Opinión

Cara a cara...

El Deber logo
3 de febrero de 2018, 4:00 AM
3 de febrero de 2018, 4:00 AM

Discriminación oficialista. Acaba una semana con tensiones internas en el MAS por las denuncias públicas de discriminación. El diputado oficialista Manuel Mamani destapó que existe discriminación dentro del MAS por parte de “profesionales citadinos” invitados. El asambleísta alteño (MAS) Sergio Choque fue más allá al decir: “hay sectores que responden a esas clases ‘a medias’, como dice el  presidente, que a la hora incluso de servirse una comida se separan, se hacen a un lado, y piensan que por el color que tienen, que son más blancos, son mejores que nosotros”.  En el Ejecutivo, al parecer, tampoco se salvan de este inadmisible problema, ya que ayer Galo Bonifaz, al momento de presentar su renuncia al cargo de Viceministro de Transportes indicó que había sufrido discriminación del ministro de Obras Públicas, Milton Claros. El jefe de la bancada nacional masista, David Ramos, rechazó las denuncias e indicó que en el MAS lo que se practica no es discriminación ni racismo, sino “centralismo democrático" donde todos tienen derechos y obligaciones. Así planteada la situación, los jerarcas del MAS están frente  a un problema que no solo es semántico. 


 
De no creer. Ya está entre rejas Magnolia M., que se grabó agrediendo violentamente a su hijo de tres años. El Ministerio de Justicia la denunció ante la Fiscalía por los delitos de violencia familiar y lesiones graves y leves. Las imágenes muestran que el menor fue golpeado en varias ocasiones por la mamá diciéndole que debió irse con su padre y le advierte que el castigo continuará hasta que su progenitor retorne por él. Un hecho indignante que merece un castigo ejemplarizador.

Tags