La representante de ONU Mujeres en Bolivia habló sobre los programas que se desarrollan para disminuir los feminicidios en el país. El año pasado hubo 109 casos de mujeres asesinadas 

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11 de febrero de 2018, 4:00 AM
11 de febrero de 2018, 4:00 AM

Carolina Taborga concedió la entrevista después de dirigir un  encuentro con mujeres en un conocido hotel de Santa Cruz de la Sierra. Habló sobre los casos de violencia y de las estrategias que se están asumiendo desde ONU Mujeres para intentar revertir la situación.


 Bolivia es uno de los países latinoamericanos con las tasas más altas de feminicidios; según la Fiscalía, el año pasado hubo 109 casos, en su criterio, ¿a qué se debe?
El feminicidio, definitivamente, es el último paso de una serie de violencia que ha sufrido la mujer. Cuando se llega a la muerte es porque en el pasado hubo golpes, violencia sicológica y en todo tipo de abusos. El problema, en el fondo, es la violencia contra la mujer y tiene que ver con patrones culturales, donde se considera a la mujer como un objeto, que es una especie de propiedad del varón. 


 ¿Qué puede hacer la sociedad para revertir este tipo de violencia?
El tema de la violencia contra las mujeres está comenzando a salir, a hacerse público. Las organizaciones de la sociedad civil, de mujeres, el propio Estado se pronuncian y dicen ¡basta!  Nosotros, como Naciones Unidas, hemos hecho una solicitud al Estado para que declare una situación de alerta por los elevados casos de feminicidios en el país. Se requieren verdaderamente esfuerzos especiales en términos de coordinación institucional y de recursos, porque el problema con la violencia abarca a muchísimos sectores, porque cuando hablamos de la violencia y de su erradicación, hay una etapa de prevención, de servicios, de castigo. Por ejemplo, en toda la parte de prevención tienen que intervenir algunos ministerios, como el de Educación, porque tiene muchísima importancia ya que se trata de comenzar a formar a los jóvenes, a las mujeres y a los hombres en la erradicación de la violencia. También es importante diseñar campañas para que la población y las familias entiendan que la violencia no es una cosa natural. 


 ¿Hay que incorporar el tema de la violencia contra la mujer en la educación formal?
Hay que hacer un trabajo formal en la educación, pero también apelamos a los medios de comunicación porque tienen una grandísima importancia en este aspecto; muchas veces transmiten mensajes sexistas y no le dan ninguna importancia a la mujer. En algunos países de la región se han realizado estudios en épocas electorales para ver cuál es el comportamiento de los medios con relación a los hombres y a las mujeres. En ellos se ha visto una gran diferencia: las mujeres, aunque sean candidatas, tienden a estar en las páginas sociales, en los asuntos sociales; las preguntas que se les hace generalmente están vinculadas con temas sociales, no con temas económicos ni de macroeconomía, y se les toca mucho la vida personal y privada, como por ejemplo si es divorciada, si es gorda, flaca, etc., hay también un tipo de acoso. No es solo la educación formal, sino que también tienen que haber cambios de paradigmas dentro de la sociedad y de la familia. 


 ¿Ha visto algún avance en Bolivia para disminuir los casos de violencia contra la mujer?
Bolivia cuenta (desde marzo de 2013) con la Ley integral para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia que es bastante completa. Es el único país en el mundo que tiene una ley contra el acoso y la violencia política, también se reconoce en la ley integral, pero hay una ley específica, se ha creado una serie de instancias, hay un decreto presidencial que crea una comisión interinstitucional para abordar el tema de la violencia, hay una política específica. El problema es que, evidentemente, se requiere de recursos y un trabajo interinstitucional. Es importante conocer la cantidad de recursos que las municipalidades y las gobernaciones destinan para abordar temas de prevención contra violencia ya que parte de los fondos del IDH tiene que ser invertidos en temas de violencia; en ese sentido, hay falta de información de la población para que exija sus derechos. Muchas veces los concejales y los propios alcaldes no saben cómo aplicar esos recursos, entonces hay una normativa, pero es necesario tener los instrumentos para aplicarlos.


 ¿Qué se tiene que hacer para que los recursos destinados a la lucha contra la violencia sean destinados a ese fin?
Las mujeres deben asumir que son agentes y actoras de cambios, de que las mujeres pueden producir. Es importante pasar de la victimización a la resistencia y de la resistencia tenemos que pasar al protagonismo. Es importante que las mujeres sientan que realmente pueden lograr los cambios para que las familias vivan mejor. En Naciones Unidas tenemos una campaña denominada Él por ella, en la que apelamos a los hombres para que se sumen a la lucha  contra la violencia, a la igualdad, se habla de las nuevas masculinidades, es decir de que los hombres comiencen a pensar también como pueden ser hombres en un contexto de igualdad, de paz, donde no tiene que haber diferencia de poderes. Creo, que en el fondo, todos vamos a vivir mejor en la medida que puedan suceder estos cambios.  


