La Cámara de Diputados decidió de manera unánime otorgarles este título, que será entregado de manera oficial el 29 de junio, cuando se celebra el ritual

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11 de mayo de 2018, 8:38 AM
11 de mayo de 2018, 8:38 AM

Después de varios años de intenso trabajo en los tres niveles de gobierno se consolidó la ley nacional que declara al ritual de Los Yarituses como Patrimonio Cultural e Inmaterial del Estado Plurinacional, con lo que se logrará una amplia difusión de una celebración que ha marcado la historia de San Javier, que se origina a partir de la fundación como misión jesuítica en el año de 1691.

El Proyecto de Ley aprobado este miércoles por unanimidad, busca que esta ceremonia, desarrollada en el municipio de San Javier, (provincia Ñuflo de Chávez de Santa Cruz), sea revalorizada como expresión de la identidad de la región, y además sea difundida a escala nacional e internacional.

En estos últimos años se ha trabajado para revalorizar esta tradición como expresión de la identidad cultural no solo de San Javier sino de toda la región. Se inició con la declaratoria de patrimonio municipal, posteriormente se elevó al rango departamental y ahora, en el nivel nacional, ya ha dado un paso importante al haberse aprobado en Diputados. En los próximos días continuará en la Cámara de Senadores, para luego ser promulgada por el presidente del Estado Plurinacional, Evo Morales.

Las autoridades municipales de San Javier recibieron la noticia a través del Ministerio de Turismo y Culturas, por lo que el 29 y 30 de junio, en la festividad tradicional de los Yarituses, se hará la entrega del documento de la Ley de Patrimonio.

Rebeca Cuéllar, directora de la Unidad de Turismo y Cultura del municipo javierano, dijo que para ellos es un gran logro de que esta ley se pueda dar. “Implica bastante el tema de preservar la cultura, el beneficio va a ser para los municipios. Fue muy importante el apoyo del Gobierno desde que iniciamos las gestiones en 2016 con el entonces ministro de Culturas Marko Machicao, con la llegada de la ministra Wilma Alanoca seguimos trabajando hasta que se dio”, comentó Cuéllar.

El artista Juan Bustillos, que tiene su taller Búho Blanco en este municipio, también estuvo apoyando en varias actividades con su trabajo para consolidar este nombramiento. “Es muy bueno que por fin San Javier obtuviera esta declaración, el ritual de los yarituses es muy hermoso y merece ser conocido en todo el mundo”, expuso Bustillos.

Historia

Los Yarituses es un ritual que iniciaron los antiguos piñocas y son la base de la historia de San Javier.  Sus orígenes datan de cientos de años antes de la llegada de los conquistadores españoles a América. Ellos, los piñocas, creían que el piyo era un ave sagrada o un ser supremo, le atribuían a él el hecho de tener una buena temporada de cosecha, cacería y pesca. Los lugares altos fueron el escenario donde con danzas y cantos en su idioma nativo realizaban el ritual, de ahí el nombre de yarituses (los que adoran en cerros y colinas), con el paso de los siglos la tradición se ha mantenido intacta. 

Cuando los jesuitas llegaron a este territorio y fundaron la misión (1691) apreciaron el ritual y lo fusionaron con las tradiciones católicas ; desde entonces, el 29 y 30 de junio son las fechas de la danza tradicional que coincide con la festividad de los santos Pedro y Pablo.

Después de la expulsión de los jesuitas (1767) hasta la actualidad,  es el cabildo indígena chiquitano de  San Javier quien está encargado de mantener vivas sus tradiciones y cultura, desde esta institución se promueve año a año mantener vigente el ritual, tanto así que ya ha traspasado fronteras para permitir la llegada de cientos de devotos y danzantes.

Del ritual de los yarituses participan niños, jóvenes y adultos, y principalmente el Cabildo indígena Chiquitano. 

Un rito que lleva siglos

Todos los años, unos 500 danzantes entre yarituses y abuelos llegados de distintos barrios y comunidades de San Javier, además de algunos de la capital cruceña y otras localidades, danzan y cantan al son de la tamborita, haciendo un recorrido por los cuatro puntos de este municipio para concentrarse en su majestuoso templo misional.

Luego se inicia la procesión de San Pedro y San Pablo por las calles de la ciudad javiereña.
No hay una fecha exacta del inicio de esta tradición, pero se presume cientos de años antes de la llegada de los conquistadores españoles. El ritual lo realizaban a finales de junio.

Como indumentaria llevan los paichachís o sonajeros, que  eran utilizados (según las creencias) para espantar a los malos espíritus. Los panacús que cargan en la espalda son para llevar los  frutos de la cosecha, cacería y pesca.