Todo depende de la calidad de la droga. Pueden canjear hasta vagonetas de marcas costosas. Luego, los motorizados son ofertados en ferias en el norte de Potosí

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1 de septiembre de 2019, 4:00 AM
1 de septiembre de 2019, 4:00 AM

El norte de Potosí se convierte en zona roja por las mafias de narcotráfico y de contrabando. Los clanes reviven un viejo negocio: el trueque de cocaína por un auto indocumentado. Estos grupos llegan a la frontera con Chile con su mercadería y en pleno límite cierran el trato.

Todo depende de la calidad de la droga, pero también del modelo del vehículo. Un kilo de cocaína purificada es canjeado por un motorizado en buenas condiciones. Las fuerzas del Estado indagan esta forma de intercambio y la oposición cuestiona la labor policial y militar. Llegan a lugares prácticamente deshabitados.

Es en la frontera con Chile, en el norte de Potosí, donde los clanes hacen el trueque. La cocaína llega desde Perú y pasa por La Paz, Oruro y pasa a suelo potosino. Los vehículos vienen de la ciudad de Iquique, al norte chileno.

El negocio está cerrado con comunicaciones anteriores. En el lugar solo se cierra el trato y se cambia la mercadería. Esta información es parte de un informe de inteligencia al que tuvo acceso EL DEBER. La mayoría de los motorizados son los conocidos “surubís”, que son utilizados en áreas rurales del país para el servicio de transporte público.

Pero también se canjean autos de lujo, como vagonetas y camionetas de reciente fabricación, dependiendo de la calidad de la droga.

“Volvió a aparecer el pago en especies, concretamente en vehí- culos, y no con dinero en efectivo. Con este método lavan el dinero del narcotráfico con la venta de estos autos chutos en el lado boliviano”, dice parte del informe de Inteligencia. El documento habla del “trueque” entre mafias.

El negocio lo hacen a plena luz del día y los vehículos luego del canje bordean el salar de Uyuni. Tienen una parada en el municipio de Llica, donde supuestamente cuentan con el aval de los dirigentes.

Después pasan por Salinas de Garci Mendoza hasta llegar a poblados del norte potosino, como Uncía y Llallagua. En esta zona se instaló una feria de venta de autos ‘chutos’. Es en la localidad de Pampa Colorada, aunque el informe también menciona otras ferias en otras comunidades potosinas. “Los puntos de canje son deshabitados y de difícil acceso.

Los clanes usan vías ilegales para introducir los vehículos desde la ciudad de Iquique. Luego, la sustancia controlada ingresa a la República de Chile con fines comerciales y los autos ‘chutos’ son llevados a las ferias del norte de Potosí y una menor cantidad a la localidad de Challapata, en Oruro”, explica el documento policial. El informe de inteligencia revela que por cada dos kilos de pasta 

base de cocaína se puede canjear un vehículo Toyota modelo Caldina, Noha o Ipsum, que sirven para el transporte de pasajeros. Y por cada dos kilos de clorhidrato (cocaína cristalizada) se entrega una vagoneta o camioneta Mitsubishi, Nissan o Toyota de fabricación reciente, modelo 2016 o 2017. “Mucho hace la calidad de droga que intercambian.

Las organizaciones que hay en Chile son las que se encargan de poner los vehículos chutos o robados en la frontera. Esos mismos vehículos luego son comercializados en el mercado boliviano. Llegan a diferentes poblados y de ahí pasan a otras áreas rurales del país. La zona de Yungas y el norte de La Paz, por ejemplo, son lugares paraíso de vehículos indocumentados”, explica un oficial de la Policía.

El viceministro de Lucha Contra el Contrabando, Gonzalo Rodríguez, remarca que se investiga el trueque de mercaderías, pero detalla que en su trabajo fueron identificadas algunas comunidades que impulsan las ferias de venta de autos sin documentos.

Molestia de comunarios

“Ellos (los vecinos) están muy molestos con esta actividad. Ellos saben que el contrabando es una agresión a la economía nacional. Nos volveremos a reunir para luego intervenir este sector, parecía difícil de controlar esa zona, pero la iniciativa vino de los vecinos del lugar”, destaca Rodríguez. La autoridad relata que hace unas semanas hubo un hecho de sangre en estas zonas del norte de Potosí.

Los comunarios no  denunciaron a la Policía. Un joven de 15 años falleció y poco se sabe el motivo del deceso. Los contrabandistas hicieron eco de la muerte en sus grupos de redes sociales, pero la víctima no era parte de ningún clan.

