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25 de febrero de 2024, 4:00 AM
25 de febrero de 2024, 4:00 AM

Javier Aliaga /PERIODISTA Y DOCENTE DE UNIFRANZ

En mi época universitaria se aprendía más y mejor de periodismo si el estudiante cultivaba la lectura y practicaba la escritura más allá de lo exigido en las aulas. La lectura, no solo de los textos de las materias, sino también de literatura, política y sociología y de los diarios, aportaba sustancialmente a la formación de los aprendices de informadores. Con el acceso a libros y periódicos y a una pasantía, un universitario podía encaminar su formación con la ilusión de convertirse en un buen redactor, un versátil locutor de radio o un destacado entrevistador en televisión.

Leer, escribir, expresarse oralmente y ser respetuoso de la regulación ética sigue siendo importante, pero ya no es suficiente ante la irrupción de la tecnología y, en particular de la Inteligencia Artificial (IA), que es capaz de potenciar cualquier habilidad tradicional de los estudiantes y de los propios periodistas para llevarla a un nivel diferente, incluso si juegan en contra el escaso desarrollo tecnológico del país y las debilidades en la formación de recursos humanos en las innovaciones.

En ese sentido, el informe del Instituto Reuters de este año, sobre la base de una encuesta a 314 líderes de 56 países, de los sectores del periodismo, de medios y la tecnología, advierte que el “poder disruptivo de la inteligencia artificial se propagará este año por el espacio informativo…”.

Según la encuesta, un 56% de los ejecutivos entrevistados subraya la importancia de la IA en la automatización de las transcripciones y la edición de textos; un 37 %, en el sistema de recomendaciones; un 28 %, en la creación de contenidos con supervisión humana; un 27 %, en usos comerciales; un 25 %, en la programación, y un 22 % en el reporteo para identificar historias o revisar datos.

Pero, además, el informe recoge el pronóstico de que para 2026 la mayoría de los contenidos de Internet se producirán sintéticamente. Es decir, sin intervención humana, como las voces de IA para dar noticias, lo que también podría provocar falta de confianza en las audiencias.

En ese contexto, el desafío es cómo usar la tecnología y la IA para hacer más y mejor periodismo y para la formación en las universidades de los futuros periodistas que trabajarán en los medios para encarar las innovaciones que necesitan, sea cual fuere su tamaño.

En ese camino están desde el uso novedoso de narrativas multimedia y de experiencias transmedia para contar historias y explicar los temas de interés social, pasando por el uso privilegiado del video y de podcast, hasta la creación y gestión de comunidades de públicos fieles y potenciales financiadores de los emprendimientos periodísticos.

Pero, además, también son necesarias destrezas más concretas para hacer transmisiones en tiempo real o “streaming”, realizar la segmentación de audiencias, la filtración de grandes bases de datos para hacer investigaciones con profundidad, la especialización constante en herramientas de IA, el manejo de chatbots, y las técnicas para elaborar y difundir las noticias en el mundo digital, entre otros temas.

Se trata de un conjunto de conocimientos y destrezas que deberían integrar los programas de estudio de periodismo, tanto como los temas clásicos de los géneros periodísticos, la estructura de una noticia o el conocimiento de las leyes que regulan al sector, de los códigos de ética, además del manejo de las herramientas para combatir la desinformación.

La adaptación de la oferta formativa a esa nueva realidad asegurará que los medios cuenten con los recursos humanos necesarios, no solo con las competencias tradicionales que son importantes, sino también con las requeridas para poner la tecnología al servicio del buen periodismo.



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