Chile no quiere negociar luego del dictmen y se enfoca en el Tratado de 1904. Bolivia tiene casi todo listo para el escenario pos-La Haya

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23 de septiembre de 2018, 17:00 PM
23 de septiembre de 2018, 17:00 PM

Era el 1 de diciembre de 2012. Sebastián Piñera y Ollanta Humala se reunieron a dos días de los alegatos orales en el juicio que Perú le interpuso a Chile ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ). Había risas, abrazos y hasta un plan posdemanda que hasta ahora se mantiene entre Lima y Santiago. Lo contrario ocurre con Bolivia y Chile. No existe diseño de una estrategia conjunta posterior al dictamen. Es más, en La Moneda no quieren saber de negociar con políticos bolivianos.

Así, cualquiera sea el resultado del fallo, la negociación bilateral está lejos de llegar a buen puerto. El 1 de octubre se conocerá el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) respecto a la demanda marítima que interpuso en 2013 Bolivia contra Chile. Se manejan hasta cinco posibles resultados, pero nada está dicho. Lo que sí se trabaja, al menos en La Paz, es el escenario posterior al juicio internacional. Los políticos no quieren hablar del resultado, aunque en Bolivia hay demasiado optimismo.

Es más, ya se trabaja en grupos que se encarguen de la negociación posterior a la demanda, algo que será muy complicado por la actitud que asumió Chile en el último tiempo. “Si el fallo es favorable para Bolivia, ya no depende de la voluntad o la discrecionalidad, la buena o mala voluntad de Chile, depende de la acción obligatoria vinculante y de exigencia de cumplimiento del fallo”, perfila el expresidente Carlos de Mesa. La exautoridad recalca que en el equipo nacional “no hay improvisaciones” y que varios aspectos fueron debatidos en la reunión que convocó Evo Morales el lunes.

“El presidente y su equipo de Gobierno nos preguntaron a los presidentes cuál sería nuestro punto de vista sobre la estrategia a seguir en función de la estrategia que ellos ya han diseñado. El primer elemento es que Bolivia no llega al 1 de octubre con improvisaciones”, remarca. Jorge Quiroga, también exmandatario, considera que Chile, después del fallo de la CIJ, “no puede poner pretextos” para negociar con Bolivia una salida soberana al mar. “Creo que es un daño enorme que el presidente (de Chile, Sebastián)

Piñera siga con la cantaleta del tratado. Está bien es su línea argumental, pero no a costa de ofender al pueblo boliviano diciendo que nuestro país carece de honor”, recalca. En marzo de esta gestión se desarrolló la exposición de alegatos orales de la demanda, último paso antes de que se dicte el fallo. El presidente Morales llamó a La Moneda a restablecer el diálogo para encontrar solución a la demanda boliviana, pero no encontró eco; por el contrario, en Chile anticiparon que no negociarán soberanía. La Paz pidió a la CIJ que obligue a Santiago a negociar de “buena fe” una salida soberana al océano Pacífico.

El equipo nacional expuso las veces en que Chile se sentó a negociar un espacio soberano a favor de Bolivia. Uno de ellos es el de 1975, más conocido como el Abrazo de Charaña.

Posiciones rígidas En Santiago el panorama es más duro. No hay planes de negociación posterior a la demanda, incluso culpan al presidente Evo Morales de obstaculizar un posible diálogo. El canciller del vecino país, Roberto Ampuero, ve a la figura del jefe de Estado boliviano como la causante de la distancia diplomática entre ambas naciones.

“El presidente Evo Morales no se caracterizó por ser una persona que contribuya al entendimiento entre los dos países, recordemos que fue él quien nos llevó a la Corte Internacional de Justicia (CIJ). El presidente Evo Morales encendió las tensiones con sus declaraciones, que no siempre son muy afortunadas, entonces va creando esta atmósfera, este ambiente”, declara Ampuero. Vlado Mirosevic es diputado chileno. Fue elegido por la región de Arica, lugar por donde Bolivia buscaría salir al Pacífico.

El político, del Partido Liberal y que hace unos días renunció a la comisión de Relaciones Exteriores de Diputados, hizo un arduo lobby en este último tiempo para intentar remontar las adhesiones que logró La Paz en todo el mundo respecto a la demanda marítima. Llegó en julio de esta gestión hasta Bruselas -sede del Parlamento Europeopara exponer en un foro sobre desarrollo organizado por la Comisión Europea, donde habló de la posición chilena.

“La estrategia de Evo Morales ha sido llevar el caso al campo político y dejar en un segundo plano la argumentación jurídica, con lo que ha ganado simpatía de líderes políticos alrededor del mundo, a pesar de no tener razón jurídicamente. Frente a eso Chile tuvo que reaccionar”, detalla Mirosevic. Luego, el diputado viajó a Mé- xico y se contactó con el equipo del presidente electo de ese país, Manuel López Obrador, para replicar la posición boliviana, que fue entregada por el mismo Evo Morales al líder mexicano cuando era un político de oposición.

