Investigadores y estudiosos de la fiesta grande señalan distintos momentos en que el ciudadano acogió esta ocasión para expresar su descontento. A través de los bandos también se escribe la historia política 

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11 de febrero de 2018, 7:00 AM
11 de febrero de 2018, 7:00 AM

El Carnaval es época de diversión, de disfraces y de jolgorio. También es la temporada en que las protestas sobre temas importantes estén ‘enmascaradas’ con picardía, sátira y buen humor. Los bandos carnavaleros son utilizados para descargar críticas a los gobernantes de turno y para fijar posición política. Este año, por ejemplo, los comparseros definieron protestar en contra de la repostulación exigiendo respeto a los resultados del referéndum del 21 de febrero de 2016, cuando la mayoría de los bolivianos votó por el No a la reforma de la Constitución para hacer posible la reelección de Evo Morales. 


La motivación de los comparseros fue unirse a las protestas que llevan adelante los cívicos y organizaciones ciudadanas. Las pancartas y las casacas lucían frases como: Bolivia dijo No, el No se respeta, 21-F, No a la reelección, mi voto se respeta, No a la dictadura, Sí a una Bolivia Libre y Democrática, entre otras.


El anterior domingo la plaza principal 24 de Septiembre fue escenario donde se leyó el tradicional Bando Carnavalero de las comparsas en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra. 


Hay comparsas que son más tradicionales, y a través del tiempo,  marcan la historia política del país y la región en sus estrofas.
 En esta versión resaltaron temas  con contenido que jocosamente involucra al presidente, a sus ministros, al gobernador Rubén Costas y al alcalde Percy Fernández. Reiteraron temas de la repostulación, el papel que jugaron algunos parlamentarios, pero también expresaron su preocupación por los elevados índices de consumo de drogas y la delincuencia, entre otros.


La comparsa  Peines fue una de las que estuvo presente en este concurso, como lo hace desde hace 30 años.  Wálter Sánchez, presidente de esta agrupación, explica que todas las actividades carnavaleras en este año han estado abocadas al rechazo de la repostulación en el intento del presidente Evo Morales de prorrogarse en el poder. “Es la temática que marca, el que no habla sobre esto está desenchufado de este Carnaval. A pesar de que algunos pedían que se suspenda la fiesta, nos opusimos porque creemos que es la mejor vitrina para expresar lo que sentimos”, subrayó. 


Los Peines llevan 40 años carnavaleando y desde hace tres décadas decidieron escribir sus bandos. “Siempre hemos marcado una línea política y hemos sido críticos con todo lo que vemos mal. En todas las épocas hubo gente que nos ofreció pagarnos y financiarnos el bando, pero nunca nos prestamos a ningún juego político, de nadie”.


Para escribir cada estrofa, se alista un cuaderno y durante todo el año van tomando nota de lo que sucede en el país. 


Sin importar que la burla y la broma recaiga sobre los políticos, muchos participan en la fiesta grande y son miembros de distintas comparsas, incluso en algunos casos son de diferentes corrientes, pero comparten la misma casaca porque en estos días se diluyen las diferencias. 

Las voces siempre presentes
Esta no es la primera vez que el ciudadano se manifiesta en la fiesta carnavalera. En algunos momentos  lo ha hecho hasta en los disfraces. En ciertas épocas, como en los  años de las dictaduras militares, finales de los70 y principios de los 80, la gente se pronunciaba en las fiestas del rey Momo con cierta jocosidad en contra de los regímenes militares; situaciones como esta provocaron que el Gobierno reaccionara e impusiera medidas de prohibición a través del municipio, recordó el historiador Nino Gandarilla. 


En los años 50 también las comparsas Taitas y Haraganes, que formaban parte del movimiento cívico, hicieron resistencia y se manifestaron en favor de  la lucha de las regalías, recordó Gandarilla, que también resalta que desde que han existido los bandos carnavaleros siempre hubo mucha jocosidad política. “Esta tradición permitía expresar ciertas cosas de la actualidad social, política del país y del departamento”, señaló, pero además coincidió con los demás estudiosos del Carnaval, que es la primera vez que con estas características se manifiesta esta protesta pacífica.


El expresidente del Comité pro Santa Cruz, Carlos Dabdoub, coincide con Gandarilla que en la década de los 50 la demanda por las regalías estuvo presente en la fiesta grande y la gente vio la oportunidad de mostrar su apego a esta lucha. 


Dabdoub recuerda un hecho que intentó frenar el festejo en la época de los años 50, cuando  hubo un estado de sitio y el Carnaval fue suspendido; sin embargo, los cruceños que se han caracterizado por ser alegres, se trasladaron a Montero a celebrar, donde el control no era con tanta rigurosidad y  los bandos, como siempre, son los que sacan algunas verdades sobre los políticos, por eso esta fiesta muchas veces es la “expresión de las necesidades del momento de la sociedad”, subrayó.   


El investigador y artista plástico Carlos Cirbián recuerda que en el pasado el Carnaval sirvió para hacer parodias y críticas dentro del marco festivo. Esto incluso se notaba en las alegorías del corso donde  expresaban críticas coyunturales, políticas y sociales del momento. “Es una fiesta que tiene altísima convocatoria, pero además de mucha expectativa y de audiencia para manifestar algún descontento, opinión o crítica sobre eventos que nos atañen a todos. No está mal, en la medida en que se contextualice con la farándula”, consideró.


Lorgio Serrate,  investigador y escritor, comparte en que esta fiesta grande siempre ha servido como un escenario de protesta. Recordó que  cuando los Holgazanes mayores hacían sus coronaciones armaban escenas sobre cosas políticas y se burlaban de las barbaridades que se hacía en ese entonces. En las precarnavaleras también había protestas, aunque no con las características que se hizo en esta última. “En ningún otro año la parte política había estado tan presente, pero siempre ha habido en el Carnaval, como las coronaciones de antaño, que eran escenarios para reflejar lo que se vivía políticamente en esa época”, mencionó Serrate. 

En las precarnavaleras hubo comparsas que se manifestaron en contra de la reelección