El expresidente se estableció en Miami mientras dura el proceso interpuesto por nueve de las víctimas de octubre. Los colaboradores de Sánchez de Lozada mantienen cautela porque el juzgado prohibió que emitan declaraciones a la prensa. Algunos aseguran que es una estrategia para ocultar los bienes

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3 de abril de 2018, 14:00 PM
3 de abril de 2018, 14:00 PM

Con un rotundo “no vamos a comentar sobre ningún tema de negocios”, fuentes cercanas al expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada negaron la venta en $us 1,5 millones de la que hasta hace algunos meses fue la vivienda que ocupaba el exmandatario y sus familiares en uno de los suburbios más exclusivos de la capital estadounidense.

    Tampoco se ofreció información sobre la relocalización de una empresa registrada como propiedad de Goni, de Washington D.C. a Arlington, en el estado de Virginia. Según fuentes judiciales consultadas, es probable que respondan a una estrategia para esconder los activos, a la luz del proceso civil que enfrenta el expresidente, junto a su exministro de Defensa Carlos Sánchez Berzaín, en una corte federal en Fort Lauderdale, estado de Florida.    

EL DEBER visitó la pequeña villa de Chevy Chase, ubicada en los límites entre el estado de Maryland y el distrito de Columbia, y se constató que la vivienda, que todavía luce como amoblada para su venta, fue transferida el 30 de agosto de 2017. Igualmente, se llegó al segundo piso del edificio 919 de la calle 18, donde las oficinas de Petromina se encuentran desocupadas y cerradas “desde hace aproximadamente seis meses”, de acuerdo a funcionarios de la conserjería. 

La misma fuente, familiarizada con este tema, confirmó que se trata únicamente de un “traslado de la oficina por razones de costos”.

Lo que sí aseguran es que el exmandatario mantiene las costumbres bolivianas, principalmente las comidas. Las salteñas son infaltables en la casa, una receta que ha sido perfeccionada por Ximena Iturralde, la esposa de Goni, así como los cuñapeses.

Gonzalo Sánchez de Lozada se ha establecido temporalmente en la ciudad de Miami por la conveniencia para atender el proceso que enfrenta actualmente y en algunas semanas dilucidará la pertinencia, o no, de resarcimientos monetarios a favor de las llamadas víctimas de octubre.

El entorno del expresidente confía en que durante el desarrollo de las audiencias judiciales se vaya esclareciendo “lo que realmente ocurrió en Bolivia” a fines de octubre de 2003, ya que los bolivianos han mantenido estos acontecimientos “ocultos en el subconsciente, como un trauma que la sociedad boliviana no ha podido enfrentar hasta hoy".

Según personas del entorno de Goni, que prefirieron no mencionar sus nombres porque la justicia de Estados Unidos les prohibió hacer declaraciones a la prensa durante el juicio, “si se hubiese investigado de manera inmediata para establecer la verdad histórica de los hechos que provocaron la caída del segundo Gobierno de Sánchez de Lozada, “Evo Morales jamás habría sido elegido presidente”, pues se hubiese puesto al descubierto “su participación, junto con la de Felipe Quispe, ‘el Mallku’, en la instigación a la violencia”.

La misma fuente sostiene que “algunos de estos testimonios ya han empezado a salir a la luz”. Uno de los primeros declarantes afirmó que “su papá tenía que salir a bloquear porque si no lo hacían, los multaban”.

 

El escenario correcto

En el cuartel general del político, que a mediados de los años 80 fue considerado un transformador del Estado boliviano por las medidas económicas que detuvieron una de las mayores crisis económicas de la historia del país, existe confianza en que este proceso tiene lugar en el escenario correcto y bajo las circunstancias correctas.  

El hecho que el juicio “se instale en Estados Unidos y no en Bolivia garantiza que los derechos de los involucrados serán respetados al igual que la independencia y transparencia” del proceso mismo, asegura gente del entorno del expresidente.  

Observan, sin embargo, que voceros del Gobierno boliviano han estado incumpliendo las limitaciones impuestas a las partes por el juez de la causa, como las de no hacer declaraciones a la prensa. Desde Bolivia, diariamente funcionarios del Ejecutivo opinan y visibilizan la gestión de la acusación. Durante los últimos 12 años, “el Gobierno se ha estado escondiendo detrás de las víctimas”. Creen que la estrategia está dirigida a que se escuchen sus voces, pero que no se revele la verdad sobre los hechos de octubre de 2003.

Con relación a la condición física del exmandatario, que el 1 de julio cumplirá 88 años de edad, sus allegados sostienen que “Goni está tan saludable como cualquier persona de su edad. Recientemente fue sometido a una evaluación médica y excede la media de un americano saludable, no padece del corazón, no tiene diabetes; es una persona saludable”, reiteran.

El exmandatario reapareció el lunes 5 de marzo en la corte de Fort Lauderdale después de más de ocho años. Lucía un aspecto avejentado y poco sonriente. Estuvo acompañado por varios abogados, todos vestidos con trajes azul oscuros.

Nueve de las víctimas introdujeron el juicio civil contra Goni que es auspiciado y financiado por una Organización No Gubernamental (ONG) estadounidense, la cual aglutinó a ocho abogados de la prestigiosa universidad de Harvard para que logren un resarcimiento económico para los afectados de la masacre que introdujeron el proceso. La abogada Beth Stephens, de la parte demandante, dijo que este juicio no tiene ningún vínculo con uno penal.

La salida intempestiva del país, de Gonzalo Sánchez de Lozada y su familia, el 17 de octubre del año 2003, forzó un exilio que se ha extendido por más de 14 años y que “ha sido igual de difícil y a veces doloroso”, reflexionan en círculos cercanos a los Sánchez de la familia Lozada-Iturralde. “Siempre hay la preocupación por la familia que queda expuesta”.

En el caso de la esposa de Goni, Ximena Iturralde, “no pudo compartir los últimos años de vida de su madre”, que murió durante esta separación.

De acuerdo con la versión de las personas del entorno del exmandatario, Goni siempre contesta el teléfono celular y cuando no lo hace, no tiene problema en devolver la llamada y ofrecer una disculpa. Siempre contesta en español. Se abstuvieron de revelar el número del teléfono móvil.

La oficina donde operaba la empresa de Sánchez de Lozada en Estados Unidos está abandonada. Aseguran que cambió de domicilio legal