El experto en desarrollo urbano desempolva la memoria de la ciudad y viaja por el pasado, entra al presente en el que la urbe afronta su futuro y llama a un debate necesario que no se debe postergar

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30 de septiembre de 2018, 4:00 AM
30 de septiembre de 2018, 4:00 AM

A la dinámica región metropolitana cruceña de cuya existencia recién nos estamos percatando, no obstante que la misma fuera ya detectada y estudiada en 1998, por la falta de un plan y de actores que asuman sus responsabilidades se le están presentando tres claras alternativas de futuro que paso a delinear.

La primera visión de futuro para la región metropolitana fue la que se plasmó con los varios planes reguladores que se elaboraron sobre la base del plan Techint. La idea era la de una mancha urbana que creciera compacta, sin espacios vacíos (lotes de engorde) para reducir los tiempos de viaje consolidando así una ciudad orgánica conformada por un centro histórico, distritos y unidades vecinales. Se suponía que cada ciudad del área metropolitana crecería así, desde el centro, siguiendo su propia lógica.

El énfasis de esta visión de ciudad está en construirla desde el ciudadano, desde la UV, para ir luego ampliando la escala para abarcar temas de distrito y por último temas urbano-metropolitanos. El ciudadano y sus necesidades eran el centro del plan. Era lo local.

Para concretar esta visión se restringe la densidad de edificación en la parte interna de las UV y se ofrece espacios para lo que se llamó el equipamiento primario o vecinal. Llama la atención como el equipamiento vecinal más importante de este modelo, que era el denominado “centro polivalente”, fue cuidadosamente evitado por casi todas las gestiones municipales. Se trataba de un espacio que se entregaba a los vecinos para que allí cumplan todas aquellas actividades colectivas que consolidaran a la comunidad y promovieran la cohesión social, la formación ciudadana y su empoderamiento.

No llama la atención que el proyecto no guste a quienes veían más cómodo manipular al ciudadano con regalos en sucesivas gestiones plagadas de paternalismo y clientelismo, herramientas cuyo manejo conocían muy bien. En cambio, negociar con ciudadanos preparados e informados era muy peligroso y fue evitado. Así, se construyeron edificaciones especializadas pero ninguna para el libre uso del ciudadano: enormes subalcaldías pero solo para la burocracia, estaciones policiales, juzgados, mercados y otros por el estilo, todo, menos centros comunitarios para que allí los vecinos socialicen, se conozcan, festejen, estudien, oren y hagan cultura en plena autogestión, es decir en un esquema de marcada descentralización.

Irónicamente, en vez de esos centros para la vida, la administración municipal opta por priorizar los velatorios, para que los pobres puedan copiar las novedades y comodidades de las clases altas que ya no quieren la incomodidad de organizar el velorio en la casa. Clara muestra de que ese ciclo de la ciudad construida desde abajo y con las prioridades de los vecinos no es la que actualmente se construye. ¿Los vecinos definieron como prioritarios los velatorios? Fue el alcalde, según informan sus propios funcionarios.

Lamentablemente esta primera visión de ciudad ha sufrido graves retrocesos y quizá lo más grave ha sido la cooptación de las dirigencias vecinales, lo que le ha quitado sus bases sociales.

La segunda visión de futuro es la que en los hechos ha venido dándose en los últimos años: El manejo estrictamente político partidario de los territorios municipales, con formas de gestión muy atrasadas y sobre todo sin verdadera participación ciudadana y sin políticas de suelo urbano. El resultado ha sido la expansión indiscriminada de las urbanizaciones en cada municipio, pero no en función de necesidades de cada uno de ellos sino en función del mercado de la tierra de Santa Cruz de la Sierra. Por eso los loteos no se dan como continuidad natural de los centros históricos, como fue Santa Cruz sino que se dan hacia el lado de Santa Cruz, por la evidente fuerza centrípeta de su enorme población y mercado de capitales. Esta es la realidad que hemos vivido estos años.

La tercera visión de futuro corresponde a lo que llamo la creación de la ciudad privada globalizada, la ciudad del capital global: toda las áreas de expansión de la región metropolitana se han conformado y consolidado no por acción conjunta de vecinos y autoridades, como en el pasado sino por parte del gran capital inmobiliario globalizado que se ha asumido la responsabilidad de construir la región metropolitana en función a sus propias decisiones como son la nueva ciudad de Santa Cruz, la nueva ciudad del Urubó, los Portones del Urubó y muchas más.

Esta realidad, que he descrito en mi último libro publicado sobre la región metropolitana, tenemos que tener la lucidez de verla, porque es un posible cambio epocal, con sus fortalezas pero también con sus grandes peligros y desastres. ¿habrá aún espacio para los ciudadanos, para lo local, para nuestras autoridades elegidas, o el proceso de privatización urbana es irreversible? Ese debe ser hoy el debate, no otro.

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