Lucía Trusso Milone sufrió amnesia disociativa y contó a un diario argentino el largo camino de su recuperación. Poco a poco empieza a recordar

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14 de enero de 2019, 8:18 AM
14 de enero de 2019, 8:18 AM

Algo en su cerebro se desconectó. Lucía Trusso Milone (44) sufrió un desmayo y, al despertar, su realidad cambió por completo. “Abrí los ojos y me encontré rodeada de desconocidos. Solo sabía que uno de los chicos se llamaba Martín, pero no tenía claro quién era”, cuenta la mujer sobre su hijo, con el que desayunada esa mañana en su casa de Villa Ortuzar.

Ocurrió un domingo de diciembre de 2014: Lucía se olvidó los últimos 10 años de su vida y le llevó mucho tiempo rearmar el rompecabezas. Más de cuatro años después, el diario Clarín relata su historia.

Cuando todo colapsó, Román, un hombre que ella no reconocía, aseguraba ser su marido y había dos chicos -Francisco (hoy de 10) y Martín (15)- que le decían “mamá”. “Cuando me levanté en ese estado, esos desconocidos llamaron a una ambulancia. Yo no me quería subir. Pedía por mis papás que terminaron viniendo a buscarme. Cuando los vi así, viejos para mi recuerdo de una década atrás, me impresioné y me desesperé”, cuenta. “¿Cómo podía ser? ¿Dónde había estado yo todos esos años?”, se preguntaba y lloraba.

Quedó internada por diez días. “Los médicos aseguraban que me había drogado. Nunca me llegaron a decir qué tenía y sin diagnóstico recibí el alta”, relata.

En un primer momento, quiso volver a la casa de sus padres pero al final se animó a ir con Román y los niños "con la intención de recordar”, suma. Pero la convivencia no fue fácil: “Me decían ´mamá, haceme; mamá, traeme´, yo no entendía nada”. 

Tiempo después la internaron por cuatro días en los que le hicieron todo tipo de estudios. Allí le hablaron por primera vez de amnesia disociativa, una patología no orgánica que provoca la pérdida de la memoria. Tener un diagnóstico la tranquilizó y le permitió iniciar una terapia con medicación, chequeos y una rutina que incluye respetar las horas de sueño.

“Me dijeron que lo que sufrí tuvo que ver con el estrés y sigo en tratamiento. Hoy me cuido muchísimo, tengo miedo de que me vuelva a pasar. Por eso, hago todo lo que me dice el médico. Cuando estoy cansada tengo que dormir si o si, la idea es evitar situaciones que me pongan nerviosa y descansar entre ocho y nueve horas por día”, detalla Lucía que, poco a poco y acompañada por especialistas, comienza a recordar. “Hace un tiempo me acordé del parto de mi hijo Francisco", contó emocionada al diario argentino.