En los distritos afectados de la capital cruceña se cuantifican los daños. La Alcaldía   se encarga de bombear los barrios, pero la maquinaria no abastece, esperan que la Gobernación y el Gobierno se manifiesten. La alerta del Senamhi persiste hasta hoy

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8 de enero de 2018, 4:00 AM
8 de enero de 2018, 4:00 AM

Cuando en la zona céntrica de la urbe se vivía la resaca de la primera celebración carnavalera, ayer en el barrio Los Vallecitos, en el distrito 10, uno de los más azotados por las lluvias, Ricardo Encinas, un padre de familia, todavía se hallaba recuperando sus objetos personales afectados por la lluvia del martes. Lo hace con el escozor que la conjuntivitis causa en sus ojos. 

Al ser consultado sobre cuándo volverá a habitar su vivienda junto con sus cinco hijos, dice temer que las lluvias vuelvan porque el agua supera el metro de altura “en cuestión de minutos”  y como prueba señala la marca que el agua dejó en uno de los muros de su vivienda. De momento prefiere permanecer en un cuarto que una vecina les prestó.

Otros, con menos suerte, tienen que acudir al coliseo a pernoctar y abastecerse de alimentos que fueron dispuestos por las juntas vecinales y la Alcaldía. En una tienda de abarrotes el fideo, el arroz y el azúcar se echaron a perder, puestos al sol muestran un color marrón provocado por el barro. “Puede ver que la heladera se quemó y las vitrinas se rompieron”, lamenta la dueña.

La ayuda de la Gobernación cruceña y del Gobierno central la sellan procesos burocráticos. El miedo en las familias persiste, ni bien ven los cielos cubiertos saben que deben estar atentos para poner en resguardo a sus hijos y sus pertenencias porque “de un rato a otro el agua puede estar a la altura de la cintura”. 

Algunos de estos niños no conocen una temporada lluviosa sin que el agua haya llegado hasta sus viviendas y sus pies descalzos empeoran el panorama, no hubo tiempo de rescatar ni los zapatos y ahora que las aguas están bajando no saben dónde están.

Recursos no abastecen
En este distrito de la capital cruceña se dispuso de cuatro motobombas para terminar de sacar el agua y los sedimentos, pero al ser nueve de 85 los barrios afectados no hay cobertura para paliar la situación en pocos días. Los vecinos señalan que solo las autoridades municipales se han hecho presentes. Son cerca de 500 familias damnificadas.

El subalcalde de este distrito, Rudiger Padilla, aseveró que además de las motobombas dos cisternas se aprestan para acarrear el agua a lugares secos, pero admite que no es suficiente.

Si bien esta situación merma el malestar y la tensión en los vecinos de Los Vallecitos, existe preocupación porque hasta el momento la ejecución del canal de drenaje que solucionaría la situación de este barrio y otros como el Valle Hermoso, Bajío, Campo Rosa y Calama, no avanza.

Padilla señala que el plan del canal de drenaje está hecho de manera parcial, que tiene un 30% de avance y que estiman retomar la segunda etapa del trabajo en febrero con los recursos de un crédito otorgado por el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF). Sin embargo, un vecino murmura: “Recién se acuerdan de nosotros cuando ya vino el desastre”.

En este distrito se habilitó un albergue temporal, al igual que en los distritos más perjudicados, que son el 6, 7, 13 y 14 donde se les provisiona de alimentos. “Los vecinos están volviendo a sus casas porque las aguas ya están bajando. En el albergue de El Palmar del Oratorio cerca de 100 personas ya volvieron a sus casas”, aseguró  la secretaria municipal de Desarrollo Social, Rossy Valencia.

No obstante, una funcionaria de la Defensoría de la Niñez expresa que los vecinos prefieren estar en sus casas porque deben rescatar sus pertenencias y porque tienen miedo que los malvivientes se entren a robar.

Las enfermedades también están a la orden del día. Conjuntivitis, diarreas, resfríos, males estomacales, hongos y sabayones en los pies son el común denominador entre los vecinos afectados. Las brigadas médicas del municipio atienden a los distritos afectados, mientras que en las provincias son 25 médicos dispuestos por el gobierno departamental para los 13 municipios castigados por las lluvias. 

Sin embargo, el secretario de Salud y Políticas Sociales de la Gobernación, Óscar Urenda, expresó que los médicos se desplazaron a los barrios, a Puerto Paila y a Porongo, además de asegurar que los centros de salud tienen atención permanente. Solo en Yapacaní son 50 las comunidades afectadas.

El Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi)  mantiene la  alerta naranja por lluvias y rebalse de ríos. Para mañana y pasado se pronostican tormentas eléctricas en la ciudad.

La lluvia del sábado hizo crecer los ríos en provincias
En el municipio de Yapacaní, el titular de la Unidad de Gestión de Riesgos, José Manuel Fita, afirmó que las lluvias del sábado provocaron crecidas en los ríos Yapacaní e Ichilo, que superaron el medio metro de altura; no obstante, confirmó que las aguas volvieron a su cauce natural horas después y que el buen clima volvió al municipio.

Hasta el momento en Yapacaní se registraron 1.390 hectáreas dañadas en los cultivos. En los valles hubo pérdidas en 250 hectáreas de papa, siendo la localidad de Postrervalle la más afectada, según  un informe de Amdecruz. En Guarayos el río Zapocó se desbordó.

Asimismo, en Cotoca las aguas del río del mismo nombre volvieron a su curso normal. El alcalde Wilfredo Áñez señaló que la zona más afectada fue Puerto Paila, con 110 familias afectadas. Las lluvias también perjudicaron a los productores de ladrillos.

Hoy, a las 10:30, los alcaldes se reunirán con el ministro de Defensa, Reymi Ferreira, para exponer los daños que dejó el temporal.