Los investigadores de las Felcv de Santa Cruz, Oruro y Cochabamba ejecutan tareas de investigación para dar con los miembros de este grupo. La joven que en principio se pensó víctima, está vinculada a la banda

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17 de julio de 2019, 13:00 PM
17 de julio de 2019, 13:00 PM

La investigación sobre el asesinato de Silvia Machado Lizárraga, la joven de 18 años que dejó su casa para buscar un trabajo que le permita mantener a su niña de 2 años, volvió a dar un giro inesperado y mantiene movilizada a la Fuerza Especial de la Lucha Contra la Violencia (Felcv) de Oruro, Cochabamba y Santa Cruz.

Lo que en principio parecía un nuevo caso de feminicidio en Oruro, situación que alarmó a todo el país por la creciente incidencia de estos delitos en lo que va de este año, al parecer solo fue la punta del ovillo que les permitió a los investigadores encontrar a una organización criminal, que trafica mujeres con fines de explotación sexual y que además estaría implicada en las redes del tráfico de drogas internacional.

La primera sorpresa encontrada por los investigadores, fue que la amiga de Silvia, su compañera de colegio, Jessica Ch. C. pasó de ser una posible víctima de esta organización criminal, a convertirse en la mujer que convenció a la amiga para introducirla al oscuro mundo de la prostitución y, posiblemente del tráfico de sustancias controladas hacia fuera de nuestras fronteras.

Jéssica fue aprehendida por los investigadores el fin de semana en Cochabamba, ciudad a la que en principio habría llevado a Silvia. Allí, de acuerdo con sus primeros testimonios, ella mantenía la posición de ser una víctima de la red de tratantes de mujeres, pero luego de que se encontró a la mujer de apellido Huanca, sus versiones comenzaron a cambiar y terminó por delatarse.

Ahora los investigadores tienen la certeza de que Jéssica y la mujer de apellido Huanca, llegaron con Silvia a Oruro la madrugada del domingo 7 de julio, un día antes en que la muchacha fuera asfixiada luego de ser abusada sexualmente y su cuerpo encontrado la mañana del martes 9 de julio, en medio de un basural de la zona este de la capital folclórica del país.

El jefe nacional de la Felcv, Julio Mercado, señaló: “Estamos frente a una organización criminal” y luego apuntó que en este caso sí existió actividad de trata y tráfico de personas con fines de explotación sexual, aseverando que las pesquisas realizadas hasta el momento muestran que Silvia llegó hasta Oruro acompañada de dos tratantes.

“Hay dos mujeres aprehendidas y esperamos más aprehendidos en el curso de las próximas horas”, agregó Mercado.

Por su parte el jefe departamental de la Felcv de Santa Cruz, Paúl Saavedra, dijo que sus agentes colaboraron con informes e investigación respecto al entorno de Jéssica y de Silvia, las amigas de colegio.

Huanca internada

El director nacional de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn), Maximiliano Dávila, reveló que la mujer de apellido Huanca en realidad se llama Rocío Huanca Velasco.

Según un informe del grupo operativo GICE, ella se puso mal en la capital orureña, pero al no encontrar algún centro asistencial que decida intervenirla quirúrgicamente, volvió hasta Cochabamba donde fue atendida en un centro médico. Allí se descubrió que uno de los 18 condones con cocaína líquida que había ingerido, se reventó. Fue estabilizada y quedó aprehendida por la Felcn.

La misma ruta que usaron para silvia, es recorrida por mujeres que son usadas como carne de cañón narco
A finales de noviembre de 2018 el diario EL DEBER, en alianza con dos medios chilenos El Mercurio de Antofagasta y La Estrella de Iquique, publicó una investigación en la que desentrañó el viaje a la cárcel de las bolivianas que, en su mayoría, sus condiciones de pobreza y vulnerabilidad las convierte en presas fáciles de los narcos. El análisis de 325 casos de compatriotas condenadas en el norte Chile -donde las cárceles están repletas de bolivianos condenados por delitos relacionados con el narcotráfico- permitió conocer que en su mayoría son de bajo nivel de instrucción, escasos recursos económicos y de hogares fracturados. Este perfil es el preferido por las mafias para que trasieguen cocaína hasta las grandes ciudades de Chile, donde abundan los consumidores y la droga multiplica su valor hasta por 7. Estas mujeres que caen en el circuito ilegal de la droga no solo arriesgan su libertad en cada puesto de control, también sus vidas porque una de las formas de transporte es el correo humano, es decir, tragando la droga. En 2017 y 2018 las organizaciones criminales captaban mujeres especialmente de Cochabamba, Santa Cruz y Potosí. Si la ‘mula’ o ‘tragona’ era de Santa Cruz, viajaba por tierra hasta Cochabamba, de allí a Oruro y a Pisiga (Chile). /NF