“El tono de las declaraciones de Evo Morales no ayudan en nada hacia la integración y el diálogo entre los países. En Chile hemos intentado no tener un tono agresivo hacia Bolivia, y me parece muy bien, porque hemos apostado siempre a tener buenas relaciones, pese a que es un muy mal momento”, destaca Mirosevic. Las probabilidades Los escenarios que se manejan para el fallo son complejos. Los expertos en derecho internaciones identifican hasta cinco posibilidades.

Uno de ellos puede ser el catalogado “salomónico”. Por ahora, son probabilidades que tienen los analistas. Karen Longaric es experta en derecho internacional. La especialista explica que una de las alternativas, la más favorable para el país, es un veredicto a favor de Bolivia, fallo que obligaría a Chile a negociar con La Paz una salida soberana al mar. Acá la Corte puede, incluso, dar plazos del diálogo y exponer los acercamientos de pasadas negociaciones.

“Puede ser una opción y la más favorable”, dice. La segunda opción es que la CIJ establezca que Bolivia no demostró los actos unilaterales que Chile se comprometió, por tanto, Santiago no tendría la obligación de negociar una salida soberana. “Este sería el fallo más desfavorable para Bolivia”, señala el diplomático boliviano Álvaro del Pozo. Una tercera posibilidad es la denominada “salomónica”.

Esto significa que la CIJ emita un fallo equilibrado y que ambos países no se sientan derrotados. Esta opción puede tener diferentes características.

“La Corte podría declarar que la naturaleza y alcance de los acuerdos adelantados por Chile y Bolivia en años pasados, la práctica diplomática y los pronunciamientos realizados por Chile favorecen una negociación que armonice y atienda el interés de ambas partes”, explica Longaric.

Una cuarta opción, según Del Pozo, es que el tribunal internacional puede otorgar a Bolivia una “ganancia moral más que jurídica, porque en la sentencia no entraría la palabra ‘obligación’, sino que exhortará a los países a llegar a una solución”. Análisis en Chile Por último, la CIJ puede emitir un fallo a favor de la negociación y pedir a ambos países dialogar, pero sin dar plazos ni objetivos y mucho menos obligar a negociar bajo el término de soberanía. Según Del Pozo, este dictamen es también probable. En Chile, el ánimo no es muy alentador.

Hay voces derrotadas por lo sucedido en el litigio con Perú (Lima ganó el juicio en 2013) y algunos expertos analizan los escenarios en contra.

Paulina Astroza profesora de Derecho Internacional de la Universidad de Concepción. La experta indica que existen tres escenarios posibles de cara a la resolución que emane la CIJ, más un cuarto menos probable. En primer lugar, se encuentra la posibilidad de que la Corte estime que no nació ninguna obligación de negociar una salida soberana al mar. Una segunda posibilidad es que los jueces fallen que la obligación efectivamente emergió, pero que Chile ya la cumplió, independiente de sus resultados. Estos dos primeros resultados serían interpretados como una victoria para Chile. Un tercer escenario puede ser que el tribunal señale que persiste una obligación de negociar y que esta no ha sido cumplida por Chile, instruyendo que se reanuden las conversaciones.

Astroza indica que si se aplica este caso, se le daría la razón a Bolivia, aunque con una salvedad: la CIJ no establecería las consecuencias de esas tratativas, por lo que el territorio soberano chileno no entraría en la discusión bilateral. Un cuarto panorama, que Astroza dice que es poco probable, es que la Corte desestime sus conclusiones de la excepción preliminar, indicando que Chile no cumplió su obligación de negociar y que debe reanudar las rondas respectivas hasta que Bolivia obtenga una salida al mar con soberanía. Este fallo sería el más favorable para La Paz. “La Corte Internacional de Justicia trata de ser armoniosa con sus interpretaciones. Es muy poco probable que la Corte, en un mismo caso, vaya en contra de lo que ya estableció”, explica Astroza, quien fue parte del equipo chileno que asesoró a su Cancillería en este proceso. Paz Milet es académica del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile.

La experta explica que la CIJ ya emitió sus facultades en el fallo anterior, cuando la Corte se dictó competente para analizar este proceso. “La Corte dijo que no podía guiar hacia un resultado predeterminado. En este sentido, Chile no está obligado a ceder soberanía. Lo que no está en juego es la soberanía chilena”, explica la analista. En lo político, el análisis es más concreto en ambas partes.

El senador chileno José Miguel Insulza, que fue agente de Chile en este caso, detalla que ningún fallo obligará a que Santiago entregue soberanía marítima a Bolivia. Eso, según el político, será una derrota para La Paz, pero se enfoca más en que el clima posdemanda será el mismo de ahora, con una brecha diplomática sin soluciones. “Después del fallo, las cosas van a seguir en la misma condición que antes: un tema abierto con Bolivia y una gran brecha entre dos países que deben ser amigos. Y mientras la respuesta de Bolivia, ante cualquiera de estos dos escenarios, sea ‘ganamos’ y la nuestra ‘perdimos’, condicionaría nuestra política exterior a futuro”, dice Insulza. El camino posterior al fallo tiene muchas piedras para poder llegar a la meta. La CIJ puede establecer su posición, pero en Chile no existe el mínimo ánimo para resolver este centenario conflicto.

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