“Están ocultando alguna actividad ilegal no relacionada al contrabando (...) La vida de las personas, ya sea militar, contrabandista o comunario no tiene precio y eso es lo que preocupa. Para la gente que se dedica a lo ilegal la vida no vale nada y reacciona con mucha violencia”, remarca Rodríguez. En la otra parte de la investigación el tema también es de preocupación.

El viceministro de Defensa Social, Felipe Cáceres, afirma que este tipo de cambio se hacía años atrás y que estaría de retorno entre las mafias. “Ese es un nexo (narcotráfico y contrabando) cada vez más evidente que nos preocupa terriblemente”, admite la autoridad.

“Estas organizaciones del narcotráfico también se dedican al contrabando y lavado (de dinero) infringiendo nuestras normas aduaneras y financieras, seguramente el Ministerio Público tomará cartas en el asunto y apoyaremos toda investigación necesaria”, destaca el viceministro Cáceres. En 2012 un camionero boliviano fue detenido en Chile por transportar 15 kilos de pasta base de cocaína.

En su declaración, el transportista reveló que la sustancia controlada iba a ser canjeada por vehículos en Iquique. La Policía de Investigaciones (PDI) de Chile inició la investigación y halló a ciudadanos bolivianos que despachaban los motorizados ni bien recibían la droga.

Este clan fue desarticulado. Luego, el negocio se trasladó a la frontera. Son en lugares limí- trofes deshabitados. En el lado chileno, según el informe, existe un poblado llamado Cancosa.

Es pequeño y ahí esperan las mafias dedicadas al robo de los motorizados. Usan vías precarias y hasta van por la orilla del río Sacaya para llegar a la frontera con Bolivia. En esa zona de la parte boliviana no existen localidades habitadas.

Pero sí caminos que conectan al municipio de Llica, en el departamento de Potosí. Otro punto es el salar de Coipasa en plena frontera. De ahí también se conectan a Llica con los vehículos ‘chutos’.

También hacia el sur se ejecuta el canje, pero los dos anteriores lugares son los más utilizados por las mafias. Se llega a Llica con el vehículo canjeado. Pasan por Palaya, Uyuni, Salinas de Garci Mendoza, Pampa Aullagas, Challapata y de ahí existen ramales para desviar los motorizados a diferentes ferias de ventas.

La mayoría va al norte de Potosí a las localidades de Uncía, Pocoata, Llallagua, Colquechaca y Pampa Colorada. Esta última comunidad está en la mira de las autoridades. Los días miércoles y sábados son jornadas intensas para este negocio ilegal. Ahí llegan los motorizados que fueron canjeados por cocaí- na. Son ofertados por $us 1.500 más de lo que adquirieron.

A la feria acuden personas de todo el país, incluso desde Santa Cruz. El viceministro Rodríguez informa que recibió una denuncia sobre el mercado de autos ilegales en Pampa Colorada.

Añade que los comunarios hicieron el pedido para que efectivos militares ingresen junto a las autoridades indígenas a intervenir el lugar.

“Esto demuestra que la población originaria está muy molesta con el contrabando, están cansados y están trabajando con nosotros con información y acciones directas en contra del contrabando. Estamos trabajando con las autoridades de los ayllus para conocer a fondo esta situación y erradicar el contrabando en estas zonas”, remarca Rodríguez.

La ruta de la droga

La droga que fue cambiada también tuvo una ruta para llegar a la frontera con Chile. La pasta base llega de la selva peruana por diferentes zonas fronterizas. La más utilizada son áreas cercanas al municipio de Desaguadero.

Son los llamados “burriers” que introducen los estupefacientes a suelo boliviano por los límites que bordean el lago Titicaca, ya que del norte peruano las avionetas salen cada día rumbo a Beni, Santa Cruz o el norte de La Paz con carga de mayor pesaje.

Son seis las principales rutas de ingreso de la droga peruana que pasa a Bolivia y que su destino final es Chile: tres van por Desaguadero, dos por Puerto Acosta y una por Copacabana. Todas están localizadas en el departamento de La Paz y son próximas al lago Titicaca.

Pero, además, existen otras vías en toda la frontera Bolivia-Perú que son utilizadas y en total llegan a 34 rutas. Las demás tienen como destino llevar la droga a Brasil, Paraguay o Argentina.

La pasta base luego pasa por Oruro y llega al norte de Potosí. Ahí hacen el contacto y se traslada la sustancia controlada hacia la frontera con Chile. En ese país, el precio de la droga se duplica.

La cocaína de baja calidad, por lo general, es para el consumo en la vecina nación, pero la refinada es para llevarla a otros países, como Estados Unidos y también al continente asiático.

El trueque de cocaína por autos ‘chutos’ es el negocio en la frontera. Los vehículos canjeados funcionan sin problemas en varias localidades del país.