Ha emergido un movimiento ciudadano con rostro joven que no solo está articulando protestas, sino también generando ideas para construir una agenda nacional. Aquí las propuestas de tres de sus representantes y de un reconocido politólogo cruceño

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25 de febrero de 2018, 4:00 AM
25 de febrero de 2018, 4:00 AM

El diagnóstico que plantean Rubén García, Alejandra Serrate y Nakai Mirtenbaum (investigador social, activista de la plataforma Resistencia Femenina y sociólogo, respectivamente) muestra una Santa Cruz sumergida en un modelo centralista y que se vincula con el Estado nacional a partir de la economía únicamente; con instituciones dominadas por los intereses económicos sectoriales; con una élite que no termina de reconocer los méritos de la población diversa y que sigue limitando el desarrollo de nuevos líderes capaces de ocupar los liderazgos de la región.

Santa Cruz tiene alrededor de un 40% de jóvenes que son hijos de padre o madre migrante, con una tasa de 4,3 personas que llegan desde otras latitudes por cada 1.000 residentes. Las percepciones no son las tradicionales y es en esta región donde puede gestarse una nueva narrativa para el país.

El politólogo Gustavo Pedraza cree que el modelo corporativo y jerárquico que imperaba en Santa Cruz ya no es adecuado para la nueva sociedad, que demanda un modelo más participativo, horizontal y transparente, donde debe haber organizaciones capaces de cohesionar a todos. Bajo su perspectiva, desde aquí no solo puede interpelarse al modelo de Gobierno, sino plantearse otro con grandes posibilidades de que sea implementado, de que se gobierne Bolivia con una mirada cruceña.

Y los tres activistas cruceños plantean que Santa Cruz sea el centro de propuesta para cambiar lo que está establecido y construir un nuevo país. Por ejemplo, Mirtenbaum cree que hay que superar la aproximación exclusivamente económica con el Estado y revalorar que Santa Cruz es el centro hegemónico migratorio de Bolivia; desde su punto de vista, hay que avanzar en la construcción del Estado, desde Santa Cruz deben replantearse las competencias autonómicas departamentales. “Si se logra una renovación generacional de clases políticas y económicas, Santa Cruz puede plantearse como un nuevo centro político y cultural de Bolivia”.

Rubén García es de una nueva generación que reclama participación política, advierte que mientras no se acompañe el activismo con una consistencia programática propositiva, que además se construya desde la sociedad civil, difícilmente el movimiento ciudadano va a perdurar en el tiempo. “Uno de los mayores desafíos del movimiento ciudadano está en la formación política. Santa Cruz fue pionera en las formas de organización ciudadana y en los métodos de resistencia no violenta. Mientras las cosas sigan este curso, claramente será un centro de incidencia política importante para marcar el rumbo histórico de Bolivia”.

Alejandra Serrate plantea pasar de lo que define como una “falsa autonomía” a un modelo federalista que le devuelva poder al ciudadano. “El departamento debe eliminar la política de crecimiento exclusivamente interno, nuestra meta deberá ser ayudar al Estado a crecer económicamente, con el federalismo podremos exportar nuestro modelo de desarrollo social y económico”, señala ella, que ha cuestionado el poder central y a la élite regional. Además, considera que el reto es dejar la indiferencia política y empezar a participar.