Se trata de Miguel Apaza un zapatero oriundo de Potosí, que cuenta que este oficio lo apartó de las drogas y otros vicios. Instaló de manera temporal su taller en EL DEBER, como parte de la campaña Un canal de Vida, que impulsa este medio

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12 de julio de 2018, 15:42 PM
12 de julio de 2018, 15:42 PM

Miguel Apaza (34) habla sin tapujos de su pasado. Su vida en las calles se remonta a los 14 años, cuando abandonó la casa de su madre, que mantenía como podía a sus seis hermanos, ante el desamparo de su padre. Tras el largo periplo de habitar en canales y avenidas de Santa Cruz y Cochabamba; 'recompuso' su vida hace un año, cuando alcanzó el sueño que alimentó como antídoto contra sus pesadillas: instalar una zapatería.

En realidad el sueño de una vida mejor comenzó un poco antes, alrededor de los 30 años, luego de varias recaídas en drogas (clefa, marihuana, píldoras, pitillo) y hurtos menores. Cuenta que abandonó ese mundo de felicidad temporal a raíz de un profundo miedo: "Cuando fumaba era feliz, pero cuando el efecto pasaba me venía la depresión y en las noches tenía pesadillas", relató.

 

En este video Don Miguel muestra su trabajo:

 

 
El sueño de instalar una zapatería salvó a Don Miguel

#EstásConectado #SantaCruzBo Se trata de Miguel Apaza un zapatero oriundo de Potosí, que cuenta que este oficio lo apartó de las drogas y otros vicios. Instaló de manera temporal su taller en EL DEBER, como parte de la campaña Un canal de Vida, que impulsa este medio. La fundación Calentando Corazones, lo ayudó a conseguir su máquina para trabajar, pide que más empresas se sumen y apoyen este tipo de iniciativas

Posted by EL DEBER on Thursday, July 12, 2018

 

 

Los primeros años

En la adolescencia se inició limpiando micros y vendiendo chicles, para financiar sus vicios. A los 18 años se instaló en 'telos' o alojamientos en los que compartía una sola habitación con otras personas en situación de calle, de la que los desalojaban por viciosos; a los 20 años 'se lo llevaron' al cuartel, y cuando salió sintió los deseos de trabajar y abandonar ese estilo de vida, pero todavía le quedaba un camino largo por recorrer. 

Fue en las calles que conoció a Gladys Echenique, fundadora de Calentando Corazones, un grupo de voluntariado al que actualmente pertenece y en el que comparte su experiencia de vida con otros jóvenes que atraviesan una situación similar e intentan salir. 

"Lo conocí hace siete años, era de las personas que intentaban superar la adicción a las drogas pero no podían. Hace año y medio se notó que su decisión era verdadera; llegó un día triste (a su casa), porque había carpido un lote enorme y le habían pagado apenas Bs 50, dijo entonces que ya no quería ser explotado", cuenta Gladys.

Decidieron organizar una campaña en la plaza 24 de Septiembre para recaudar fondos y comprarse una máquina de zapatería, y aunque él no quiso ir, lo alentaron y comenzaron a ir durante una semana. Lograron juntar Bs 1.100 y que un señor (José Díaz) le done la máquina soñada. 

Miguel busca más empresas que lo apoyen. Foto: Rolando Villegas

 

Un Canal de Vida

Don Miguel estableció su zapatería frente al Cine Metro, sobre la avenida Irala, y su preocupación en la actualidad es el desalojo de los ambulantes de la zona, con la que teme quedarse sin la fuente laboral que le permite vivir de manera digna y alejado de los vicios.  

Enterada de esta situación, la directora de Relaciones Institucionales de EL DEBER, María Ingrid Rivero, explicó que decidieron brindarle su apoyo a través de Un Canal de Vida, una iniciativa de este medio que apunta a brindar ayuda a las personas en situación de calle, y que en el caso de Miguel, consiste en abrirle las puertas del periódico para que desempeñe su trabajo de manera temporal y pueda garantizarse un ingreso económico. 

Miguel destacó que en los dos días de trabajo en el periódico, obtuvo varias solicitudes que le permiten garantizarse el sustento diario; alentó a otras empresas a asumir una actitud similar, para que puedan ayudarlo a él y a otras personas en situación de calle que buscan superar las adversidades. 

Brindó sus servicios en EL DEBER. Foto: Hernán Virgo

 

Para enfrentar la adversidad

Miguel que pasó gran parte de su vida en la calle, experimenta un cambio significativo en su vida; ahora alquila un cuarto que sostiene con su propio trabajo, tiene una cama, una tele y espera que pronto se pueda comprar un celular. 

"Debo ser fuerte, porque ahora no respondo solo por mí, soy un guía para jóvenes que asisten a mis charlas y me toman como su ejemplo. Para orientarlos tengo que tener la moral para hablarles y decirles que su vida puede cambiar", aseguró. 

Miguel asiste una vez por semana a la fundación Calentando Corazones, y dirige una charla dirigida a jóvenes que quieran aprovechar la sabiduría que le dejó su experiencia. Su familia se comunica poco con él, sabe que les ha fallado muchas veces, pero confía que con el tiempo pueda recuperar su confianza. 

Este es el puesto de Miguel en la Ramada, sin embargo teme el desalojo

Breve biografía 

Tiene 34 años y es oriundo de Potosí. Tiene seis hermanos, tres menores y tres mayores. Fue lustrabotas y en Cochabamba aprendió de sus amigos el oficio de reparar calzados.