El Sedes departamental logró bajar los casos de rabia canina de 26 a dos por semana. Las campañas y la vacuna de cultivo celular fueron clave. La gripe ya se cobró 12 vidas 

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22 de abril de 2018, 16:30 PM
22 de abril de 2018, 16:30 PM

Después de vivir casi dos años  bajo el acecho del mal de rabia, Santa Cruz está a punto de conseguir el control de esta enfermedad. No obstante, ahora es la influenza la que se ensaña contra los cruceños, especialmente con las personas más vulnerables. 


Las autoridades del Servicio Departamental de Salud (Sedes) celebran el hecho de que desde enero de este año los casos de rabia hayan bajado considerablemente con respecto al año pasado.  Mientras en octubre de 2017, cuando la epizootia de rabia canina alcanzó los picos más altos, había hasta 24 casos positivos por semana,   ahora solo se registran dos o tres por semana. 


Si comparan los casos de rabia canina solo en la ciudad capital, en lo que va del año suman 49 , mientras que en el mismo periodo de 2017 se reportaron 116, lo que significa una reducción del 58%.


Las autoridades califican este hecho de alentador, ya que mientras más controlada esté la rabia canina el riesgo para los humanos es menor. Entre octubre del año pasado y marzo de este año, ocho personas murieron a causa del mortal virus.


Pero a la par de estar a punto de conseguir el control de la rabia, Santa Cruz se enfrenta a una epidemia de influenza, que hasta la fecha ya se ha cobrado la vida de 12 personas, la mayoría de ellas con enfermedades crónicas de base.


Los datos nacionales muestran que en lo que va del año (semana epidemiológica 15) se ha registrado 238 casos positivos de influenza en el país (A H1N1, A H3N2, A  y tipo B), de los cuales 235 se presentaron en el departamento de Santa Cruz.


El jefe de Servicio de Salud del Ministerio de Salud, Rodolfo Rocabado, asegura que “aún estamos en una epidemia de baja intensidad, con menos afectados que en el mismo periodo del año pasado, cuando hubo 989 casos positivos. Sin embargo, preocupa el número de víctimas fatales, pues el 95% son personas con el sistema inmunológico debilitado por presentar males crónicos no controlados, cuyos cuadros se complicaron por no haber buscado atención médica de forma oportuna.


“Una cosa es que las personas fallezcan específicamente por el virus y otra es que los males de base se compliquen por el virus. Los datos nos muestran que el 95% de los casos de fallecimiento  eran personas que tenían patologías  de base, vale decir, enfermedades crónicas, y no recibieron el tratamiento porque no buscaron atención médica oportuna”, dice Rocabado. 


El director del Sedes, Joaquín Monasterio, coincide en que las personas que tienen enfermedades de base, además de las personas de la tercera edad y niños pequeños corren más riesgo de complicarse si no reciben tratamiento oportuno. De ahí que es clave iniciar el tratamiento en las primeras 48 horas, pues esto reduce las posibilidades de complicación del cuadro, anota Monasterio.

El aislamiento es necesario
El responsable de Epidemiología del Sedes, Roberto Tórrez, explica que en una persona sin otros problemas de salud, desde el tercer hasta el quinto día empieza el periodo de recuperación y disminuye la posibilidad de transmisión. Sin embargo, en personas con enfermedades de base y menores de cinco años, la recuperación es más lenta porque la carga viral dura más en el organismo y la posibilidad de transmisión también se prolonga. “En personas con males crónicos, inmunodeprimidos, que reciben corticoides y menores de cinco años, el virus puede durar en el cuerpo entre siete y diez días y en este tiempo seguirán transmitiendo el virus”, dijo el epidemiólogo. 


De ahí la importancia de aislar al enfermo, por lo menos entre cinco y siete días, agrega Tórrez. La recomendación es que el afectado, si está en casa, esté solo en una habitación, y si es hospitalizado comparta la sala con otros enfermos con la misma sintomatología, es decir, que los pacientes con síntomas de influenza estén separados del resto.


Rocabado recuerda que la gripe es una enfermedad que “siempre ha estado y seguirá habiendo porque los virus mutan cada vez”, la población debe hacer parte de su estilo de vida las medidas higiénicas, como el lavado de manos y los filtros de prevención. “Cada año hay variaciones en los virus, por eso, es que se tienen que fabricar vacunas nuevas, específicas para las cepas que circulan”, explica.

La vacuna, clave en la rabia
El director del Sedes informa de que los casos de rabia comenzaron a bajar luego de la segunda campaña de vacunación antirrábica, realizada en noviembre del año pasado, que alcanzó una buena cobertura (casi el 8o%).


“La incidencia de casos ha ido bajando paulatinamente cada semana hasta tener solo un caso por semana y eso es alentador”, dice Monasterio, al agregar que con la cruzada, realizada hace dos semanas en la zona que comprende la red norte (distritos municipales 5 y 6), las posibilidades de control están en puerta. 


El jefe de Servicios del Ministerio de Salud atribuye gran parte del éxito de la campaña a la introducción de la vacuna de cultivo celular, que es mucho más efectiva que la vacuna convencional, ya que en siete días de la aplicación el animal ya está protegido, a diferencia de la convencional cuyo efecto se alcanza recién a los 21 días.

Males, bajo control
Con respecto a los males transmitidos por el mosquito Aedes aegypti, el dengue está bajo control, aunque con un leve ascenso y dos muertes a principios de año. En cuanto al chikunguña solo se reportan 14 casos en lo que va del año, mientras que de zika, 190 casos. Este mal preocupa a las autoridades por la microcefalia, asociada a este virus.