Opinión

Color de hormiga

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13 de enero de 2018, 4:00 AM
13 de enero de 2018, 4:00 AM

No se trata de echarle más leña al fuego que ya tiene a la olla hirviendo, pero si vamos a ser sinceros, la situación en el país está color de hormiga. Una o cien notas en la prensa no influyen en absoluto sobre la evolución de los acontecimientos que van camino de un verdadero (o nuevo) cambio. S.E. puede estar tranquilo en sentido de que nadie está loco como para buscar derrocarlo como él cree. Eso sería estúpido y suicida cuando se está derrumbando solo. Hay que esperar hasta las elecciones del 2019. La situación está color de hormiga porque podría producirse mucho caos, ya que por un lado la gente está totalmente defraudada con el “proceso de cambio” y por otra parte nadie quiere volver a lo anterior al 2006. 

Este régimen se ha esmerado en acabar con las esperanzas populares, nada más que reproduciendo por diez los defectos de los antiguos Gobiernos. La población ha mirado al comienzo incrédula y luego furiosa la corrupción y la ignorancia de sus gobernantes, que dizque eran la “reserva moral” de la nación. Quienes votaron por S.E. haciéndolo vencedor, se fueron dando cuenta que todo el programa del MAS no era sino un fiasco, una tomadura de pelo muy bien montada y apañada a través de la costosa propaganda oficial. Todas las maravillas sobre la nacionalización de los recursos naturales, la inclusión de los indios en el poder, la justicia, la salud, el crecimiento económico, la eliminación de la pobreza, del narcotráfico, están quedando al desnudo cuando el país entero protesta, se moviliza y pide a gritos que de una vez se vayan los ineficientes y los pícaros.

El régimen dice que es la oposición la que provoca las marchas, paros y huelgas. ¡Vaya reconocimiento que hace el MAS a los opositores! Lo dice de boca para afuera, porque sabe que el repudio popular ya es incontrolable y que surge del alma de la muchedumbre que lo llevó al mando. Es el pueblo boliviano –con el que tanto se regodea S. E. desde hace 12 años– el que está cabreado, estafado, el que ya no puede ver a S.E. elogiando su gestión todos los días y a toda hora en la televisión. Hasta su voz ya se ha vuelto antipática y el ‘zapping’ resulta algo imprescindible. Sin el ‘zapping’ viviríamos acalambrados de tanto movernos para cambiar los anuncios de futuras grandezas de quien piensa gobernar mientras se lo permitan.

¿No se da cuenta S.E. que la situación está color de hormiga? ¿No le pican las hormigas? ¿No se rasca? ¿No se le suben a la cama y a la mesa? ¿No le recorren por el cuerpo? ¿O hacen falta alacranes para que se dé cuenta? S.E. debería convencerse de que ir como candidato por cuarta vez es una idiotez. Es absolutamente irresponsable porque provoca rabia. Sus amigos palaciegos no deberían empujarlo al precipicio para salvarse ellos. No es que motive la ira de la derecha, sino de la ciudadanía. En Bolivia no existe la derecha (todos dicen ser de izquierda), así que ni siquiera eso de los ‘fachos’ le puede preocupar a S.E., aunque al ‘vice’ se lo ve aterrorizado. Esto está color de hormiga, pero no es por el imperialismo norteamericano y sus lacayos, sino porque la gente está hasta la coronilla, con excepción de los cocaleros, naturalmente. El MAS sabe apaciguar a los descontentos con sobornos, pero nada lo va a salvar de la derrota electoral que se le viene.

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