La Ferroviaria Oriental pide a las autoridades frenar la invasión. Por Navidad, los mercados Los Pozos y Mutualista, y la rotonda del Plan Tres Mil se llenaron de ambulantes. El caos vehicular aumentó porque la Policía no salió a evitarlo

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23 de diciembre de 2018, 13:00 PM
23 de diciembre de 2018, 13:00 PM

Con la excusa de no perder clientes en la previa de la festividad navideña, cientos de comerciantes ambulantes de la Feria Barrio Lindo coparon las avenidas que fueron recuperadas hace dos años. Pero la osadía no quedó ahí, pues han armado casetas improvisadas a lo largo de los rieles del tren, en la intersección de la avenida Cumabi y cuarto anillo, poniendo en riesgo la seguridad de los mismos gremiales y de los compradores.

Aunque esta zona comercial sea privada, sin embargo la dueña de las calles y de los espacios verdes es la Alcaldía, la cual no tiene previsto enviar fiscalizadores o gendarmes, pues está más abocada a vigilar los alrededores del mercado la antigua La Ramada, como viene realizando desde hace cinco fines de semana.

Para deslindar responsabilidades la empresa Ferroviaria Oriental, a través del gerente de Relaciones Externas, Ángel Sandóval Salas, pidió a las autoridades ejercer control y que eviten los asentamientos de comerciantes en las zonas de tráfico ferroviario para evitar accidentes.

Peligrosidad

En caso de algún percance del tren, entre ellos un posible descarrilamiento, el cuarto anillo y Cumabi es una potencial zona roja, peor aún por el espacio, ni siquiera de dos metros, donde están los mojones pintados con colores amarillo y negro, que representan peligro para los peatones y para los motorizados.

La desesperación de los ambulantes, que argumentan que viven gracias al movimiento de la Feria Barrio Lindo aprovechando las fiestas de fin de año, ha pasado por alto todos los pedidos de precaución y ha ignorado la señalización instalada por Ferroviaria Oriental.

“Tenemos que llevar el pan del día a nuestras familias, nuestros hijos también piden juguetes, ropa o comida, los que salen de nuestra ganancia diaria; solo nos hemos asentado por Navidad”, indicó Raquel Quispe, una vendedora de comida al paso, asentada a menos de tres metros de la ferrovía.

“Insistimos con los dirigentes de los vendedores que sean más precavidos y que tengan más conciencia, pues están atentando contra su propia seguridad y ponen en riesgo a sus clientes. También pido a la Alcaldía que resguarde esos espacios públicos por donde pasa el ferrocarril, y a la Policía que controle el tráfico desbordado en dicha intersección para evitar que algún auto quede atorado”, acotó Sandóval.

Mercado persa

Doña Alina Quispe ofrecía frutillas de Comarapa, a Bs 15 la cajita, y pacay gigante de Luribay (La Paz), en Bs 5 y 10 la unidad. Estaba asentada en un pequeño espacio en el ingreso a la avenida Mapajo, lugar que durante muchos años fue ocupado por los vendedores que dicen ser artesanos de la confección, los cuales proceden del interior, de donde fueron desalojados hace dos años.

A pocos metros de doña Alina, Rosa Marca fritaba pollo para vender a una familia que, pese a la incomodidad y a la persistente lluvia, se había acomodado en unos tocos de plástico.

En un pasillo improvisado, un trecho más allá, doña Mery Rodríguez se probaba unos zapatos, mientras su hija adolescente esperaba su turno del asiento para hacer lo mismo con unos calzados deportivos.

Ingresando una cuadra sobre la Mapajo, florecieron puestos de venta de toda clase de ropa, nueva y usada, así como de zapatos, de chucherías, de comida y de bebidas.

El panorama era similar en la calle paralela, Los Pinos, que llega al cuarto anillo, donde el camellón que solo tiene permiso municipal para ser ocupado de 4:00 a 9:00, los miércoles y sábados, se ha tornado en un verdadero mercado que atiende de corrido hasta la noche, al igual que la Feria Barrio Lindo.

Precisamente en el camellón, pero entre las avenidas Brasil y Cumabi, se producen toneladas de basura, plásticos, plastoformo y cartón que son arrojadas al canal de drenaje. Asimismo, si hay vendedores que embolsan sus desperdicios, estos son apilados en los cruces de vehículos, corriendo el riesgo de que sean esparcidos por la calzada.

De igual manera, la vecina Ayda Sossa se quejó porque el carril de la Cumabi, proveniente de la Villa Primero de Mayo, está cortado para ingresar al cuarto anillo, pues aparecieron cientos de comerciantes que se instalaron en la calzada.

“Los que vivimos por la Cumabi no tenemos salida por el cuarto anillo desde hace varios días. No sabemos de dónde han sacado permiso los comerciantes para poner trancas que no dejan salir a los vehículos por esa vía, causando caos a toda hora. El conductor debe optar por dos avenidas para salir de la Villa, o se va por detrás de la Pampa de la Isla o tiene que llegar hasta la radial 10”, anotó Sossa.

La Ramada

Por quinto fin de semana consecutivo fueron cerradas para la circulación de micros y trufis las calles aledañas al mercado La Ramada, ordenado por la Ley 981, que pretende combatir los asentamientos de ambulantes.

El director de Espacio Público, Orlando Otero, explicó que todo su personal, 300 civiles y 400 gendarmes, fueron comisionados para cuidar La Ramada, dejando descuidados Los Pozos y la rotonda del Plan Tres Mil, donde ayer floreció el comercio informal, el cual no fue frenado ni por la lluvia.

“Saldremos hoy a La Ramada con refuerzos, 700 civiles y 400 gendarmes, para evitar que aparezcan los ambulantes y nos ataquen, pues están desesperados por vender”, manifestó Otero.