El periodista hace un análisis de la isla y crítica a un régimen que, a su juicio, ha convertido a las personas en esclavas que solo deben obedecer

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16 de septiembre de 2018, 4:00 AM
16 de septiembre de 2018, 4:00 AM

Reinaldo Escobar tiene sus propios credenciales que se suman a los que porta su esposa, la bloguera Yoani Sánchez. Ambos han creado el diario digital 14ymedio.com y desde ese atrio del periodismo buscan contar las historias que la dictadura de su Gobierno intenta ocultar. Tiene 70 años de edad y 40 de ellos metidos en la piel eterna del periodismo. Desde su casa en La Habana, Reinaldo levanta el teléfono y se dispone a contestar las preguntas de EL DEBER, aunque sus palabras puedan provocar el enojo del poder que ha hecho de la isla su propiedad privada y de los ciudadanos, soldados obligados a obedecer. Recientemente ganó el Premio Iberoamericano Verbum 2018, por su novela La Grieta. El jurado premió la obra por ‘la madurez narrativa con que aborda la crónica del desencanto para toda una generación de cubanos’.

— ¿Trabajó para la prensa oficialista?

Sí, estuve casi 20 años.

—¿Cómo fue el cambio?

Yo no cambié. Por seguir siendo el mismo me dijeron que no podía seguir trabajando como periodista oficial, me botaron del trabajo porque mi pensamiento y mi escritura no estaban en la línea.

—¿Qué tan reales son los cambios con la reforma de la Constitución Política cubana?

Cuba es un país que ha tenido muchas constituciones. La mejor de todas es una que se hizo en el año 1940, cuando en la Asamblea Constituyente se eligió entre todos los partidos políticos en el país, incluso la mayoría de las personas que estaban incluidas en esta asamblea eran partidos de oposición y el gobierno quedó en minoría en ese momento. De manera que fue una Constitución muy progresista, incluso había miembros del Partido Comunista como parte de esa asamblea. Esta Constitución llegó a funcionar dos veces, una, cuando el señor Fulgencio Batista dio un golpe de estado en el año 1952, y luego en el triunfo de la revolución, en enero del 1959. Fidel Castro dio por terminada esa Constitución y no hubo otra en Cuba hasta el año 1976, cuando se decretó la primera Constitución socialista de Cuba.

Esa Constitución ha sido reformada en dos ocasiones, en el año 1992 y en 2002. La Constitución que se reformó es la misma todo el tiempo, esta es la Constitución del 1976, con modificaciones: la modificación del 92 era para hacer adecuaciones imprescindibles porque ya dejaba de existir la URSS y, aunque parezca increíble, en la constitución cubana se mencionaba a la URSS como un país amigo, hermano, y había que quitarlo porque era un insulto la existencia de otro país en una Constitución propia. Luego, en el año 2002, como respuesta a un movimiento opositor, el Movimiento Cristiano de Liberación que dirigía el señor Oswaldo Payá, fallecido hace ya cuatro años, y que presentó al Parlamento una propuesta de ley para modificar la Constitución, con libertades políticas, etc. Él recogió 11.000 firmas que le daban el aval para que el parlamento discutiera este asunto y cambiara la Carta Magna.

Entonces, en respuesta a esa audacia y atrevimiento de un opositor de hacer semejante cosa, el Gobierno hizo una contrapropuesta, desestimando la opositora, y esa propuesta inspiró una modificación en la Constitución, que se limitaba a decir que el sistema socialista en Cuba era irrevocable y que no podía modificarse bajo ningún concepto, es decir, ni siquiera los parlamentarios pueden cambiarla, eso se modificó en 2002 y es la Constitución que ha regido más o menos en Cuba hasta el presente.

Pero, ¿qué ocurre? Han cambiado muchas cosas en el país. En el transcurso de estos 15 años, el Estado se ha visto en la necesidad de aceptar la realidad de que haya al menos cafeterías, pequeños negocios, aunque eso era algo inconstitucional. De manera que el Gobierno cedió en hacer reforma a la Constitución, no para abrir cambios nuevos, sino para que la ley sea coherente con lo que es la realidad. Es por eso que se plantea que la reforma constitucional incluya como una novedad la propiedad privada, cosa que se constituye en confusión porque se sobreentiende que en el clásico sistema socialista la propiedad privada deja de existir, pero bueno, la realidad vale más que las reglas del juego.

—¿Existe el término comunista en la nueva Constitución y también el socialista?

Muchas personas cuando hablan de Cuba hablan del Castro-comunista. En la teoría, el comunismo es un estallido social en donde los bienes materiales corren a chorros llenos, las fuerzas productivas son imparables, todo está perfectamente bien, un manto de felicidad sobre la tierra y no hace falta el Estado porque no hay clases antagónicas, y la regla es que cada cual recibirá según sus necesidades. Eso es una utopía incumplible que no ha existido en ninguna parte del mundo. A eso se llama comunismo. Lo que pasa es que ellos no han dicho que eso lo quitaron porque no se va a cumplir nunca. Sencillamente han dado una explicación muy pobre. La inmensa mayoría de los delegados de la Asamblea Nacional que tienen el don de la obediencia son militantes del Partido Comunista. Esto es un dato real. Es un parlamento que responde completamente a los intereses del Partido Comunista.

—¿Entonces el Gobierno cubano quiere que el mundo crea que hubo un cambio?

