El servicio de transporte público de Medellín es considerado modelo en Latinoamérica. Cuenta con un sistema intercontectado de buses, metros, teleféricos, tranvía y bicicletas 

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24 de junio de 2018, 4:00 AM
24 de junio de 2018, 4:00 AM

La colombiana Viviana Tobón es considerada una autoridad en materia de transporte público en su país. Estuvo entre el lunes y el jueves en Santa Cruz para asesorar a la municipalidad en el reordenamiento y la modernización del servicio en la capital cruceña. Calificó como ‘muy bien hecho’ el estudio presentado por el JICA. 

Usted recorrió la ciudad y conoció el proyecto de ordenamiento del transporte público, ¿qué impresión tuvo?

Santa Cruz de la Sierra tiene una visión muy importante para impulsar la transformación y la modernización del transporte público; además, es una ciudad inclusiva, con más espacios para todas las personas, dos parámetros que buscan todas las urbes en Latinoamérica y en el mundo. 
 Medellín tuvo problemas para ordenar el transporte urbano, como sucede actualmente en Santa Cruz; ¿cómo lo lograron?

Lo primero es reconocer que esto no es un problema exclusivo de Santa Cruz, sino que es un conflicto que enfrentamos en todas las ciudades latinoamericanas. Lo otro, es admitir que nuestros transportistas aportaron y contribuyeron muchísimo con el crecimiento de las ciudades, pero lo fueron haciendo con un esquema empresarial y productiva informal, con trabajadores que no estaban dignificados, donde primaba una lógica individual en la que cada microbús se convertía en una empresa; a esto se sumaba a la escasa regulación por parte de la autoridad. Una de las primeras acciones estuvo en que recuperamos el sentido de autoridad, porque el transporte es una actividad que necesariamente tiene que ser regulada y reglamentada por el Estado. Hay una responsabilidad por parte del Estado de brindar un servicio de calidad, que garantice la seguridad de las personas y eso solo se puede lograr con regulación. Otro aspecto importante consistió en incluir a los transportistas en el proyecto, pero con reglas claras.

¿Cómo son esas reglas claras?
Las líneas buses son operadas por empresas privadas, pero cuentan con la autorización y el aval de las autoridades para operar; la asignación de rutas y de líneas lo hace el Estado. Las reglas son sencillas: los transportistas deben contar con una estructura productiva empresaria formal, en que los trabajadores tengan un salario fijo para que no salgan a buscar sus ingresos en una lucha con el compañero que viene detrás; además de modernizar los vehículos. 

Medellín está en medio de un valle y Santa Cruz es una ciudad plana; ¿cómo influye la topografía y la demografía para ordenar el transporte?
Cada ciudad debe asumir su propia forma de resolver el problema, según sus características. En el caso de Santa Cruz, parece una dificultad contar con rutas más largas y, en consecuencia, pueden ser menos rentables. En Medellín hay otra realidad, porque la mayor parte de la población vive en las laderas, con vías muy estrechas y de poco acceso. El reto de la Secretaría de Movilidad Urbana de Santa Cruz es buscar la forma de racionalizar el ingreso de todas las unidades vehículos por los anillos y los ejes transversales, porque todas las líneas quieren entrar por esas vías, pero no todos lo pueden hacer.  

¿Cómo evalúa el plan de reordenamiento del transporte en Santa Cruz?
Aquí me encontré con un estudio muy bien hecho, que refleja línea por línea de transporte, con análisis de cuántos pasajeros se movilizan diariamente, que muestra un indicio de rentabilidad que es un aspecto muy importante y efectiva para llegar a los transportistas. Los dueños de los buses tienen conocimiento de lo que ocurre en otras ciudades y saben que no hay futuro con este esquema de servicio.

¿Es posible un cambio en el transporte público de Santa Cruz?
No solo lo creo posible, sino que lo considero necesario, ‘imparajitable’, como decimos en Colombia. E l mensaje es que el cambio requiere de paciencia y mucha concertación, pero es posible hacerlo.

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