El estudio se basa en readecuar el barrio Ambrosio Villarroel, agrupando a sus pobladores en bloques habitacionales para recuperar el 80% de su superficie

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12 de noviembre de 2017, 4:00 AM
12 de noviembre de 2017, 4:00 AM

El arquitecto Virgilio Suárez Salas presentó un proyecto arquitectónico para una maestría, el cual es una estrategia urbana para lograr que la ciudad no le dé la espalda al río Piraí, sino que se incentive más esa relación que tiene desde que San Lorenzo del Real de la Frontera, fuera trasladada a sus orillas por segunda vez, el 21 de mayo de 1595, ciudad que en 1621 decidió fundirse con Santa Cruz de la Sierra, perviviendo el último nombre. 

La propuesta es ambiciosa pero no excluyente porque tiene como base la conservación del barrio Ambrosio Villarroel, situado entre los dos diques defensivos construidos por el Servicio de Encauzamiento de Aguas y Regularización del Río Piraí (Searpi), luego de la riada de 1983, el mismo que tiene 40 años de fundación.
Suárez pretende reducir la ocupación de las 16,5 hectáreas del barrio en un 80%. Para ello, cerca del segundo dique, sugiere que sean construidos 12 bloques con 372 viviendas sociales, tipo plataformas de tres pisos, para albergar a las 360 familias por él censadas, las que totalizan 1.800 habitantes en el barrio asentado en zona roja, calificada así por el Searpi ante la posibilidad de una nueva riada.

La propuesta es convertir el primer defensivo en una vía peatonal y en una ciclovía, o una especie de malecón, para que los visitantes y pedalistas disfruten de la naturaleza a la vez que pasean por la orilla del Piraí, la que es muy poco apreciada en la actualidad, porque la zona se ha convertido en un nido de malvivientes.
 
Persuasión
Para Suárez, el barrio Ambrosio Villarroel no puede ser considerado clandestino, pues cuenta con instalaciones de agua potable y de energía eléctrica, además de poseer un cementerio, una escuela y templos religiosos.
“Viendo los esfuerzos por regularizar los conflictivos asentamientos que hacen los gobiernos locales de Río de Janeiro, con sus favelas donde viven tres millones de habitantes; o Buenos Aires, con las famosas ‘villas’ 31 y Padre Mujica, con más de 120.000 personas, Santa Cruz de la Sierra debe buscar una solución y en eso consiste esta propuesta”, dijo. 

“El cordón ecológico es importante cuidarlo, pues en la orilla de enfrente vemos asentamientos discutibles, los que están a menos de 100 metros del río, contraviniendo la Ley del Medioambiente, y otros a 10 m del único puente que cruza el Piraí”, agregó Suárez.

Otro problema para Suárez es la situación de las cabañas del río que crecen sin control con edificaciones de varios pisos y con habitantes permanentes. “Para ganar favor político el Gobierno les ha instalado gas domiciliario”, refirió.
Sugiere, además, la creación de un observatorio urbano, cuya tarea debe ser la realización de un catastro de las propiedades existentes en el cordón ecológico, para frenar el misterioso crecimiento de quintas y casonas en desmedro del bosque ribereño.

Huertos y miradores
Asimismo, Suárez pretende hacer que el 80% de los lotes recuperados, luego de agrupar a la población del Ambrosio Villarroel en los 12 condominios, se conviertan en viveros y en huertos o tierras cultivables para recuperarlas de la erosión y garantizar que el barrio no sea peligroso.
   
De igual manera, el proyectista promueve la edificación de 12 torres o miradores, de 4 x4 metros de base, de ellos ocho estarán en el primer dique, distantes unos de otros a 100 metros. Los restantes cuatro puntos elevados deben ser construidos en el segundo dique. Las torres albergarán en la planta baja baños, casetas de seguridad y de información al público, quioscos; mientras que en los dos cuerpos de arriba tendrá un descanso o mirador tipo balcón, y en el extremo superior estará el mirador principal. Estas casetas deberán estar construidas de madera.

Centros ambientales
Pero la propuesta no acaba ahí. Virgilio Suárez se imaginó la construcción de dos edificaciones a las que denomina centros de referencias ambientales, en los cuales se dará apoyo con información para los visitantes; también albergará a investigadores y a personas preocupadas con el cuidado del cordón ecológico. Estas dos construcciones estarán situadas en ambos extremos de los ocho miradores del primer dique del río Piraí.
 “En la planta baja tendrá una caseta de información, una cafetería, un local comercial y una batería de sanitarios; en la planta alta tiene un salón de usos múltiples, es decir, un auditorio flexible para 80 personas, y cuatro laboratorios especializados en medioambiente con sus dependencias y áreas de apoyo para darle un valor agregado a la costanera”, finalizó.

El trabajo de Suárez fue aplaudido por reconocidos arquitectos a través de las redes sociales. “Felicidades Virgilio. Hay que seguir imaginando y proponiendo siempre”, escribió la arq.  Martha Elcuaz.

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