El señor Miguel Díaz Canel es un hombre preparado y designado por los gobernantes cubanos para que ocupe la Presidencia. No fue elegido por nadie. Los cubanos no tienen la oportunidad de votar en una urna para presidente. Él no participó de una campaña presidencial porque la ley cubana electoral prohíbe campaña pública. Ese señor sencillamente fue designado como único candidato y el Parlamento lo eligió como presidente. El que propuso a Díaz Canel fue Raúl Castro y el Parlamento obedeció esa sugerencia.

—¿Por qué entonces se intenta dar otra idea, diciendo que se hacen cosas nuevas en Cuba?

El espectáculo siempre tiene más luces. Raúl Castro no quiere dar esa impresión grosera de que se puso a su sucesor a dedo y hace creer que hay candidatura, democracia.

Desde el punto de vista constitucional, que tiene enorme interés en la población cubana, no solamente está el detalle de que se eliminó la palabra comunismo y se aceptó la propiedad privada sobre la gestión económica, sino que también se ha logrado que la Constitución cubana abra las puertas para una posible y futura aceptación del matrimonio entre personas del mismo sexo. La Constitución hizo una nueva definición del concepto de matrimonio. Antes decía que era la unión entre un hombre y una mujer, ahora, entre dos personas. Cuba tiene una tradición machista y xenofóbica.

—¿Por qué se muestra alguna apertura con este tema que no es necesariamente de impacto económico? Se dice en Cuba que es de interés personal de alguien del Gobierno.

No tengo derecho a atribuirle preferencias sexuales a una persona que no conozca en la cama, que es la única manera de averiguarlo. Puedo asegurar que en el Parlamento cubano, necesariamente tiene que haber personas con inclinación homosexual, eso forma parte de la naturaleza humana. Quizá pocos han salido del clóset. Ahora, ese no es el asunto, el asunto está en que el Gobierno quiere poner a Cuba en una aparente tolerancia a la diversidad sexual, pero no hay ni el más mínimo asomo a la tolerancia política.

—¿Es nuevo en Cuba que se permita el alquiler de viviendas?

No, es viejo. Hay un permiso desde hace 10 años para que alquilen sus viviendas. Hay que pagar una licencia. De hecho, desde agosto del año pasado están suspendidas todas las licencias, sobre todo las relacionadas con la renta de habitaciones y apertura de nuevos restaurantes y cafeterías, con el pretexto de que se iba a hacer una remodelación de las reglas de juego del trabajo por cuenta propia.

—¿De qué vive un cubano?

Hay muchos tipos de cubanos. Lo que te puedo asegurar es de lo que no vive un cubano. No vive del salario que gana decentemente de su trabajo con el Estado. No conozco a un solo cubano que pueda vivir normalmente con 700 pesos cubanos al mes, que son a lo sumo 50 dólares. La mayor parte de las personas que están en esa situación de minusvalía económica buscan recursos por debajo de la mesa. Si tienen bajo su control un medio de transporte, comercializan el combustible; si trabajan en una fábrica, venden algunos repuestos de Chevrolet de los años 50.

—¿Se llega a esos extremos por necesidad?

Sí, exactamente. Se habla de desvío de recursos, eso es robar también. Si una persona trabaja en una fábrica de helados sabe que el helado resulta caro para comprar y entonces sacará helado en un galón y lo venderá en el mercado negro y con eso sobrevivirá. Afuera seguro que hay un custodio que a su vez tiene familia y a él le debe dar algo. Así funciona. La corrupción hizo metástasis en toda la sociedad cubana debido a la necesidad imperiosa de vivir más allá de lo que paga en salarios el Estado.

—¿Qué es el cubano para el Gobierno?

Desde el punto de vista oficial, del Partido Comunista, el cubano es una especie de soldado que debe obedecer órdenes y debe estar dispuesto a morir por la revolución. Eso es lo que cree el gobierno del cubano.

—¿Cómo se ve el cubano a sí mismo?

Como alguien que tiene que burlarse de las reglas todo el día. Como un esclavo que escapa. Hay un verso muy bonito de un amigo poeta que dice: La oveja negra escapa, podrá volver al corral, pero no al rebaño. Una cosa es estar en el rebaño y otra en el corral. Hay mucha gente que está en contra, pero no pertenece al rebaño. Está fingiendo, con una máscara.

En el caso de la educación, no es posible llegar a la enseñanza universitaria si no se tiene un buen registro académico en el preuniversitario. Y no te aceptan en el preuniversitario si no tienes un buen registro en la enseñanza secundaria. Lo que tienen que hacer los padres para que sus hjos saquen buenas notas es pagar a un profesor particular. Los estudiantes cuyos padres no pueden pagarles ese particular, -que además es ilegal-, a menos que sean genios, no llegan a la universidad.

Con la salud pasa lo mismo. Si una persona pretende que lo atienda el médico con eficiencia y responsabilidad, está muy equivocado si cree que es posible recibir ese servicio sin dar nada a cambio. Es una práctica normal que la gente lleve una merienda al médico, como una cortesía. Al que llega sin nada lo ponen para que lo atiendan dentro de siete meses. Una señora dio a luz un niño con bajo peso, y hay una regla de que tienen que quedarse en el hospital hasta que alcance un peso mejor. Pero como los hospitales son un calvario porque la comida es mala y los baños sucios, hay enfermeras que ‘venden las onzas o los gramos’ que necesita el bebé y que diga el informe para que madre e hijo puedan irse a sus casas.

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