Los expertos consultados ven que Santa Cruz puede ser el centro político de Bolivia, el reto está en traducir la protesta en construir una nueva agenda nacional

El Deber logo
25 de febrero de 2018, 4:00 AM
25 de febrero de 2018, 4:00 AM

Con casi 3,2 millones de habitantes, Santa Cruz es el departamento más poblado de Bolivia. Según el INE, 83 de cada 100 personas viven en las zonas urbanas; 48 alcanzaron la educación secundaria, el 56% cuenta con vivienda propia. Siguiendo la misma línea informativa, este departamento aporta con más de un tercio (36,2%) al Producto Interno Bruto nacional. En suma, para muchos bolivianos esta región es El Dorado que tanto buscaron los españoles que fundaron Santa Cruz de la Sierra hace 457 años.

Y, si bien es la región donde se evidencia mayor emprendimiento, mejores ingresos económicos y desarrollo humano, aún está lejos de estar a la altura de otras urbes del continente y, más aún, de otras latitudes del planeta, ya que aún tiene deficiencias en ciudadanía, calidad de la educación, niveles de corrupción, falta de dotación de servicios e inequidad social que dejan profundas huellas de pobreza.

Séptimo Día consultó con empresarios, educadores, gestores culturales, activistas políticos y politólogos para conocer su mirada acerca de los desafíos de Santa Cruz. Ellos, con matices basados en su propia experiencia, coinciden en la urgencia de priorizar la educación como reto principal, “casi como una deuda histórica”, dice Edgar Lora, formador de varias generaciones de universitarios en esta ciudad.

Otro gran desafío que esta circunstancia le impone al departamento es convertirse en el centro político de Bolivia. Desde noviembre del año pasado Santa Cruz volvió a ser el referente de la participación política de la sociedad civil y para muchos lectores de EL DEBER (sondeo digital publicado en diciembre) esa ha sido una de las mejores noticias de 2017. El reto es que las protestas de este momento se puedan traducir en la construcción de proyectos políticos para el país, en la mirada del politólogo Gustavo Pedraza. A eso, el estudioso de relaciones internacionales e impulsor de movilizaciones no violentas, Rubén García, cree que hay que sumar a bloques que han sido contestatarios (como indígenas o campesinos) para marcar las prioridades nacionales al poder.

Pedraza cree que Santa Cruz podrá definir no solo el rumbo económico, sino el político y social de Bolivia en los próximos años si es que asume el desafío de construir propuestas con una mirada cruceña hacia el país.

La clave para alcanzar los retos mencionados tiene que ver con la formación. Y es que ya no alcanza con construir escuelas, dotar medianamente de ítems a maestros o de quedarse conforme con disminuir el ausentismo escolar. Desde la mirada de Gustavo Pedraza, todos los niveles de Gobierno deben involucrarse en mejorar la calidad de la educación, dar un salto que permita alcanzar mejores niveles científicos y tecnológicos. Las miradas de quienes han estudiado la proyección de Santa Cruz son ambiciosas. La Cámara de Industria y Comercio (Cainco) presentó una investigación multidisciplinaria sobre los desafíos de este departamento y Jorge Arias, presidente de esta entidad, asevera con contundencia que el mayor reto es educar para emprender, tomando en cuenta que en los próximos 10 años desaparecerán muchas profesiones, tal como las conocemos ahora, por lo que las nuevas generaciones deben cambiar la mentalidad: dejar de buscar empleo, para generar su propio trabajo. Y por si eso no bastara, incorporar la innovación permanente en ese aprendizaje continuo.

En esa misma línea, Rosario Gutiérrez Paz, presidenta ejecutiva de Farmacorp, considera que en este tiempo no hay recetas definitivas para nada, por lo que es imprescindible estar actualizado todo el tiempo. Ella, mujer empresaria como pocas aún, cree que es tiempo de desarrollarse dejando a un lado las ‘ventajas’ de género, midiéndose en función de capacidades individuales.

“En Santa Cruz hay 65.000 universitarios, pero eso no se nota ni en lo cultural, ni en lo deportivo ni en lo artístico”, señala el profesor Édgar Lora, quien cree que el desarrollo material ya no es clave, sino empezar a cubrir el déficit de infraestructura que permita mejorar la calidad de la formación educativa y cultural de los jóvenes. 

Los Clubes de Ciencia demuestran que los jóvenes están sedientos de oportunidades para desarrollar todas sus posibilidades. El despertar político de los millennials pone en evidencia que ellos quieren protagonismo en la construcción de su sociedad.  Los elementos están, solo falta hacer posible la alquimia y dar el salto.

Tags