Testimonios y denuncias dan cuenta de los montos que los internos debían pagar por un espacios y por seguridad. Las visitas dicen que debían pagar para entrar y meter cosas. Oti manejaba algunos de los cobros

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18 de marzo de 2018, 14:52 PM
18 de marzo de 2018, 14:52 PM

La toma policial del régimen abierto de Palmasola, ambiente donde más de 4.000 internos convivían bajo un sistema de extorsiones, violencia y donde la seguridad y la vida tenían un precio, buscó desarticular las organizaciones de reclusos que mandaban dentro del penal. La Policía y el Gobierno han asegurado que la situación cambiará de aquí en más, aunque aún nadie a dicho si los cientos de miles de bolivianos y de dólares dejarán de circular por los pasillos, calles, pabellones y celdas del penal más poblado de Bolivia, como ha venido sucediendo desde hace más de diez años.   

EL DEBER conversó con exautoridades vinculadas al trabajo penitenciario, exreclusos, reos que guardan detención preventiva, abogados, esposas de algunos privados de libertad, vecinos del centro, voluntarios que visitan periódicamente la cárcel y policías que se encargan de su seguridad, confirmando lo que la Iglesia católica y la Defensoría del Pueblo aseveraron en días pasados, que la danza de dinero sirve para ‘lubricar’ este mecanismo de corrupción.

“En Palmasola nada es gratis, todo tiene un precio y el monto varía de acuerdo al delito cometido y a la peligrosidad del interno”, afirmó una de las fuentes consultadas, para luego señalar que cuando ingresa un preso ‘nuevo’ al PC-4 (régimen abierto) debe pagar a los reclusos un promedio de Bs 5.000, por el derecho de piso, el seguro de vida, la seguridad para las visitas y la seguridad de los encargados de disciplina del penal.

Sin embargo, antes de pasar al régimen abierto, es decir luego de que un juzgador ordena su detención preventiva en la cárcel, lo que un interno debe pagar y que, según lo señalan los consultados, se queda en manos del verde olivo llega a un promedio de $us 800. Sin embargo los montos más altos llegan a $us 2.000 que se impone a los procesados por narcotráfico o gente involucrada en hechos de relevancia pública.


Considerando que en marzo del año pasado ingresaron un promedio diario de nueve personas fueron recluidas en Palmasola, de las cuales una tercera parte pasa a régimen abierto, se puede deducir que los reos que mandaban en el PC-4 manejaban más de Bs 400.000 al mes y un promedio anual de más de Bs 4 millones por cobros ilegales, que el mismo ministro de Gobierno, Carlos Romero, admitió se hacían cuando explicó la realidad del penal.

Romero confirmó el viernes, que según información que le proporcionó la Policía, que los reclusos nuevos tenían que pagar un ‘seguro de vida’, que oscilaba entre $us 1.000 y 1.500 y que quienes no disponían del dinero eran sometidos a torturas. “Esto sucedía en áreas inaccesibles para la Policía”, afirmó. 

Según las fuentes consultadas por EL DEBER, este dinero baja considerablemente cuando se trata del paso al PC-3 o Chonchocorito, ya que allí van todos los que no tienen dinero para pagar montos altos y las cuotas para quedarse en este espacio son en promedio de $us 180. Allí no se cobra derecho de vida, derecho de piso o seguro para las visitas, “solo se tiene que pagar un monto, que se define ‘según la cara’ del preso, y supuestamente es para la seguridad, aunque pese a eso, la violencia manda”, apuntó un exrecluso.

Visitas pagan entre Bs 10 y 30

Es martes, 13 de marzo, apenas horas antes de que siete reclusos mueran, además de que tres policías y 10 reos resulten heridos de bala en el ‘megaoperativo’ policial tras el cual las autoridades retomen el control del PC-4. 

Esa tarde, en el frontis del penal, al final de una hora de observación se pudo ver el ingreso de 142 personas, entre mujeres y varones. Aquel día tuvieron que pagar Bs 10 a los encargados de registrarlos y si estaban un poco más apurados, el monto del cobro por visitante subió hasta los Bs 30.

Los abogados que ingresan casi a diario al penal para atender las causas de sus clientes, afirmaron que al día pasan a los pabellones un promedio de 800 personas como visitas, lo que significaba un movimiento económico que oscila entre Bs 8.000  y 24.000, dependiendo si se usó el ingreso rápido o la larga cola de espera. 

Esta cifra al final de año puede significar que solo por los cobros en las puertas del penal, donde la Policía tiene control absoluto, se genera entre Bs 2,4 millones y Bs 7,2 millones, sin contemplar en estas cifras los pagos que se deben hacer por el ingreso de teléfonos celulares y electrodomésticos, que tras la toma del penal las autoridades exihibieron y señalaron que su acceso a la cárcel fue ilegal. 

Romero, que confirmó los cobros por parte de los reclusos, respecto a los supuestos cobros que serían hechos por los policías, dijo que “se van a procesar las denuncias” y que junto con los ingresos de armas, drogas y enseres “están siendo objeto de una profunda investigación”, como parte de una “restructuración que incluye al personal de Palmasola”.

Considerando los cobros que se hacían en el PC-4 y el movimiento en la puerta del penal, al año la cárcel movía más de un millón de dólares, cantidad de dinero suficiente para generar pugnas de poder que se saldan con la muerte y donde también juegan parte importante de la ‘danza’ de billetes dentro el penal los pagos por alquileres (que van desde Bs 800 hasta $us 900), los pernoctes (por pasar una noche dentro del penal se pagaba hasta Bs 50) y el mercado inmobiliario constante, donde los precios de los espacios, que fueron construidos por los mismos internos ante la ausencia de Estado en Palmasola, oscilan entre $us 2.000 y 20.000.