El pueblo peruano de Sandia se convirtió en un punto clave para las mafias del narcotráfico. De ahí se manda la droga a Bolivia en mochilas o con tragones 

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24 de junio de 2018, 4:00 AM
24 de junio de 2018, 4:00 AM

Pasan la frontera con una mochila en la espalda sin llamar la atención. Muchos optan por utilizar rutas con nulo control migratorio y por eso las vías de la droga que llega de Perú a Bolivia se expanden por casi todo el lago Titicaca. Son los ‘burriers’ quienes introducen los estupefacientes a suelo boliviano por los límites lacustres, ya que del norte peruano las avionetas salen cada día rumbo a Beni, Santa Cruz o el norte de La Paz con carga de mayor pesaje.    

Según un informe de la Dirección Antidrogas (Dirandro) de Perú, las mafias del narcotráfico operan para trasladar la cocaína producida en el valle peruano de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem) por vías bolivianas. El documento detalla las seis principales rutas de ingreso de la droga: tres por Desaguadero, dos por Puerto Acosta y una por Copacabana. Todas localizadas en el departamento de La Paz y próximas al lago Titicaca. Pero además existen otras vías en toda la frontera Bolivia-Perú que son utilizadas y en total llegan a 34.

El general Roger Tello es exjefe de la Macrorregión Puno-Madre Dios. Se destacó por su lucha contra el narcotráfico y relata que estas vías pueden ser modificadas si es que existe control. 

“Estos cárteles operan por donde el control es escaso. Buscan las mejores rutas y, en este lado, utilizan a personas, pero también se detectó droga en camiones cisternas”, relata Tello. 

El actual jefe policial de la macro región Puno-Madre de Dios, general César Benites Legoas, instruyó un control permanente en estas rutas, aunque admite que las mafias buscan vías sin presencia policial ni migratoria. 

“Es un trabajo arduo el que realizamos, el control se lo hace en diferentes rutas. Hay logros en control de drogas”, dice Benites.
La localidad de Sandia se convirtió en un punto de reclutamiento tanto de droga como de los ‘burriers’, que son personas que llevan la droga en mochilas o en óvulos tragados previamente.  

Sandia, nueva ruta

De Sandia, que es la puerta a los valles peruanos, se despacha la droga a las seis principales rutas. La primera va hacia Pelechuco, en La Paz; la segunda a Puerto Acosta, por Moho; la tercera también a Puerto Acosta, por Huancané; la cuarta a Desaguadero, por Juliaca; la quinta también a Desaguadero, por Ilave; y la última a Copacabana por Yunguyo. 

En Bolivia, el viceministro de Defensa Social, Felipe Cáceres, revela que el país se convirtió en una zona de tránsito de la droga producida en el
Vraem peruano. Explica que ahora se utilizan personas para que pasen la cocaína y destaca que los narcovuelos disminuyeron debido a ley peruana de derribo de aeronaves. 

“Bolivia, por su extensión y ubicación geográfica, es aprovechada por la delincuencia organizada transnacional para la comisión de sus delitos, entre ellos el tráfico ilícito de drogas. Con Perú existe un trabajo coordinado y los informes que se emiten allá confirman que Bolivia es un país de tránsito de la droga que se produce en el Vraem”, dice Cáceres. 

La autoridad boliviana adelanta que en el lado lacustre se hará un control vía satelital, ya que las mafias operan por las noches y en zonas donde no existen comunidades. Por lo general, la sustancia llega a la ciudad de El Alto.
Aparte de Sandia, en Perú Juliaca y Puno también son centros urbanos donde se acopia la pasta base de cocaína. 

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