Según el estudio de The Economist, Bolivia ocupa el lugar 89 entre los 165 países que fueron sometidos al Índice de Democracia Mundial. En Latinoamérica está en el puesto 20 entre 24

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11 de febrero de 2018, 7:00 AM
11 de febrero de 2018, 7:00 AM

Bolivia ocupa el lugar 89 de 165 en el Índice de Democracia Mundial elaborado por la Unidad de Inteligencia del grupo The Economist durante 2017. Eso convierte al Gobierno de este país en un “régimen híbrido”, con una puntuación de 5,49 puntos, en un rango de 1 a 10, donde la puntuación más alta corresponde a las democracias más avanzadas y la baja a los regímenes autoritarios.


En América Latina, la mayoría de los países se clasifican en la categoría de democracia con defectos y hay cinco regímenes híbridos, de los que Bolivia ocupa el antepenúltimo lugar, por debajo de Honduras y Guatemala, y por encima de Nicaragua y Haití.  En suma, el país está en el vigésimo puesto de un total de 24 en la región. 


En el documento se explica ‘régimen híbrido’ como “aquel en que las elecciones tienen irregularidades, donde suele ser común que el Gobierno presione a los partidos de oposición y a sus candidatos; tiene debilidades en la cultura política, el funcionamiento del Gobierno y la participación política; asimismo, la corrupción tiende a ser generalizada y el Estado de derecho es débil; la sociedad civil se siente hostigada, hay presión sobre los periodistas, mientras que el Poder Judicial no es independiente”.


El estudio sobre el estado de la democracia se realiza en The Economist desde 2006. Ese año, que coincide con el inicio de Gobierno de Evo Morales, el país tenía 5,98 puntos y se ubicaba casi en el rango de democracia con defectos (que oscila entre 8 y 6 puntos). No obstante, aunque subió de categoría, con 6,15 puntos en 2008, fue bajando de manera sostenida a 5,75 en 2015 y 5,63 en 2016 y 5,49 puntos el año pasado. 


Para llegar a esta conclusión, la metodología de The Economist se basa en las variables de proceso electoral y pluralismo; libertades civiles; el funcionamiento del Gobierno; participación política; y cultura política. La condición de mantener una competencia libre y justa en las elecciones y la libertad política, son fundamentales, según se explica en el documento. En ese sentido, remarca la necesidad de preservar los derechos humanos y fundamentalmente el de la libre expresión, de religión, de reunión y asociación, así como al debido proceso judicial. La investigación se hizo con base en encuestas y análisis, a fin de tener una medición minuciosa de las variables mencionadas.


Analizando cada uno de los ejes, Bolivia tiene mayores calificaciones en libertades civiles, con 7,06 puntos, así como en procesos electorales y pluralismo, con 7 puntos. En cambio, disminuye en participación política, con 5 puntos; funcionamiento del Gobierno, con 4,64 puntos; y cultura política, con 3,75 puntos. La explicación puntualiza que para tener una democracia avanzada no alcanza con gobernar con la mayoría de votos, sino que esto debe combinarse con las garantías para el cumplimiento de los derechos humanos individuales y de las minorías, calidad del funcionamiento del Gobierno y la participación política de los ciudadanos.


El documento detalla la situación de varios países del mundo, pero cuando menciona a nuestro país dice textualmente: “En Bolivia, el presidente, Evo Morales, anuló el resultado de un referéndum de 2016 que rechazó una extensión de los límites del mandato presidencial e hizo que el Tribunal Supremo (dominado por leales) lo declarara elegible para una cuarta carrera presidencial en 2019”.

 

Libertad de expresión
The Economist pone énfasis en la libertad de expresión. En esta variable también hay un descenso de Bolivia. En 2015 tenía 5,75 puntos, en 2016 bajó a 5,63 y en 2017 a 5,49 puntos. En el continente se puede ver que el índice más alto está en Uruguay, con 8,12; seguido por Costa Rica, con 7,88; y Chile, con 7,84. En Cambio, en los peores lugares está Cuba, con 3,31 puntos; y Venezuela, con 3,87.


