La periodista panameña visita Bolivia para capacitar a los comunicadores sobre los desafíos del mundo digital y abordó la realidad actual de los medios

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14 de septiembre de 2018, 4:00 AM
14 de septiembre de 2018, 4:00 AM

Nació en Panamá, es hija de colombiano y ecuatoriana, vive en Estados Unidos hace más de dos décadas y, desde su rol como periodista, Hena Cuevas ha contado historias de varios puntos de Latinoamérica, región por la que siente un especial apego. Ahora mismo se encuentra en Bolivia dictando charlas sobre las nuevas formas de comunicar desde las plataformas digitales. Tiene un bagaje que la respalda, trabajó como corresponsal para Univisión y anteriormente estuvo en NBC, CNN, ABC y PBS; también se ha desempeñado como reportera con sede en EEUU para medios de comunicación de España, Chile, Venezuela y Panamá.

Ahora mismo se encuentra en Bolivia dictando charlas sobre las nuevas formas de comunicar desde las plataformas digitales, para periodistas de ciudad y de provincias, y para estudiantes de Comunicación Social, por invitación de la Fundación para el Periodismo y con el patrocinio de la embajada de EEUU.

Un tiempo nuevo

Es inevitable hablar de los medios masivos como prerrequisito para abordar el reto digital. Para Cuevas, es tiempo de reinventarse y de encontrar distintas maneras de sostener un medio de comunicación, “por eso hay el Washington Post donde tienes que pagar; el New York Times, que está con suscripciones. Entonces tienes el debate de que en internet tiene que ser todo gratis, pero alguien tiene que pagar por el contenido. Todavía nadie ha descubierto la fórmula mágica de recibir el nivel de ingresos que, por ejemplo, entra en una televisora por publicidad”, confiesa. Según ella, en EEUU siguen tratando de ver cuál es esa fórmula, ya que los ingresos por internet no se comparan con los otros.

Según la invitada a disertar, ahora el dilema es ver quién queda primero, segundo o tercero, “no creo que vayan a desaparecer, incluso la prensa escrita tiene un lugar, siempre y cuando se adapte a internet, habrá lugar para radio, TV, impreso y digital, pero cada cual está como ubicando su parte del pastel”, opina.

Ante la avalancha de información gratuita en la red, para Cuevas los medios deben responder la pregunta del millón de dólares, “qué ofreces tú que la gente esté dispuesta a pagar por eso”, dice, y augura que será necesaria una respuesta a la altura de lo que en su momento fue Netflix. “Cobra una cantidad razonable con contenido ilimitado”.

Hena también reconoce que la tendencia es el fortalecimiento de la marca personal a costa de la del medio de comunicación, “pero hay medios que están luchando por no dar el protagonismo a sus figuras”, sostiene. Y a pesar de esa afirmación, asegura que no se están utilizando las plataformas digitales en su máximo potencial, “por ejemplo Twitter se ha convertido en una plataforma de periodistas y políticos, pero falta gente común y corriente en esos debates. De algún modo la gente gravita en su burbuja y se alimenta de sus propias ideas al crear comunidades donde todos piensan igual”.

Según ella, con las redes no hay excusa para no tener una marca personal, pero el reto actual, en medio de la vorágine informativa, es cómo abrirse espacio para consolidarse.

Militancia o no

Sobre las posturas de los periodistas en las redes sociales, Cuevas considera que es un oficio como el de un juez, que no debe inclinar la balanza. “Soy muy vieja escuela, los periodistas no somos iguales a los demás, queramos o no representamos a un medio. La nueva escuela que dice que cada cual debe tener su opinión, no sé si eventualmente eso llegue a ser la pauta, pero considero que la función del periodista, al ser observador, es crear un balance equitativo. La noticia es la estrella, no tú”, argumenta.

En este sentido, reconoce que hay una autocensura necesaria por la naturaleza del trabajo y que para opinar están como alternativa los programas de comentarios.

Hena reconoce que en los nuevos tiempos se ha exacerbado la confesión derechista o de izquierda entre los periodistas. “Está muy marcado. Sí la hay y cada vez más promocionada por parte de la misma empresa, porque eso es lo que busca”. Para ella no mostrar postura es una ventaja, la barrera que permitía mostrarse objetivo y justo con las partes. “Esa es una de las partes peligrosas”, admite y sugiere crear cuentas separadas, una personal y otra laboral.