Realizan un patrullaje permanente para garantizar la recuperación de los espacios públicos; reconocen que cada día aparecen nuevos vendedores de otros mercados. Un analista sugiere incentivar el emprendimiento en los barrios

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5 de noviembre de 2018, 5:00 AM
5 de noviembre de 2018, 5:00 AM

En el mercado Los Pozos, los comerciantes ambulantes se ‘mimetizan’ con los puestos formales de frutas o abarrotes que sacan sus estantes sobre las aceras de calles como la Quijarro o Campero. Mientras no aparezcan los guardias municipales, se asientan para vender ropa o comida, con buena clientela, a la que se ven obligados a dejar tras divisar una nueva ronda.

Los gendarmes hacen vigilia en cada esquina, y realizan un patrullaje permanente, en particular en calles como la Suárez Arana, o la 6 de Agosto, en donde todavía funciona Los Cachis, la zona de reventa de mercadería nueva o usada, que se encuentra menguada tras el desalojo de informales de aceras y calles.

Su trabajo no consiste en decomisar productos, ni tampoco en impedir que sigan apareciendo nuevo ambulantes, reconoce el secretario de Seguridad Ciudadana del municipio, Herland Camacho, sino que se trata de garantizar que la recuperación de los espacios públicos, conforme al plan de reordenamiento de mercados.

“La picardía criolla existe en todas partes, mientras ellos se mantengan en circulación no podemos prohibirles la venta, y cuando no se los ve se asientan, pero el control de los guardias hace que sus ventas sean mínimas, lo que los terminará por convencer de instalar un puesto formal”, afirmó Camacho.

A poco más de un mes, de que el municipio activara un riguroso plan para evitar la presencia de ambulantes en Los Pozos, La Ramada, El Abasto y el Plan 3.000, al menos 500 guardias municipales, respaldados por funcionarios públicos de diferentes reparticiones del municipio, realizan un patrullaje ‘indefinido’, que solo se ve diezmado en caso de una emergencia en otras zonas de la urbe.

Llegan de otros mercados

Para Johnny Angulo, propietario de una tienda en la Grigotá, los comerciantes llegan de diferentes mercados, tanto en busca de ocupar los espacios liberados, como por las bajas ventas en los nuevos centros habilitados.

Reconoció que la disminución de ambulantes trajo beneficios a los vecinos y comerciantes formales, sin embargo, dijo que el reordenamiento de ruta de micros también les afecta.

La presidenta del Concejo Municipal, Angélica Sosa, informó que cerca de 28.000 gremiales se trasladaron a los nuevos mercados y que solo un 3% se resiste a hacerlo guiado por otros intereses. En la oportunidad, desveló a través de audios, un supuesto plan de atentar en su contra.

ANÁLISIS | Se debe atacar a las causas, como el desempleo

Fernando Prado: Urbanista

Después de tanto esfuerzo, fuerza pública y recursos económicos, se ven resultados. Pero no son sostenibles, en el sentido de que si llega un nuevo alcalde puede cambiar esta política, y no se habrá logrado nada.

Un verdadero plan debe atacar el problema de manera estructural, es decir, la falta de empleo, ¿por qué no hacemos un esfuerzo mayor para generar capacidades y empleo en jóvenes y mujeres en los barrios?, nos hace falta mano de obra capacitada en una región tan pujante como Santa Cruz.

Cada año llegan unas 70.000 personas, de las cuales al menos 50.000 son futuros gremialistas, ante la falta de oportunidades.

La Alcaldía tiene competencias asignadas por la ley Marco de Autonomía o de Municipalidades para generar empleo; puede crear unidades de desarrollo en los distritos acorde a su vocación. Por ejemplo, en Alto San Pedro hay vocación para carpintería o mecánica, se puede darles un espacio, así como se crean nuevos mercados, para que la gente organice su microempresa o taller.

Se crearon mercados lejos, por disponibilidad de lotes, para dar solución a un problema, pero se generaron otros, como la ampliación de rutas de micros. Se debería retomar el plan distrital de mercados.