Opinión

Dakar, una fiesta en medio de protestas

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12 de enero de 2018, 4:00 AM
12 de enero de 2018, 4:00 AM

El rally Dakar, el más difícil y el más grande del mundo, ya está en Bolivia. Los 525 pilotos de 54 nacionalidades que participan con 337 vehículos recorrerán unos 9.000 kilómetros entre las ciudades de Lima (Perú) y Córdoba (Argentina), pasando por La Paz, Uyuni y Tupiza, en Bolivia. Doce corredores bolivianos representan al país en esta prueba internacional, aunque solo nueve quedan en competencia por las bajas registradas en Perú.

Los pilotos llegaron a La Paz el jueves 11 y dejarán el territorio boliviano el lunes 15 de enero tras cumplir la séptima, octava y novena etapas, con más de 1.400 kilómetros recorridos.

La carrera arriba a nuestro territorio en medio de fuertes protestas que demandan la abrogación del nuevo Código Penal y el respeto del referéndum del 21 de febrero de 2016 que rechazó la habilitación de Evo Morales para las elecciones presidenciales de 2019.
Aunque no la tocará directamente, la carrera pasará cuando en Santa Cruz se lleve a cabo un masivo paro cívico en defensa de la democracia y el voto popular.

Además, la carrera llega al país sin saldar la polémica global sobre la conveniencia de este tipo de competencias, especialmente por su impacto negativo sobre el medioambiente y por los altos costos operativos que tiene para los países anfitriones del megaevento. 

Especialmente crítico es el paso del Dakar por el salar de Uyuni, una reserva natural que puede verse afectada por el tráfico a alta velocidad que llevarán a cabo motos, cuadriciclos, autos y camiones de alto tonelaje. 

La contracara, sin duda, son los beneficios económicos que conlleva la organización del Dakar. En particular, por la exposición mediática de nuestro territorio, de las culturas y de los maravillosos sitios históricos y arqueológicos que conforman el espacio boliviano, lo cual redunda directamente en el turismo, una de las industrias más prometedoras para el crecimiento del país.

El Gobierno boliviano estima que el Dakar generará beneficios por más de 140 millones de dólares, especialmente por la movilización de miles de personas que utilizarán hoteles, alimentación, combustibles y servicios necesarios para la organización del evento en el país. Unas 30.000 raciones de comida serán repartidas, solo en Bolivia, para dar un ejemplo.

Además, el rally Dakar es una fiesta para los amantes del automovilismo y de miles de bolivianos que saldrán a las carreteras para saludar a los cientos de competidores que recorrerán las montañas, los valles y las rutas bolivianas.

Bolivia ha sido parte del Dakar desde 2014 y, desde entonces, la carrera también ha tenido un uso propagandístico claro de parte del Gobierno nacional, dado que el rally posiciona al país en una vitrina global incontrastable.

Estos contrastes tiene la carrera más famosa del mundo. Sean bienvenidos los corredores internacionales  a un país que debate varios problemas de fondo todavía pendientes.

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