El sistema público universitario supera los 500.000 matriculados. A estos se suman los más de 150.000 inscritos en las privadas. Entre 2004 y 2015 se formaron 238.168 profesionales; de ellos, 130.180 fueron damas

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15 de abril de 2018, 4:00 AM
15 de abril de 2018, 4:00 AM

Un manifiesto de la Unesco destaca que en los albores del nuevo siglo se observa una demanda de educación superior sin precedentes, acompañada de una gran diversificación de la misma y una mayor toma de conciencia fundamental de lo que este tipo de educación reviste para el desarrollo sociocultural y económico y para la construcción del futuro, de cara a que las nuevas generaciones deberán estar preparadas con nuevas competencias, nuevos conocimientos e ideales. 

En sintonía con la primera parte del anterior enunciado, es de destacar que en las últimas dos décadas se ha producido una transformación significativa en términos cuantitativos de la educación superior de nuestro país. Uno de esos aspectos tiene que ver con el crecimiento de la ‘población universitaria’, que en poco más de una década se ha duplicado. Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), se ha superado el medio millón de matriculados que se forman en universidades del sistema público nacional, a eso se debe agregar unos 150.000 matriculados en universidades privadas. 

El crecimiento de titulados a escala nacional también se ha incrementado, de 17.000 el 2004 a 26.000 titulados el 2016 en las distintas carreras. El total de nuevos profesionales del 2004 al 2015 (CEUB) es de 238.168, de los cuales 107.988 son varones y 130.180 son mujeres, representando la presencia y profesionalización de la mujer uno de los cambios más notorios, puesto que la matrícula del género femenino ha superado ampliamente al de varones en los últimos años. Con estos datos se puede afirmar que la educación superior es más equitativa que en las décadas pasadas, en términos de género.

Este proceso de apertura de la educación superior, llamado también con cierto descrédito masificación de la universidad, ha estado acompañado de una importante desconcentración académica, la cual, por estadísticas del CEUB, se ha expandido a más de 132 sedes con oferta académica en todo el territorio nacional. La universidad cruceña cuenta con facultades y unidades académicas diseminadas a lo largo de su extenso territorio, lo cual es un aporte básico en términos de inclusión social. Un dato que tiene relación con desequilibrios políticos e históricos de la relación estado y universidad, y que no puedo dejar pasar por alto, tiene que ver con la relación de cantidad de alumnos y docentes por universidad. Se conoce que la UPEA (Universidad Pública de El Alto) tiene un docente por cada 15,8 estudiantes; la UMSA registra un docente por cada 33 alumnos y la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (Uagrm), un docente por cada 44 universitarios, siendo con más de 100.000 matriculados la universidad que congrega la mayor cantidad de estudiantes del país.  

El proceso

Uno de los pioneros en caracterizar la democratización educativa fue el profesor francés Antoine Prost, quien propuso una tipología para distinguir las formas de democratización bajo dos modalidades: la cuantitativa y la cualitativa. La democratización cuantitativa hace referencia al aumento en el acceso a la educación, que puede ser medido principalmente por la tasa de matriculación de la población.

En el segundo sentido del término, la democratización cualitativa está centrada con el rol catalizador de las universidades para lograr la disminución de las desigualdades sociales, es decir, que el destino educativo y laboral de las personas dependa menos de su origen social, y en su conjunto generen un impacto en el desarrollo de una región o país. 

Por las cifras compartidas, está muy claro que en términos de democratización cuantitativa la educación superior o universitaria ha dado pasos impresionantes en nuestro país. De hecho, no se trata solo de números, la universidad cruceña, por las características mismas del desarrollo económico y demográfico de nuestra región, se constituye en la más grande e importante institución aglutinadora y amalgamadora de bolivianos que se congregan en un espacio bajo objetivos de superación personal y nacional. En sus predios, de manera espontánea, se genera una interacción y un sincretismo social y cultural que se debe fortalecer como una de las bases de la democratización cualitativa.  

El potencial de la Uagrm para avanzar hacia la profundización de la democratización cualitativa es extraordinario. En principio se deben encarar procesos de reorganización institucional, mejorar las condiciones y el rendimiento académico, luego fortalecer las dinámicas de pertinencia, entre la educación superior y el conjunto del sistema de educación, entre la universidad y empresas, el Estado, los procesos internacionales, los procesos culturales y, por supuesto, entre la universidad y nuestra región, a objeto de que los profesionales tengan un destino cierto y estén imbuidos de las nuevas competencias, conocimientos e ideales que la Unesco en la declaración citada menciona. 

 Quiero concluir relatando una experiencia personal muy reciente, que la conecto con el proceso de la democratización cuantitativa y proyecciones cualitativas relatado en este artículo. Salía de mi aula nocturna universitaria cuando se me aproxima una de las alumnas que, con tono firme, me señala: “Docente, puede que alguna vez llegue atrasada a su clase, pero siempre entregaré mis trabajos. Lo que ocurre es que soy profesora en Mairana y luego de clases debo buscar en qué venirme. Yo llego sí o sí, porque hasta en los camiones que traen pollo me he sabido venir. La miré perplejo y rápido pensé, son mínimo tres horas de viaje en cada tramo. Al mismo tiempo recordé que en esa misma aula, el año anterior, tuve una alumna que diariamente asistía con su hijo menor, que, disciplinado como ella, se sentaba y atendía en primera fila.
Hoy la veo en un juzgado, atendiendo con mucha eficiencia y calidez al público. En ambos casos asentí moviendo la cabeza, pero con una alegría infinita en el corazón”.