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10 de marzo de 2018, 4:00 AM
10 de marzo de 2018, 4:00 AM

LAB no estaba muerto. De manera sorpresiva, representantes del Lloyd Aéreo Boliviano (LAB) han puesto de vuelta y media a las autoridades aeronáuticas exigiendo certificación y permiso para volver a prestar servicios. El trámite ha sido congelado porque su plan financiero no cumple con las exigencias necesarias, según la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC).

Pero más allá de los asuntos burocráticos, se ha destapado que la exaerolínea bandera es propietaria de 27 aeropuertos en el país. Para corroborar han mostrado un testimonio de 1951, certificado con un acta notarial del 27 de septiembre de 2017, que confirma el derecho propietario de las terminales aéreas. El documento señala que en caso de que el Estado creara un organismo para la administración de los aeropuertos en el país, el Gobierno debe reembolsar al LAB el monto de las inversiones. “El término ‘pistas de aterrizaje’ no incluye los edificios e instalaciones, que son de propiedad del LAB”, según el Decreto 02642, que enseñó ayer a EL DEBER el gerente del LAB, Orlando Nogales. Un menudo problema que las autoridades nacionales deberán desenredar porque los nuevos inversionistas del LAB -no identificados- quieren revivir la empresa después de una década de estar paralizada.
 
La vida es más dura para el agro.
La liberación arancelaria entre el Mercosur  y la Comunidad Andina pone en apuros a los agropecuarios nacionales, pues tendrán que competir con los poderosos agroproductores: Brasil, Argentina y Paraguay. Sin preferencias de aranceles, solo queda el camino de  la competitividad que pueden dar la biotecnología y mejores infraestructuras viales en el país.

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