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11 de abril de 2024, 4:00 AM
11 de abril de 2024, 4:00 AM

Este tema constituye un problema que estriba sus orígenes en la forma y método de enseñar a leer en los establecimientos parvularios y preocupa, sin solución de continuidad, a los padres que son cómplices y, fundamentalmente  a los académicos como este columnista que enseña en  diferentes universidades y recibe, como otros colegas, un torrente  de jóvenes  con desbordadas ansias de formarse profesionalmente, empero, arrastran un lastre excesivamente pesado y limitante:   leer sin entender.

Los niños se esfuerzan demasiado cuando leen pero no entienden en correspondencia a la ciencia del texto, concluyendo que no entienden; ejemplificamos lo que sucede en Alemania, consecuentemente se inferirá que en el país  la dificultad asume características más agudas, por las diferencias educativas entre Bolivia y Alemania: una niña alemana lee  un libro con dedicación, letra por letra, acaba el libro y corre  hacia su abuela y le dice “terminé de leer el libro”, la abuela inquiere “¿qué has sacado de conclusión?”, la niña responde “ lo leí letra por letra y no lo entendí”.

¿Dónde radica el problema o en  qué paso se dificulta  el entendimiento en el ejercicio de leer?, es la falta de fantasía o imaginación, pues la capacidad  de  entender al leer  y releer estructura  que explote la fantasía en la mente de los niños; si no  se investiga  y  educa  la imaginación de los niños  al leer, éstos se sientan en el aula  y se dan al esfuerzo de leer sin imaginar lo que leen, consecuentemente no sucede nada en el cerebro.

Lo precitado debería devenir del hogar y lo decisivo en la acción de supervisión de los padres  es inculcar  a sus hijos la alegría de leer, conversando con ellos después de cada lectura; allí encontraran fortalezas y debilidades en sus hijos. Por ello se  afirmaba líneas arriba la complicidad de los padres sino entregan dedicación a este fundamental estadio de promover el entendimiento de sus hijos.

No se debe, bajo circunstancia alguna, ignorar que las técnicas  de la lectura que se imparten en la escuela, donde los niños están juntos, son imprecisas, vengan  de donde vinieren. Es importante y fundamental asumir  que todos los niños  se diferencian  unos de otros por las propias disimilitudes  de  los hogares de donde provienen; todo maestro o maestra  asume el apostolado de investigador  y debe conocer  el rango social  de cada niño, su  origen y  cómo hablan con sus padres.

Con esta excelente cualidad, el maestro o maestra  podrán establecer  un diagnóstico de cada niño y solucionar sin detenimiento los problemas  de entendimiento en la lectura. Así obtendrán  el convencimiento que todos los niños son inteligentes, pero no se  les enseña correctamente, debido a la ausencia de explotación de su fantasía e imaginación.

Ejemplificando: en Irlanda, uno de los países más desarrollados  en superar esta dificultad que se presenta en países avanzados como Alemania, Francia, Inglaterra y otros de ámbito europeo, los niños  son sometidos a diagnósticos regulares, obteniendo una medición precisa  de su entendimiento en la lectura.

El error siempre es provechoso si es percibido con  amor por los padres y  diligencia por sus maestros con obligación pedagógica; pues si el niño no lee  con curiosidad sino mecánicamente se extingue sin siquiera activarse la energía de la imaginación.

¿Cómo se activa a  la imaginación? Con las pausas al leer que son imprescindibles, siendo variables en la duración  o tiempo de las mismas pero suficientes para que niño imagine lo que lee; esto se explica porque el cerebro cuando recibe  demasiada información sin pausas, se congestiona, hablando metafóricamente. Debe enseñarse a los niños la eficiente utilidad de las pausas en toda lectura ya que el cerebro no es perfecto  y siempre ostenta muchos rodeos.

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