Donald Trump impulsa la política de la confrontación con China, Irán y México. Ataca a migrantes y ambientalistas

El Deber logo
9 de junio de 2019, 4:00 AM
9 de junio de 2019, 4:00 AM

Los tuits de Donald Trump van perdiendo fuerza en Estados Unidos, pero las medidas de su guerra comercial y geopolítica contra China, Irán y México han puesto de cabeza a los mercados internacionales y ponen en riesgo el crecimiento de la economía mundial. Lo propio ocurre con sus iniciativas contra las estrategias globales frente al cambio climático, las medidas contra los migrantes latinos y musulmanes y el creciente aislamiento de Estados Unidos producto de la doctrina nacionalista de Trump en el concierto internacional.

Desde el mismo día en que asumió, el 20 de enero de 2017, la política exterior del magnate de Nueva York ha estado marcada por la confrontación y el rompimiento de las políticas de Barack Obama que habían llevado a una mayor apertura de Estados Unidos hacia las principales demandas mundiales.

La escalada de tensión comercial entre EEUU y China le ha pasado factura a Wall Street, que ha despedido con pérdidas mensuales en los tres índices su peor mayo desde 2010, justo cuando el sábado se cumplió el décimo aniversario de un ciclo de expansión económica al que algunos ya le ven el fin.

Los analistas consideran que la mala racha comenzó el día 5, cuando Donald Trump amenazó vía Twitter con elevar aranceles a productos chinos hasta el 25 %, por 200.000 millones de dólares, renegando de las negociaciones y sentando un tono hostil que se ha incrementado con cada intercambio de palabras.

Desde entonces, una vez impuestas las tarifas, la “guerra comercial” entre las dos mayores economías del mundo ha evolucionado hacia una suerte de guerra fría tecnológica, con un mandato presidencial de no vender componentes de este tipo a la gigante china Huawei por motivos de seguridad nacional.

La madre de las batallas, sin embargo, se lleva a cabo con el gigante chino que, lejos de amilanarse, ha resuelto dar batalla en dos frentes: comercial y tecnológico.

De hecho, la guerra comercial entre Washington y Pekín ya es digital, con el desarrollo de la tecnología 5G en el punto de mira, lo que ha causado temor entre unos inversores de Wall Street que han penalizado con una rebaja media del 15% en el último mes a las tecnológicas estadounidenses con intereses en China.

El Fondo Monetario Internacional, la OCDE e incluso los servicios económicos de la ONU coinciden en que la guerra comercial entre las dos economías más importantes del mundo -solo ellos manejan un tercio del comercio mundial- va a perjudicar a los consumidores, a las empresas y, a la postre, al crecimiento económico global.

Lo que empezó como una revisión de un pacto comercial acotado en el tiempo va camino de encallarse, y el mandato presidencial de EEUU de no vender componentes tecnológicos a la china Huawei por motivos de seguridad nacional ha llevado a una “guerra fría tecnológica” que no gusta a los mercados.

Según una nota del jefe de estrategia global de la banca de inversión Jefferies, Sean Darby, el incremento de los aranceles ha dado paso a una estrategia que busca “frenar a China como líder en el desarrollo del 5G”.

Esta tecnología debe ofrecer un ancho de banda y una velocidad nunca vistas hasta ahora y a las que los expertos ligan estrechamente el desarrollo del internet de las cosas, el uso de vehículos autónomos y los proyectos con Inteligencia Artificial. El talón de Aquiles para China -pero también para las empresas de EEUU- es que este cambio de paradigma necesita en gran parte de las empresas estadounidenses de semiconductores y componentes, como Qualcomm, Nvidia, Intel, Xilinx, Skyworks Solutions y Macom Technologies.

Y es que las empresas que fabrican chips para “smartphones”, videojuegos y centros de datos son las más expuestas a la guerra digital. Estados Unidos fue responsable de aproximadamente la mitad de los 470.000 millones de dólares procedentes de chips vendidos en todo el mundo, y China fue su principal mercado.