 ¿Cómo asumir el empoderamiento de la mujer?
Hay diferentes espacios, pero Naciones Unidas trabaja en tres ejes: Uno es el empoderamiento económico porque creemos que es fundamental que la mujer tenga autonomía económica, aunque tiene un doble trabajo porque está al cuidado de los niños y de la familia, además del trabajo productivo que a veces imposibilita el trabajo formal; el otro es el empoderamiento político, con la posibilidad de tener vocería, es decir el poder hablar desde las instituciones de los barrios, de las juntas vecinales, de las comunidades, municipios o en los distintos espacios en los que ellas tienen un rol. También vemos que las mujeres tienen una representatividad del 50% a nivel parlamentario, que ubica a Bolivia como el segundo país con más legisladoras en el mundo; y el tercer eje de trabajo se llama el empoderamiento físico, donde uno de los temas es la erradicación de la violencia. Sin embargo, es importante destacar que la situación de la mujer urbana con la del campo es muy distinta. En las zonas rurales la situación es durísima para las mujeres, porque además no tienen el acceso a una serie de mecanismos o de espacios para denunciar los abusos o no cuentan con espacios donde pueden conversar entre ellas. Realmente las mujeres rurales están en situaciones de desventaja.


 ¿Qué se está haciendo para revertir esta realidad?
Naciones Unidas lanzó el lema Que Nadie se quede atrás, eso quiere decir que como sistema deberíamos estar trabajando y luchando por las personas que están en situación de desventaja. El sistema está buscando estrategias para llegar justamente a las personas que tienen mayores dificultades, mayor marginación, evidentemente es más complicado, pero es nuestro mandato y nuestro deber.


 Otro de los problemas es el número creciente de niñas embarazadas, ¿cómo están abordando ese tema?
Es un problema tremendo porque cuando hablamos de niñas  hay un doble delito, por un lado están embarazadas y, por otro, lado, ha sido violada. Cuando está embarazada es producto de violación, no puede haber que la niña consintió tener relaciones. Primero, hay que realmente condenar a los violadores. Segundo, hay todo un tema de educación sexual y reproductiva, en ese sentido existe una ley en Bolivia de salud sexual y reproductiva, pero también hay esa necesidad de poder extenderla, aplicarla y que los jóvenes sean conscientes y las niñas sean conscientes de tomar todas las precauciones en las relaciones sexuales consentidas, así como también los jóvenes y las mujeres adultas.  


 Naciones Unidas está promoviendo que los países incorporen el aborto en sus legislaciones, ¿por qué?
Evidentemente ese es un tema que lo está debatiendo el Estado boliviano, como Naciones Unidas somos muy respetuosos de lo que el Estado decida, pero como ONU Mujeres, en concreto, hay recomendaciones específicas vinculadas a la despenalización del aborto por la cantidad de muertes maternas que causa (los abortos clandestinos), es enorme, por eso es fundamental acabar con esto; por otro lado, si hablamos francamente las mujeres que tienen posibilidades económicas cuando abortan lo hacen en lugares seguros, y las mujeres pobres son las que ponen en riesgo sus vidas porque los abortos son clandestinos. Desde ONU Mujeres trabajamos en apoyar y en mostrar cuáles son las recomendaciones en qué hace en relación, a no solamente a temas de aborto, sino también a temas de educación sexual y reproductiva como un método por el cual se produzcan menos embarazos no deseados.  


 ¿No existe contradicción entre apoyar el aborto, que en algunos casos provoca problemas sicológicos en la mujer, con la erradicación de la violencia?
Voy a responder con un ejemplo. Si alguien tiene una hija de 10 años y resulta embarazada producto de una violación, ¿qué pasará con esa niña? Primero tenemos que ver el cuerpo de esa menor no está preparado para soportar un embarazo y las consecuencias son muy duras para esa niña y para el entorno familiar.   Por estos casos se producen muchas muertes.


 La iglesia Católica y otros  sectores cuestionan el aborto, ¿qué opina?
Lo que pasa es que dentro de las iglesias hay distintas concepciones. Se pueden respetar las opiniones de todas las corrientes religiosas, de los grupos y de las personas con relación a este tema que, por cierto, no deja de ser delicado, pero creo que el Estado boliviano es un Estado laico y que las opiniones de unos grupos y de otros son totalmente válidos y se puede debatir, pero finalmente el Estado tomará las decisiones que considere convenientes, asumiendo que es un Estado laico.