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29 de marzo de 2024, 4:00 AM
29 de marzo de 2024, 4:00 AM

En Bolivia, el debate en torno a la democracia y la libertad ha sido una constante a lo largo de los años. Mientras que la Constitución y las leyes consagran estos principios fundamentales, la realidad dista mucho de su plena aplicación. Desde la perspectiva de economistas liberales como los de la Escuela Austriaca, la Escuela de Chicago y el argentino (actualmente presidente de la Nación Argentina) Javier Milei, el país enfrenta serios desafíos en cuanto al respeto de las libertades económicas, civiles y políticas.

Estos expertos sostienen que el excesivo intervencionismo estatal en Bolivia coarta las libertades económicas de los individuos. Los altos impuestos, la burocracia asfixiante y la enorme cantidad de regulaciones dificultan la libre iniciativa privada, el espíritu emprendedor y la creación de empleos productivos. Además, el gasto público descontrolado y el déficit fiscal generan una dependencia ciudadana del Estado y un efecto expulsión de la inversión privada.

Asimismo, las libertades civiles y políticas también se ven amenazadas por el autoritarismo del partido gobernante, que busca controlar todos los ámbitos de la sociedad, incluyendo los medios de comunicación y la justicia. Economistas como Ludwig von Mises y Friedrich von Hayek advertían que el socialismo es un sistema intrínsecamente contrario a la libertad por menoscabar la propiedad privada y concentrar el poder económico en manos del Estado, algo que se refleja en el gigantismo estatal boliviano.

Pero la democracia no solo se trata de libertades económicas, sino también de garantizar la igualdad ante la ley y el respeto a los Derechos Humanos. Una verdadera y moderna democracia implica el sufragio efectivo, la no reelección, la independencia y coordinación de los poderes del Estado, la rendición de cuentas, el imperio absoluto de la ley sin excepciones, y el respeto al derecho a disentir sin persecución a opositores políticos.

Lamentablemente, en Bolivia, estas características democráticas a menudo se ven socavadas y existiendo (en estos momentos) presos y perseguidos políticos, aunque el gobierno lo niegue. Los observadores internacionales y organizaciones de Derechos Humanos denunciaron irregularidades y los califican como casos de persecución política, lo cual atenta contra el derecho a disentir y la igualdad ante la ley. La ciudadanía sabe de sobra a quiénes se tienen presos y/o perseguidos por estos temas.

Es imperativo que el Estado respete genuinamente los derechos y libertades de todos los ciudadanos, fomente la libre elección, la libre contratación, el libre mercado y limite su poder coactivo.

Asimismo, es necesario que se garantice la igualdad ante la ley, sin excepciones ni privilegios para determinados grupos o sectores. La ley debe aplicarse a todos por igual. Solo así podrá florecer una sociedad realmente libre y democrática.

En definitiva, la democracia y la libertad en Bolivia se encuentran en un camino sinuoso. Es imprescindible que los ciudadanos mantengamos una vigilancia crítica y exijamos el cumplimiento a la Ley y que evitemos la opresión del Estado, que si le das más poder, querrá aún más…

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