El punto comercial más emblemático de la ciudad ofrece descuentos de hasta el 40% para tentar a compradores. Eso hace que las incomodidades valgan la pena

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16 de diciembre de 2018, 3:55 AM
16 de diciembre de 2018, 3:55 AM

La gente ahora no compra a la primera. La gente ahora mira, pregunta aquí y más allá, cotiza, regatea hasta que por fin saca la billetera con una sonrisa en los labios, satisfecha por haber hecho un buen negocio y comprado un juguete que si lo hubiera adquirido a la primera, habría pagado hasta un 40% más. Pero ese ahorro tiene su precio, dice Fernanda, que ha conseguido una bicicleta para su niña a un precio fantástico. Ese precio, explica, es quedarse más tiempo en la Feria Barrio Lindo, caminar entre el tumulto, pisar o hacerse pisar los talones, alimentar con su presencia una colmena donde confluyen compradores y vendedores en pleno diciembre, a pocos días de la Navidad y la llegada de un nuevo año.

Existen tres formas de llegar a la Feria Barrio Lindo y las tres tienen sus inconvenientes: en micro, en taxi o en vehículo particular. El tráfico se pone apretado desde por lo menos 10 cuadras antes de ellas al cuarto anillo y avenida Brasil. Quienes van en micro deben soportar la marcha lenta de esos motorizados; los que van en su propio vehículo, buscar un espacio en los parqueos que paran repletos; y a los que van en taxi el problema se les presenta al salir de la feria porque encontrar uno disponible es una tarea que demora bastante

Pero una vez los compradores están ya instalados en la feria, lo que hacen de inmediato es ponerse manos a la obra: caminar, estirar el cuello para abrir la visión y mirar los juguetes que cuelgan de los corredores, de los pasillos, de los puestos de los comerciantes. Y sobre todo: preguntar y hacerse el difícil, el que uno no está interesado. Eso hizo doña Regina y doña Raquel, doña Muñeca y don Valentín, doña Roxana y don Luis, quienes con un presupuesto, por ejemplo, de Bs 500 han conseguido comprar cinco juguetes, monto con el que el año pasado compraban entre dos o tres.

Los juguetes clásicos compiten con los electrónicos de igual a igual. La demanda de bicicletas, por ejemplo, es una de las más fuertes, según cuenta Mario Contreras, un comerciante que año tras año vende estos vehículos de dos ruedas que se para afuera de su tienda para conquistar a sus clientes.

“La situación está un poco difícil. El año pasado yo paraba sentado en mi tienda, esperando a que la gente entre sin que yo lo invite, ahora todo el día trabajo parado porque debo promocionar las bicicletas personalmente”, explica y detalla que el 2017 una bicicleta montañera para adulto costa Bs 1.100 y ahora ha bajado hasta a Bs 800.

En este sector de la feria de Barrio Lindo también se venden triciclos, andadores para bebés y patines. Cuando los padres van de compras con sus hijos suele ser más difícil concretar grandes rebajas porque los niños suelen encapricharse con un producto y ayer se vio a más de cuatro niños llorando porque quería ese y no otro triciclo.

“Por eso yo prefiero salir de compras sin mis hijos”, comentaba la señora Argelia, al ver a varios menores ansiosos de que sus padres concreten la compra del regalo.

“Desde que los niños creen menos en Papá Noel, cuesta dejarlos en casa. Con mi primer hijo yo me iba sola a hacer las compras, pero con el último que tuve la cosa ha cambiado. Él me dice que prefiere elegir su regalo porque ya no cree que se lo traerá un viejito que vuela en su trineo”, cuenta Lidia Mena - cho, que ayer luchaba contra el tumulto y se abría paso entre la multitud con su hija de siete años y una caja que contenía una muñeca con cuatro vestidos que había elegido su niña.

La voz de los comerciantes
La jornada de los comerciantes empieza bien temprano. Algunos llegan a las 6:00 para acomodar sus puestos, para que a eso de las 8:00, cuando llegan los primeros compradores, a los que ellos llaman ‘mañaneros’, empiecen a vender. Alberto es un comerciante que tiene su puesto en la feria desde hace 12 años. Dice que las rebajas que han sufrido los juguetes se deben a que sienten que no hay una de - manda masiva como el año pasa - do y que, frente a eso, prefieren re - bajar los precios a quedarse con la mercadería. “Los juguetes tienen su fuerte de salida en la Navidad. Si no aprovechamos esta tempo - rada, perdemos la oportunidad de vender y de no perder nuestro capital que utilizaremos durante el próximo año”, especifica con un notorio optimismo.

 

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