cuoteo.

El nombramiento de alguien totalmente ajeno a la profesión médica y a la administración de la salud ha intentado ser vendido bajo el rótulo de la “desburocratización”, algo poco consistente con los antecedentes de la federación minera a la que pertenece el dirigente, que ha hecho proliferar los supernumerarios en Huanuni.

Al Gobierno no le importa la meritocracia para la designación de cargos que requieren calificación profesional. Y lo que es peor: no le interesa la salud pública, como ha quedado demostrado con el sistemático relegamiento de ese sector dentro del Presupuesto General del Estado.
Tampoco da buenas señales el Ejecutivo, con esta nueva designación y con la perpetuación de la ministra Ariana Campero, en lo que respecta a cerrar heridas con el sector de los galenos, tan vapuleados por la represión durante la huelga de pocos meses atrás.

Sumemos a todo esto la inmensa deuda social de la administración central con el departamento de Santa Cruz en materia de ítems médicos (nada menos que 10.000) y tendremos el panorama completo: un Gobierno que sigue dinamitando la salud pública.