Afiliados a las federaciones de Cahuana y Labardens poco a poco vuelven a ocupar las calles de dicho mercado, pues aseguran que no hay venta en el nuevo centro y porque Flores no trasladó a su sector 

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5 de mayo de 2018, 8:00 AM
5 de mayo de 2018, 8:00 AM

Cerca de la medianoche de este viernes, el gobierno municipal inició un nuevo operativo para recuperar los espacios públicos de La Ramada de la zona céntrica, ya que gremiales afiliados a las federaciones de Róger Labardens y de Jesús Cahuana están volviendo poco a poco a ocupar las calles y aceras de dicho sector, con el argumento de que en el nuevo Mercado Minorista La Ramada, ubicado en la avenida Moscú, no hay ventas y porque las autoridades municipales tampoco han logrado retirar de la antigua La Ramada a los comerciantes afiliados a la Federación Gremiales Unidos, que encabeza Jaime Flores.

El operativo, que empezó cerca de las 23:00, estuvo encabezado por el secretario municipal de Seguridad Ciudadana, José Antonio Ayala. No obstante, la acción no fue para retirar a los comerciantes asentados en los espacios públicos, sino para sacar los tinglados, letreros, calaminas y otras estructuras que existen en la avenida Isabel la Católica.

En la acción participaron más de 2.000 funcionarios, entre guardias municipales y personal de otras reparticiones de la comuna. “Vamos a trabajar toda la noche”, manifestó Ayala, al señalar que los afiliados a la federación de Flores  deben trasladarse hasta este domingo al terreno ofrecido por la comuna para el sector, situado frente al nuevo mercado minorista, pues en una acción posterior  no se descarta utilizar la fuerza y decomisar los productos.

Comerciantes
El 30 de abril, Benigna Guzmán, afiliada a la Asociación 15 de Febrero, que lidera Róger Labardens, de manera voluntaria alzó sus canastos con lechuga y cebolla y sus cajas de tomate que tenía en las calles Sutó y Amboró, y se trasladó al nuevo mercado minorista La Ramada, en procura de un lugar fijo y con techo para vender; sin embargo, la mujer no consiguió un puesto, pese a que es una comerciante que por más de 20 años vendió en las calles de la antigua La Ramada. Por este motivo, ella ayer decidió volver a ocupar su puesto antiguo y reanudar la venta.

“Me dijeron que me acomode en una de las esquinas del nuevo mercado, pero cuando acomodé mi venta vino un inspector y me ordenó que alzara mis cosas porque no se podía vender en los pasillos”, dijo la mujer.

A su lado hay otras comerciantes de verduras, como Bernardina Trujillo y Celestina Mercado, también afiliadas a la asociación de Labardens, que decidieron volver a ocupar los espacios públicos de la antigua La Ramada, argumentando que tampoco consiguieron puestos de venta en el nuevo mercado de la av. Moscú.

Hasta el jueves, las aceras de la calle Amboró estaban libres de comerciantes de plantas medicinales y zapatos, pero ayer dichos espacios nuevamente fueron ocupados por vendedores, no solo de la federación de Labardens, sino también de Cahuana.

Beatriz Machicado es afiliada a la Asociación 10 de Octubre, que es parte de la federación de Cahuana. Ella logró tener un puesto en el mercado minorista, pero con los argumentos de que allí no hay venta y que la Alcaldía no ha logrado desalojar al sector de Flores, decidió reabrir su puesto en la acera de la calle Amboró.

En la antigua La Ramada, una de sus hijas vende zapatos, mientras que Beatriz atiende su puesto de venta de verduras en el nuevo centro de abastecimiento.

En la mayoría de las calles de La Ramada de la zona central, los gremiales de la federación de Flores permanecen en vigilia en resguardo de sus puestos y atienden sus negocios.

Los comerciantes afines a Flores aseguran que se trasladarán al terreno que les ofreció la presidenta del Concejo, Angélica Sosa, pero cuando el lugar esté listo.  Otras condiciones que ponen son que la comuna les garantice un espacio adecuado para los 2.800 comerciantes que, según ellos, son del sector; que los puestos de venta midan 5 m², que las autoridades municipales aprueben el proyecto de construcción de un nuevo pabellón en el terreno de 10.000 m² donde se asentarán y, finalmente, que les garanticen los recursos para la ejecución de la obra. 

“No importa que por un tiempo estemos vendiendo a la intemperie, lo importante es que tengamos un espacio adecuado para los 2.800 socios”, afirmó ayer Flores.

Sobre el retorno de estos comerciantes, el concejal Rómel Pórcel dijo ayer que el sector de Flores deberá trasladarse en dos o tres  días al nuevo centro. EL DEBER intentó conocer ayer la versión de la presidenta del legislativo, Angélica Sosa, pero no fue posible.

El ofrecimiento

El terreno que ofreció la arquitecta Sosa al sector de Flores está ubicado frente al mercado minorista La Ramada, concretamente en la calle Topáter, a escasos metros del módulo educativo Calama, en la zona denominada 23 de Marzo Villa Calama. La calle está asfaltada.

Según la administradora del minorista La Ramada, Sonia Rueda, la aprobación del proyecto y la licitación para la construcción del nuevo pabellón tomará entre 60 y 90 días. Ayer se vio a un grupo de obreros vaciando cemento en dicho terreno. 

En los ambientes del nuevo mercado se observó también a  funcionarios  ordenando no solo el tráfico vehicular, sino también a los comerciantes que ya están asentados en los diferentes pabellones. 

El objetivo es evitar que los comerciantes ingresen con sus motorizados sin carga y ocupen el área del parqueo interno durante las 24 horas del día. 

Lo que se ve

En la calle Sutó
Los vendedores de vajillas, frutas, ropa y plástico instalaron sus mercaderías en plena calle. En esa zona no se vio al personal de la comuna resguardando los espacios públicos.

En la av. Grigotá
Similar situación se vio en algunas partes de la acera de esa avenida. Algunos vendedores de ropa usada y de hierbas medicinales decidieron desobedecer la instructiva de la comuna de desocupar las calles y aceras.

En vigilia
Un grupo de comerciantes que hasta el jueves vendía entre la av. Grigotá y la av. Omar Chávez se trasladó al mercado minorista La Ramada para instalar una vigilia en procura de obtener un espacio para vender sus productos. Hasta ayer no tenían respuesta a su petición.

Los ambulantes
Vendedores de asadito, api, comida, choclo con queso y de refrescos se asentaron en la parte interna del nuevo mercado e instalaron sus puestos de venta apegados a las paredes del mercado.