La comuna cruceña no termina su faena de desalojo de vendedores ambulantes y desde la ciudadanía observan que las vías pueden ser otras; plantean alternativas

El Deber logo
28 de mayo de 2018, 9:00 AM
28 de mayo de 2018, 9:00 AM

El desalojo de comerciantes ambulantes de los diferentes mercados de la capital cruceña continúa siendo el dolor de cabeza de la Alcaldía. Si bien las acciones municipales todavía están vigentes, la aparición de comerciantes es constante y cada vez aparecen nuevos actores para poner en jaque a las autoridades.

Los megaoperativos realizados por la comuna tienen un efecto limitado. Las acciones no son duraderas y los gremiales ya empezaron a usar su astucia para evadirlas o, en su defecto, organizarse para hacerles frente.

El último enfrentamiento se dio en las calles de la avenida Grigotá, zona de La Ramada, el sábado. Fue fugaz, con pedradas y decomisos de productos de por medio. Aunque fueron desalojados,  este  domingo los manteros volvieron a aparecer.

Los productos están sobre una manta o plástico extendido para facilitar su recogida en caso de que los funcionarios y guardias municipales vuelvan. Hay otros que abren los maleteros de sus vehículos y manejan precios por debajo de los habituales para ‘atrapar’ a la gente.

“Estaba vendiendo en Los Pozos, pero los de la Alcaldía allá también aparecen, hoy está mucho más tranquilo aquí”, manifestó una comerciante de chompas de lana, quien dice no estar afiliada a ninguna asociación y no tener apoyo. Llega hasta el lugar para conseguir el sustento diario para su familia.

Los Pozos y el Plan Tres Mil

El caso de Los Pozos es similar. A los manteros, que se extienden por la calle 6 de Agosto, se suman los cachivacheros y vendedores de productos de dudosa procedencia. Tienen instalados sus puestos en cajas de cartón donde se encuentran, en su mayoría, celulares y relojes

La única diferencia es que ya no hay los toldos azules, sus dueños están en el mercado minorista, el de la avenida Alemania. Tampoco hay presencia de funcionarios públicos, ni policías.

La zona de la rotonda del Plan Tres Mil también está en las mismas. Al igual que en meses pasados son las calles aledañas las ocupadas. “Algunos duermen aquí y los puestos se comercializan”, asegura la dueña de una vivienda que prefiere no revelar su identidad por miedo a las represalias. Se evidencia basura, destrucción del paseo peatonal  y tráfico vehicular.

El antiguo Abasto padece del caos vehicular, aunque los taxistas ya no tienen su parqueo en mitad del tercer anillo (literalmente), las trancaderas siguen siendo una enfermedad de la que el mercado no puede curarse.

Pero, ¿por qué las soluciones que plantea la Alcaldía no son 100% efectivas? Algunas voces para responder a esta interrogante convergen.

Los remedios son otros

No es preciso corretearlos cuando aparecen y se asientan en la calle. Desde la perspectiva del director del Centro de Estudios para el Desarrollo Urbano y Regional (Cedure), Fernando Prado, la respuesta de la Alcaldía actúa sobre el efecto y no sobre las causas

“No hay posibilidades de empleo para iniciar actividades que no sean vender en calles. No se apoya, se construyen mercados y se genera empleo para vendedores nomás”, sostiene.

Prado agrega que no se está cumpliendo con el Plan de Desarrollo Municipal desde el punto de vista de apoyo a la actividad económica y lamenta que la repartición de lugares en los nuevos mercados tenga que ver con el apoyo político.

El activista ciudadano Juan Marcelo Castro, quien señala que la salida más rápida de una persona sin oportunidades laborales ni políticas para ser productivos. “No hay gobernanza -interacciones y acuerdos entre gobernantes y gobernados-, los planes se hacen a espaldas de la gente, señaló

Para el activista esto se va a hacer costumbre y los comerciantes se van a terminar asentando en otros lugares con el pasar del tiempo. Al igual que Prado, considera que el problema no es que los comerciantes ocupen un espacio público, es que no pueden desarrollar una vocación productiva.

Para la especialista en comunicación para el desarrollo, Claudia Jáuregui, no hay una lectura desde un entorno del diálogo y de necesidades, además de haber debilidades a la comprensión de  los comerciantes y sus demandas.

Jáuregui observa que una preocupación  de los gremiales es el sustento diario. “No basta decir a ese trabajador: te vas porque la ciudad está creciendo. Hay una falta de lectura de la cultura del otro, incluso de los comerciantes que no están organizados”, dijo.

Como parte de su política de traslado de mercados y reordenamiento de la ciudad, el gobierno municipal indica que seguirán controles para evitar nuevos asentamientos en las áreas recuperadas e intervenidas. Los ambulantes todavía darán faena.

Detalles

Un costo alto
Reubicar a los gremiales le significa a la Alcaldía Bs 120 millones, además de un crédito de Bs 20 millones que fue desembolsado por el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF). 

Estrategia para vender más
En los nuevos mercados minoristas, La Ramada y los Pozos, se realizaron rifas para reactivar sus ventas en el Día de la Madre. Ayer se realizaron sorteos en ambos centros de abastecimiento.

Ingenio para eludir operativos
En la zona de la calle Muchirí, en La Ramada, y en la calle 6 de Agosto de Los Pozos, algunos comerciantes usan de vitrina los maleteros de vehículos para evitar el decomiso de sus productos.