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29 de marzo de 2024, 4:00 AM
29 de marzo de 2024, 4:00 AM

La escalada de la actual crisis mundial de hambre y alimentación en el planeta es enorme, según el Programa Mundial de Alimentos (WPF, por sus siglas en inglés) dependiente de la ONU. La organización estima que, en los 79 países donde opera y tiene datos disponibles, más de 345 millones de personas enfrentan altos niveles de inseguridad alimentaria. No saben de dónde vendrá su próxima comida. Esta crisis de hambre sísmica ha sido causada por una combinación mortal de factores: Las guerras y las crisis climáticas.

 En el primer caso, el 70% de personas hambrientas del mundo vive en áreas azotadas por la guerra y la violencia. Lo demuestra actualmente el sufrimiento de más de 1.5 millones que carecen de alimento en la franja de Gaza, por el conflicto bélico entre Israel y Hamás. También los factores climáticos influyen en el aumento del hambre entre la humanidad al destruir vidas, cultivos y medios de subsistencia, socavando la capacidad de las personas para alimentarse.

 Una noticia de DW que cita el programa de la ONU para el medio ambiente, revela que más de 1.000 millones de toneladas de comida fueron desperdiciadas en 2022. Los restaurantes, comedores y hoteles fueron responsables de 28% del total y el 60% fue atribuido a los hogares. Terrible paradoja: Cuando el mundo tiene más hambre que nunca, millones de toneladas de alimentos van a la basura. La comunidad global asumió el compromiso de acabar con el hambre y la desnutrición en 2030. Por las dramáticas razones expuestas, esa promesa debe ser de cumplimiento ineludible.

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