En cuanto a  libertad de medios, a Bolivia le va mejor, ya que alcanza los 7 puntos y entra en la categoría de ‘parcialmente libre’.

 

Las miradas
 El viceministro de Autonomías y estudioso de las relaciones internacionales, Hugo Siles, considera que el estudio de The Economist es una fotografía que incluye ciertos indicadores, los cuales pueden contener sesgos. En cambio, sostiene que “todos los organismos de mayor relevancia y peso en la comunidad internacional reflejan que Bolivia es uno de los países que ha registrado uno de los mayores crecimientos de su economía con inclusión social”, lo cual -en su criterio- trasciende los indicadores formales de libertad de expresión e institucionalidad y ha incorporado criterios de inclusión de minorías vulnerables que antes no eran tomadas en cuenta. 


El politólogo Jorge Komadina ve que entre 2006 (inicio de la gestión de Evo Morales) y 2009 (proceso constituyente) hubo una ampliación de la democracia al abrir mecanismos de participación directa comunitaria y representativa. Sin embargo, es contundente al señalar que en el último periodo de Gobierno hubo un retroceso que se evidencia, por ejemplo, en el fallo del Tribunal Constitucional Plurinacional que habilita la reelección indefinida de Evo Morales, desconociendo la voluntad popular expresada en el referéndum vinculante de 2016.


“No somos parte de un Estado totalitario o autoritario, sino que vemos un deterioro paulatino de nuestra democracia, por eso lo interesante de este ranking es que admite grados de democracia”, sostiene.


La periodista Lupe Cajías recordó que hace 40 años, exactamente, una huelga de hambre abría el camino hacia la recuperación de la democracia, porque Bolivia estaba regida por la dictadura de Hugo Banzer. Considera que en este país hay una cultura democrática profunda, a diferencia de otros países de la región, ya que se tiene una participación consciente mayoritaria en los procesos electorales y ha habido presencia de sectores como los indígenas como candidatos y también como electores.


Sin embargo, desde su perspectiva, hay temas inquietantes. El primero, que se quiera cambiar “en mesa” el resultado de un referéndum en el que la mayoría votó para que el presidente Evo Morales no vuelva a ser candidato. “Ese voto refleja que para los bolivianos la alternancia en el poder es base de la democracia”, señala.


El segundo aspecto que la inquieta es que en el país no se cumplan las normas que están en vigencia, comenzando por los gobernantes. La tercera inquietud está relacionada con la falta de independencia de poderes. La cuarta se refiere a la libertad de expresión, ya que ve que históricamente se busca imponer un discurso único, que omita las críticas.


Sobre este tema también expresa su preocupación el exdefensor del pueblo Rolando Villena, quien dice que así como el ciudadano tiene derecho a que exista libertad de prensa, también tiene derecho a tener un periodismo responsable. Cuestiona el afán gubernamental de ejercer control sobre las redes sociales, porque ve que esto atenta contra el pluralismo político.


En cambio, el viceministro Hugo Siles dice que el Gobierno garantiza la libertad de expresión, como lo ha hecho durante los últimos 12 años.

 

El futuro de la democracia
Para Lupe Cajías, el futuro de la democracia se ve turbulento. “Yo creo que en Bolivia hay una conciencia profunda de la democracia, no es un pueblo sumiso, es un pueblo que cuestiona, que debate, que no baja la cabeza; sin embargo, no está en un viaje plácido donde podamos sentir que se va a llegar a un final tranquilo. Estamos atravesando turbulencia que nos hace pensar en un final violento y creo que es eso lo que esta encuesta ha encontrado mientras examinada los hechos”. 
 

Tipos de democracia 

Plena
Respeto a las libertades civiles y políticas, con funcionamiento satisfactorio del Gobierno y con medios independientes. Poder Judicial independiente.


Con defectos

Elecciones libres,respeto a las libertades civiles, pero con defectos en la gobernanza y en la participación política.


Régimen híbrido
Mencionado en el texto principal. 


Régimen autoritario 
Sin elecciones libres. Abusos a las libertades. Algunos gobiernos son dictaduras.