Ricardo Serrano presenta otra mirada sobre lo que pasó en el país los años de “tormenta”, cuando el Decreto 21060 dejó en las calles a miles de familias, en la famosa ‘relocalización’ que debilitó al poderoso sector minero estatal

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18 de noviembre de 2018, 4:00 AM
18 de noviembre de 2018, 4:00 AM

Sin duda es muy conmovedor que un hijo sienta el drama de un padre despedido del trabajo. Wilmer Urrelo, Premio Nacional de Novela del 2006, en la selección de artículos de su columna “El Chicuelo dice” tiene un artículo-poema que expresa: “El llanto del chico de nueve años debió ser después de 1985. Debió ser después del desastre masivo que destruyó la cueva burocrática. El 21060. Un padre, mi papá desempleado desde entonces.”

Sobre despidos del mismo reordenamiento estatal, más conocido como DS 21060 del gobierno de Víctor Paz en 1985, acabo de conocer unas fichas de lo que podría ser una futura novela de Homero Carvalho. Una de ellas dice que en YPFB de Camiri, antes del 21060, habían 1.200 empleados. Dice otra que habían dos porteros para esa reja grande; lo interesante es que solo uno de ellos podía permitir ingresos y el otro abría para las salidas. Había secretarías y jefes para todo. Todos sabemos que tuvieron que ser retirados.

O sea que el drama de los despidos, promovidos por los neoliberales, vendepatria, asesinos y no sé qué más, se ve con otros ojos cuando se sabe que habían 1.200 empleados de Yacimientos en Camiri. ¿Qué hacían? ¿Qué podían hacer? Si hace años que ya no había pozos y la empresa estatal, en esos años, apenas vendía un poco de gas a Argentina. Es que solamente se puede no despedir, cuando no hay plata ni trabajo, en un estado socialista, o uno que quisiera serlo, como es el caso de Venezuela. Y se acaba así.

De esa manera, lo que se llamó medidas neoliberales pueden pasar a ser vistas como medidas de responsabilidad estatal, o se acababa en el abismo venezolano. No había sido gustito o imposición del FMI. Sin olvidar que fue la propia izquierda y el movimiento obrero quienes llevaron a la inflación de niveles históricos durante el gobierno izquierdista de la UDP. Los mayores de 50 años pueden recordar lo que fueron esos años. Paros y huelgas de la COB para demandar alzas salariales, eso para “compensar” la inflación. En un círculo vicioso de tontos, o en otro caso de convencidos, de esos que creían que se estaban creando las condiciones materiales para la toma del poder por el proletariado.

Risible sin duda con la distancia. Pero las huelgas de más de una semana y los aumentos salariales eran cosa seria. Cada mes un aumento y cada vez billetes con menor valor. Mi militancia izquierdista en la universidad de esa época, me permitió preguntar personalmente a Nelson Bustos, “poderoso” dirigente de la COD de Santa Cruz y trabajador petrolero esos años, por qué se pedía aumento de salarios cada mes si igual iban a subir las cosas. Pero sobre todo, le pregunté, por qué tanto porcentaje si las pequeñas empresas no podían subir como Yacimientos o las universidades (mi padre dueño de su imprenta ganaba seguro menos que el portero ese de Camiri) y Bustos me dijo muy convencido que gracias a la lucha de los petroleros se arrastraba la masa salarial de los demás trabajadores. Bueno, ya sabemos cómo acabó el “arrastre”.

¿Y el doble aguinaldo qué tiene que ver con esto? Seguro que tiene, porque promueve despidos. No tendrán el schock del 21060 y los despidos masivos, pero si tuviésemos registros estadísticos reales, se podría comprobar que en los últimos 4 años la empresa privada ha retirado mínimo un 20% de su personal. Que sumando es mucho más que los despidos del 21060. Que no se perciba a nivel macroeconómico es otra cosa y que se explica en la renta petrolera todavía de consideración y en la recaudación de impuestos, que son de retención y no consideran la rentabilidad de las empresas. Pero seguro que tiene efectos en la estabilidad laboral y la responsabilidad es del gobierno. No solo porque es una exacción, solo explicable en el servilismo del Tribunal Constitucional para que no haya prosperado un amparo en contra, sino también en forzar el porcentaje de crecimiento, que se parece al “arrastre” que hacían los privilegiados trabajadores petroleros en la época de la UDP.

Y para redondear, volviendo a la crisis de la UDP, es bueno ir preguntándose qué pasaría si disminuyen nuestras ventas petroleras, a causa de agotamiento de reservas, bajas de precios o no renovación de contratos y para yapa bajan los precios de minerales. ¿Se tendrá que despedir a los 2.000 trabajadores excedentarios en Huanuni? ¿Se despedirá al personal de Yacimientos con los que tienen que llenar los edificios construidos y otros en construcción? ¿Cuánta gente percibe salarios de YPFB en La Paz? De repente nos asustamos porque “trabajan” 1.200 como en Camiri antes del 21060. Y la gran pregunta ¿quién los despedirá?

Con esa ambientación, podría escribir sentidas líneas literarias sobre los años que mi padre y nosotros mismos, no nos pagamos siquiera un aguinaldo y no había para regalos (como seguro les pasará a muchos empresarios), pero me doy cuenta que eso sería forzado, porque a los que tienen un emprendimiento, les basta acariciar y cuidar su sueño para seguir sonriendo Algo que no comprenden los populistas y los que no emprenden, porque ellos creen que la riqueza llega del cielo o por decreto. Les falta para la campaña que viene decretar doble vacación.

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