El caso de Nikitin, un hombre de 42 años, desempleado y con discapacidad, no es más que uno entre las decenas que ha iniciado la justicia rusa en los últimos años

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27 de agosto de 2018, 20:35 PM
27 de agosto de 2018, 20:35 PM

En 2015, Eduard Nikitin compartió en las redes sociales una broma en la que ironizaba sobre el futuro poco prometedor, según él, de su país. Ahora, está siendo juzgado por "extremismo", en virtud de una ley cada vez más criticada por sus excesos.  

El caso de Nikitin, un hombre de 42 años, desempleado y con discapacidad, no es más que uno entre las decenas que ha iniciado la justicia rusa en los últimos años, a raíz de lo que muchos consideran simples bromas inofensivas en internet.  

Los militantes de la oposición denuncian una voluntad consciente del Kremlin de forzar a los rusos a pensárselo dos veces antes de divulgar su opinión en las redes sociales, uno de los últimos espacios donde los críticos del poder no eran reprimidos con severidad.  

"Por una broma inofensiva, cualquiera que no esté de acuerdo con las autoridades de nuestro país puede preocuparse", declaró a la AFP el abogado de Eduard Nikitin, Maxim Kamakin. "Parece que en nuestro país solo los optimistas tienen derecho a existir".